Así que, el que piensa estar firme, mire que no
caiga (v. 12).
Lectura: 1 Corintios 10:1-13
La Biblia en un año: 1 Corintios 5
Cuando mi amiga Elaine se recuperaba tras una caída
tremenda, un empleado del hospital le colocó una pulsera de color amarillo
brillante que decía: Riesgo de caída. La frase quería decir que debían tratarla
con cuidado, que ella quizá no tenía buen equilibrio y que la ayudaran a ir de
un lugar a otro.
En 1 Corintios 10, encontramos una advertencia
parecida para los creyentes. Echando un vistazo a sus antepasados, Pablo veía
la tendencia del hombre a caer en pecado. Los israelitas se quejaron, adoraron
ídolos y tuvieron relaciones inmorales. Todo esto entristeció a Dios; entonces,
permitió que sufrieran las consecuencias de sus errores. Sin embargo, el
apóstol dijo: «estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para
amonestarnos a nosotros […]. Así que, el que piensa estar firme, mire que no
caiga» (vv. 11-12).
Es fácil creer erróneamente que hemos superado un
determinado pecado. Aunque hayamos admitido nuestro problema, lo hayamos
confesado arrepentidos y nos hayamos comprometido a obedecer al Señor, la
tentación puede aparecer. Dios hace posible que no volvamos a caer, dándonos
una salida. Depende de nosotros que aceptemos esa vía de escape.
Señor, que pueda ver la salida que me ofreces
cuando soy tentado. Gracias por seguir obrando en mi vida.
Las grandes tentaciones suelen aparecer después
de grandes bendiciones.
Unos a otros
Y considerémonos unos a otros para estimularnos
al amor y a las buenas obras (v. 24).
Lectura: Hebreos 10:19-25
La Biblia en un año: 1 Corintios 4
Mientras esperaba para entrar en una de las
atracciones populares de Disneyland, noté que la mayoría de la gente
hablaba y sonreía, en lugar de quejarse por la larga espera. Esto hizo que me
preguntara qué hacía que esperar en aquel lugar fuera una experiencia
agradable. Al parecer, la clave era que casi nadie estaba allí solo, sino que
amigos, familiares, grupos y parejas compartían la situación, lo cual era muy
distinto a estar esperando sin compañía.
La vida cristiana está diseñada para vivirla en
compañía de otros, no a solas. Hebreos 10:19-25 nos exhorta a tener comunión
con otros seguidores de Cristo: «Acerquémonos con corazón sincero, en plena
certidumbre de fe […]. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra
esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para
estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos» (vv.
22-25). En comunidad, nos reafirmamos y reforzamos unos a otros,
«exhortándonos» (v. 25).
Aun los días más difíciles pueden convertirse en
una parte significativa de nuestra travesía de fe cuando los recorremos en
compañía de otros. No enfrentemos la vida solos; caminemos juntos.
Señor, quiero cumplir hoy con tu llamado
recorriendo con otros el camino de la fe y alentándonos unos a otros.
La vida en Cristo debe ser una experiencia
compartida.
Nuestro Pan Diario
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