… venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio
(v. 17).
Lectura: Nehemías 2:11-18
La Biblia en un año: Mateo 20:1-16
Cuando Edward Klee volvió a Berlín después de muchos años, la ciudad que
recordaba y amaba ya no estaba. Había cambiado drásticamente, y él también. En
un artículo de la revista Hemispheres, escribió: «Volver a una ciudad que una
vez amaste suele ser impredecible. […]. Puede ser decepcionante». Regresar a
lugares del pasado podría generar sentimientos de tristeza y pérdida. Nosotros
ya no somos iguales ni lo es el lugar que significaba tanto para nuestra vida.
Nehemías había estado exiliado de Israel durante muchos años, cuando se
enteró del clamor desesperado de su pueblo y de la devastación de Jerusalén.
Artajerjes, el rey persa, le dio permiso para que volviera y reconstruyera los
muros. Tras una noche examinando la situación (Nehemías 2:13-15), Nehemías les
dijo a los habitantes de la ciudad: «Vosotros veis el mal en que estamos, que
Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y
edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio» (v. 17).
Nehemías no volvió para recordar, sino para reconstruir. Esta lección es de
suma importancia al pensar en las partes dañadas de nuestro pasado que
necesitan ser reparadas. Nuestra fe en Cristo y su poder nos permiten mirar
hacia adelante, avanzar y reconstruir.
Señor, ayúdame a reconstruir mi vida.
No podemos cambiar el pasado, pero Dios nos está cambiando a nosotros para
el futuro.
Salvador
eterno
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo
soy (v. 58).
Lectura: Juan 8:48-59
La Biblia en un año: Mateo 19
Jeralean Talley murió en junio de 2015; era la persona más vieja del mundo:
116 años. En 1995, la ciudad de Jerusalén celebró su cumpleaños número 3.000.
Para una persona, 116 años es ser viejo; y para una ciudad, 3.000 lo es; pero
hay árboles que viven más. Se ha determinado que un pino de las Montañas
Blancas de California tiene más de 4.800 años. ¡Esto lo ubica 800 años antes
del patriarca Abraham!
Cuando los líderes religiosos judíos cuestionaron la identidad de Jesús, Él
también declaró ser anterior a Abraham: «Antes que Abraham fuese, yo soy» (Juan
8:58). Esta valiente afirmación consternó a sus adversarios; entonces,
procuraron apedrearlo. Sabían que no se refería a su edad cronológica, sino que
proclamaba ser eterno, ya que utilizaba el antiguo nombre de Dios: «Yo soy»
(ver Éxodo 3:14). Como miembro de la Trinidad, su declaración era legítima.
En Juan 17:3, Jesús oró: «Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti,
el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado». Jesús, el
Eterno, entró en el tiempo para que nosotros pudiéramos vivir para siempre. Y
concretó esta misión al morir en nuestro lugar y resucitar. Al recibirlo como
Salvador, pasaremos la eternidad con Él.
Señor Jesús, te recibo como Salvador para tener vida eterna y estar contigo
para siempre.
[Cristo] es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.
Colosenses 1:17
Nuestro Pan
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