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sábado, 1 de octubre de 2016

Las puertas de la adoración



Entrad por sus puertas con acción de gracias […]; alabadle, bendecid su nombre (v. 4).
Lectura: Salmo 100
La Biblia en un año: Gálatas 1
Al entrar en ciertas ciudades importantes, uno puede encontrar puertas famosas, como la Puerta de Brandenburgo (Berlín), la Puerta de Jaffa (Jerusalén) y las puertas de Downing Street (Londres). Construidas con fines defensivos o ceremoniales, todas representan la diferencia entre estar fuera o dentro de ciertas zonas de la ciudad. Algunas están abiertas; otras están cerradas para todos, excepto para unos pocos.
Las puertas a la presencia de Dios están siempre abiertas. El Salmo 100 era una invitación para que los israelitas entraran en la presencia de Dios por las puertas del templo. Se les decía: «Cantad alegres […]; venid ante su presencia con regocijo» (vv. 1-2). Cantar alegres era una expresión apropiada al saludar a un monarca en el mundo antiguo. ¡Toda la tierra debía cantar con alegría a Dios! Él les había dado su identidad (v. 3). Entraban por las puertas con alabanza y acción de gracias por la bondad, la misericordia y el amor del Señor, que permanece para siempre (vv. 4-5). Incluso cuando se olvidaban de su identidad y se alejaban de Dios, Él seguía siendo fiel y los invitaba a entrar en su presencia.
Las puertas en la presencia de Dios siguen abiertas, invitándonos a ir y adorar.
¿Qué debe motivarnos a adorar a Dios? ¿Qué palabras de alabanza puedes ofrecerle hoy?
Las puertas a la presencia de Dios están siempre abiertas.

¿Listo para un cambio?
Mas el fruto del Espíritu es […] dominio propio (vv. 22-23 LBLA).
Lectura: Gálatas 5:16-25
La Biblia en un año: 2 Corintios 6
El dominio propio es tal vez una de las cosas más difíciles de lograr. ¿Cuántas veces hemos sido derrotados por un mal hábito, una pésima actitud o una perspectiva equivocada? Hacemos promesas de mejorar. Le pedimos a alguien que nos ayude, rindiéndole cuentas. Pero, en el fondo, sabemos que no tenemos la voluntad ni la capacidad de cambiar. Podemos hablar, hacer planes, leer libros de autoayuda, ¡pero nos resulta difícil vencer y controlar muchas de las cosas de nuestro interior!
¡Felizmente, Dios conoce nuestra debilidad, y también el remedio! La Biblia dice: «Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio…» (Gálatas 5:22-23 LBLA). La única manera de tener dominio propio es dejar que el Espíritu Santo nos controle.
Es decir, nuestro enfoque no debe ser el esfuerzo, sino la consagración: vivir cada momento en sumisión al Señor, confiando en Él y no en nosotros mismos. Pablo señala que este es el significado de «andad en el Espíritu» (v. 16).
¿Estás listo para un cambio? Puedes cambiar porque Dios está en ti. Al entregarle el control, el Señor te ayudará a producir el fruto de su semejanza.
— jfg
Señor, necesito tu poder para poder cambiar y crecer. Me entrego a ti. Ayúdame a entender cómo ser sumiso para ser lleno de tu Espíritu.
A Dios le interesa más nuestra consagración a Él que nuestras habilidades.
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