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sábado, 22 de mayo de 2010

Si tuviera plata me mandaría a mudar

Por Alejandra Stamateas, Argentina

Mateo 15:21
«Partiendo de allí, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón. Una mujercananea de las inmediaciones salió a su encuentro, gritando:--¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija sufre terriblementepor estar endemoniada.Jesús no le respondió palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él yle rogaron:--Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando.--No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel --contestó Jesús.La mujer se acercó y, arrodillándose delante de él, le suplicó:--¡Señor, ayúdame!Él le respondió:--No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros.--Sí, Señor; pero hasta los perros comen las migajas que caen de lamesa de sus amos.--¡Mujer, qué grande es tu fe! --contestó Jesús--. Que se cumpla loque quieres.Y desde ese mismo momento quedó sana su hija.»
"Si tuviera plata me mandaría a mudar" es una expresión que muchas veces elegimos usar cuando sentimos que estamos en una situación que nos está ahogando, presionando. Estamos disconformes, queremos salir de esa situación por la que estamos pasando y creemos que el único obstáculo es el dinero; y decimos que si tuviéramos la plata "yo me voy de mi trabajo, me busco otro", "pero si no fuera porque no tengo plata para irme a otro país, porque yo ahí tendría éxito, pero no tengo plata para los pasajes", "si yo tuviera la plata sabés cómo los abandono a todos en casa y que se arreglen como puedan", "me iría de mi ciudad a otro lugar, pero no tengo plata".
En realidad esa es una frase muy adolescente. ¿Cuántas de ustedes en la adolescencia querían irse de su casa? Estabas harta, ya querías irte de tu casa, pero en realidad la plata era una excusa; vos no te ibas porque había temores en tu vida, había otras inseguridades. Nosotras sabemos muy bien que cuando queremos lograr algo, lo logramos con plata o sin plata. Cuantas alguna vez escuchamos a gente que dijo "me fui con lo puesto"; o sea que si querés lograr algo en la vida lo vas a lograr. Ahora, si vos ponés un obstáculo, es porque en realidad ese obstáculo te está indicando que detrás hay otros miedos que hay que sanar. Queremos un cambio y eso es seguro; cuando nos quejamos por algo es porque queremos que se provoque un cambio en nuestra vida. Cuando quisimos un cambio le pedimos a Dios "Señor, cambiá esta situación; Señor quiero que todo sea diferente, quiero ser feliz, quiero vivir una vida diferente", y a veces parece que la respuesta no viene.
Muchas veces cuando le pedimos algo a Dios,
Dios nos pone en suspenso, entre paréntesis.
¿Cuántas sienten que están en algún área de su vida en suspenso? En el área emocional, en el área física, en el área laboral, en el área intelectual, en suspenso. Y es muy frustrante pedir algo a Dios y no ver la respuesta, porque vos te imaginás que Dios te lo va a dar enseguida; y a veces pasan cinco, diez años, quince años, o tres meses, y para vos que estás entre paréntesis, en suspenso parece que la cosa no viene. Es feo estar en suspenso; así nos pasa a veces espiritualmente. ¿Qué esperas que todavía no viene? ¿Qué estas esperando? Quiero que te concentres en eso, porque de eso se trata, de lo que Dios está haciendo en tu vida.
"Dios está trabajando en mí"
Así le paso a esta mujer de la historia. Era una mujer cananea; los judíos creían que los cananeos no podían recibir nada de Dios porque decían que eran paganos. Viene una mujer cananea que necesita algo para su hija enferma; y le grita a Jesús. Toda la gente estaba enojadísima porque decían "¿cómo Jesús le va a dar importancia a esta cananea que es una pagana, que cree en un montón de otros dioses?; no le va a hacer caso". Pero a pesar de eso la mujer se acerca y lo primero que hace es gritar "¡hijo de David!". ¿Por qué le dice esa frase, si los cananeos no usaban esa frase? Porque es una frase que usaban los judíos, y ella quería demostrarle a Jesús que era judía, "si Jesús cree que yo soy judía me va a dar el milagro que necesito para mi hija". Y cuando empezó a gritar de esa manera Jesús no le respondió; porque a Jesús no le importa de dónde venís, no le importa la religión que tenés; a Jesús no le importa tu nivel económico, tu nivel social, a Jesús no le importaba nada de eso. O sea que Jesús no iba a jugar el juego de esta mujer y decirle "vos querés aparentar que sos judía para que haga un milagro, pero yo no necesito que te hagas judía para eso". Esta mujer entendió que, como Jesús no le respondía tendría que cambiar la actitud; y lo que hizo fue acercarse lentamente hacia donde estaba Jesús, inclinarse y decirle "Señor ayúdame". Simplemente, sin fórmulas, voy con mi necesidad "Señor ayúdame". Cuando estés en problemas, y tal vez ya le hayas pedido a Dios, cambiá tu actitud. A Jesús no le tenés que mostrar un papel de nada, no tenés que venir veinte millones de veces a la iglesia para pedirle algo; ante Jesús tenés que tener una actitud de humildad y de adoración. "El único que puede hacer algo por mi hija es Jesús, por eso yo voy a hacer lo que a Él le agrada".
El único que puede hacer un milagro en tu vida es el Señor Jesucristo, y si vas con una actitud de adoración Él va a venir, va a darte lo que querés, va a decir "grande es tu fe" y te va a dar el milagro que estás esperando.
1) Tengo que revisar mi motivación
A Dios no le interesan los papeles sino la actitud del corazón. La espera sirve para limpiar nuestras motivaciones; ¿qué hay en realidad detrás de lo que estamos pidiendo? No porque estemos pidiendo lo incorrecto y Dios se vaya a enojar. Dios no se enoja; Dios quiere que vos sepas cuál es tu verdadera motivación para pedir lo que estás pidiendo. Mujeres que saben su motivación dicen "Alejandra yo no quiero un marido porque necesite un hombre; yo quiero un padre para mis hijos; no quiero que mis hijos crezcan sin padre", esa mujer tiene en claro lo que está pidiendo. No está pidiendo una pareja, sino un padre para sus hijos. Pero si vos no lo tenés en claro vas a pedirle a Dios cosas que no necesitás. Lo tengo que tener en claro. Vos querés ser líder, "que me levanten de líder"... ¿para qué?, ¿para soltar el poder de liderazgo que tenés y hacer crecer a la gente, o queres ser líder porque es el único lugar donde vas a poder tener autoridad y mandar a todo el mundo, porque en tu casa nadie te da importancia? O sea, ¿cuál es la motivación en lo que estás pidiendo? Por eso Dios te pone entre paréntesis, para que analices. Porque Él sabe y quiere que analices cuál es la motivación de lo que estás pidiendo, y entonces recibas lo que realmente necesitás y no otra cosa que no necesitás.
2) Dios quiere que aprendas responsabilidad
¿Qué es esto de aprender responsabilidad? Dios a veces nos pone en espera para que seamos responsables y sigamos siéndolo con lo que tenemos. Hoy vivimos en un mundo en el cual todo es descartable, todo cambia rápidamente. Le damos un celular a nuestros hijos y al otro mes ya quieren otro; tienen una computadora y al poco tiempo quieren otra. Parece que todo es descartable: que las relaciones las podemos descartar, que nuestra familias las podemos descartar, queremos todo rápido, todo ya. Y el Señor muchas veces cuando le pedís algo y no te lo da, te deja entre paréntesis porque quiere que seas responsable con lo que tenés, para que cuando te dé lo que le estás pidiendo lo puedas cuidar mejor.
¿Se acuerdan cuando nuestros hijos eran chiquitos?, ¿qué les decíamos? "yo no te compro otro juguete hasta que no cuides los que tenés; hay un montón de juguetes ahí que no estás usando, yo no te compro nada hasta que no uses esos". Más o menos la historia es parecida; a veces tenemos cosas y, como queremos otras, descuidamos éstas; y le estamos pidiendo al Señor algo más grande. Le pedís a Dios una casa pero estás descuidando la tuya. Yo me di cuenta el día que me quería mudar, y la casa que queríamos no aparecía; hasta que el Señor me dio esta lección: "no estás cuidando lo que sí te di, lo que ya es tuyo, lo que sí te pertenece y de lo que hoy sos responsable de cuidar". Mi casa estaba muy desarreglada, y empecé a arreglarla como podía, adornarla con pequeñas cosas hasta que me empezara a gustar. Le hice cambios de muebles, mover cosas de lugar, las cortinas, pequeños cambios para mostrar que realmente estaba siendo responsable con lo que sí tenía, con lo mío. Cuando empecé a hacer eso, la casa más grande y nueva vino.
Dios a veces nos pone las respuestas entre paréntesis
para que aprendamos a ser responsables con lo que ya nos dio.
¿Qué es lo que querés?, ¿qué es lo que estás pidiendo? ¿Hay algo descuidado de eso que tenés? Cuidalo. "Señor odio mi pelo, no me gusta", ¿estás cuidándolo el que tenés? "Señor odio mi cuerpo", ¿estás cuidando tu cuerpo? "Señor haceme nueva", ¿estás cuidando lo que tenés? Dios quiere que seas responsable; sé responsable con lo que es tuyo. Querida mujer no dejes caer nada de lo que tenés, cuidalo, sé responsable y hermosealo. Sino actuamos como los nenes: "total tengo otro, tiro este porque tengo el otro", y nosotras no podemos tirar nada de lo que Dios nos ha dado en la vida para cuidar. "Bueno, cuando tengamos el nuevo templo ahí ya no voy a tirar más botellas o papeles en el piso porque va a ser nuevo"... seamos responsables con lo que Dios hoy nos dio y el lugar en el que somos bendecidos. Vos no podés ir a lo nuevo si no sabés comportarte en este lugar. Le pedimos a Dios y Dios nos dice "a ver si sos responsable con lo que te di, que también en algún momento me lo pediste; sé responsable, yo voy a ver tu actitud". Dios está mirando tu actitud.
3) Tengo que confiar anticipadamente
Dios está haciendo ajustes. Cuando nos pone entre paréntesis es porque está haciendo ajustes para que recibamos lo que hemos pedido. Dios va a ver actitudes, y una de las actitudes que más valora Dios es ser perseverantes. Esta mujer fue perseverante, porque Jesús no le contestó, y ella dijo "yo tengo que buscar otra manera, Jesús a mí me tiene que responder". Usó su fe, fue perseverante y Dios bendijo su perseverancia.
Dios a veces nos pone en espera para ver si somos
perseverantes con lo que le hemos pedido.
¿Alguna vez fueron a comer a un restaurante y había fila para entrar? Te dijeron que había dos horas de espera... si vos sos perseverante y te gusta ese restaurante, sabés que ahí vas a comer lo que querés comer y que en ningún otro lugar preparan ese plato como lo preparan ahí, vos te vas a quedar dos horas esperando, y hay mucha gente que lo hace. Pero si vos no sos perseverante y te da lo mismo ir a un lado al otro, te das media vuelta y te vás, decís "ni loca espero dos horas". Esto es por un restaurante; pero cuando vos venís al Señor, Él quiere ver si tenés perseverancia en Él. Como esta mujer, que el único que tenía el milagro era Jesús. Pero si mañana te da lo mismo y decís "bueno, me voy al brujo de acá a la vuelta, que me pone la cintita roja y ya está"... ¿Tenés perseverancia en Jesús?, ¿seguís insistiendo a pesar de no verlo?, ¿tenes perseverancia en lo que pediste? Porque si vas a pedir algo y no sos perseverante, al otro día te vas a olvidar de que lo pediste... Si hay algo que pediste y seguís insistiendo, a pesar de que las circunstancias no están a tu favor, a pesar de que parece que Dios hace silencio, seguí siendo perseverante. Porque Dios va a ver tu actitud, y cuando vea tu perseverancia te va a soltar lo que te prometió. Fe anticipada es saber que Dios me lo va a dar. Si sos perseverante, dentro de poco vas a tener lo que le pediste al Señor. Soltá fe.
4) La espera limpia nuestras motivaciones
"¿Es esto verdaderamente lo que quiero? ¿Te estoy pidiendo esto Señor realmente porque lo que necesito, o estoy necesitando que sanes otra cosa de mi vida antes de dármelo?" Limpiar las motivaciones me hace responsable. Dios va a ver tu actitud, si estás cuidando lo que ya es tuyo, que te pertenece, para que Dios te dé lo más grande y entonces valores eso más grande.
5) La espera es una pausa activa
¿Qué pasa mientras esperamos? Dios está trabajando; la espera nunca es inactiva, la espera es activa. Los deportistas hablan de las pausas activas, hacés una pausa pero seguís haciendo algo, no es que dejás totalmente la actividad. Le pregunté a un experto qué era lo que ocurría en el momento de elongar, de estirar, donde parece que te querés ir a tu casa y el profesor te dice "falta algo". A vos te duele todo el cuerpo, no querés saber más nada. Porque en ese estiramiento te duele todo, parece una tortura china, "me mato haciendo gimnasia y ahora me mata veinte minutos elongando"... Y me dijo el profesor...
Elongar acelera los procesos de recuperación, si vos hiciste un mal esfuerzo va a acelerar tu recuperación. Si pasaste un mal momento en la vida, muchas veces vos le pedís a Dios algo rápidamente y Dios te dice "vamos a hacer una pausa para que puedas recuperarte y recibir lo que te voy a dar; sin esta pausa no vas a poder recuperarte de este desgaste emocional que tuviste con la experiencia anterior". Cuando tu vida de pareja fue un caos, no vayas a buscar inmediatamente otra pareja; necesitás una pausa para poder recuperarte de ese dolor emocional que tuviste.
La elongación previene que te vuelvas a lesionar. Por eso a veces Dios te dice "te estoy poniendo en una pausa para que no te vuelvas a lastimar; me estás pidiendo otra vez una pareja y no te sanaste de la anterior, yo te voy a hacer vivir una pausa; te la quiero dar, claro que sí, pero te voy a hacer esperar un tiempo para que no vuelvas a lesionarte", porque necesitás este tiempo para no volver a lastimarte.
Elongar contrae el músculo y lo relaja más rápido, eliminando la tensión de los tendones y las articulaciones, te relaja. Llega un momento cuando vos dejás de tensionarte y dejás de estar esperando ansiosa; es la pausa de Dios "me tomo cinco minutos, me tomo un té". En ese mismo momento vos empezás a relajarte y lo que tenés que hacer en ese momento de pausa, donde eso que pediste no viene, es relajarte. Relajate porque Dios está actuando en tu vida.
Elongar nos ayuda a tener movimientos más amplios. Cuando vos elongaste bien, después tu cuerpo puede hacer movimientos más amplios que antes; tal vez por la dureza no los podías hacer. Quiere decir que Dios a veces te hace una pausa para que luego, cuando recuperes la fuerza, puedas ir por mucho más.
En el tiempo de espera Dios está trabajando en tu vida para llevarte a mucho más.
Dios nos lleva siempre a través de temporadas, a través de estaciones de la vida y nosotras tenemos que saber en qué temporada estamos. Porque si sabemos en qué temporada estamos vamos a poder cooperar con Dios y no vamos a ser caprichosas y decir "lo quiero ya, no me lo da porque no me ama, no me escuchó, debo estar en pecado", como mucha gente dice... "ah, Dios no te lo da, por algo debe ser". Dios te lo quiere dar, pero te está preparando, te está equipando y entrenando para que cuando lo recibas lo disfrutes y tengas pleno placer. Por eso Él te está entrenando en este tiempo de la pausa; no es que no te escucha, no es que no quiere saber nada con vos, no es que no te va a dar nada porque vos estás mal. Estás en época de entrenamiento, si sabés que Dios te está entrenando, y vas a poder cooperar con Él. Dios está haciendo algo, está trabajando para lograr algo en tu vida.
Dice Eclesiastés 3 que hay una temporada, un tiempo para cada cosa debajo del sol. Para eso que Dios te va a dar hay un tiempo; y Él sabe cuál es el tiempo, Él lo determinó, por eso cooperá con Dios. Decile "Señor no sé bien qué estás haciendo, a veces parece que no siento nada, a veces parece que estoy perdiendo el tiempo, pero Señor yo quiero ver lo que estás haciendo, yo quiero saber que estás trabajando en mí, que hay algo que estás proyectando para mi futuro".
Un hombre del siglo pasado en su diario personal había escrito: "hoy fui a pescar con mi hijo... fue un día perdido". Pero ese mismo día su hijo escribió en su diario personal: "hoy fui a pescar con mi papá; fue el mejor día de mi vida". Vos podés ver tu día como perdido, ver tu tiempo de espera como perdido, o podés decretar "este tiempo de espera es el mejor tiempo de mi vida, porque Dios está planificando algo grande para mí. No es pérdida de tiempo, es tu pausa Señor". Abrazate al Señor; Él sabe lo que está haciendo. Que puedas decir "yo voy a colaborar con Dios en este tiempo de espera, porque Dios no me abandonó, Dios no hace silencio, si Dios me está entrenando para darme lo que le pedí. Está purificando todas mis motivaciones para que yo disfrute lo que le acabo de pedir, para que cuando venga no lo eche a perder, para que cuando venga sea un placer completo, y eso me agregue más ganancia y me lleve a algo más grande. Que pueda aprovechar cada minuto de mi vida y lo viva con felicidad. Que no vuelva a lesionarme y lastimarme y no tenga que volver a llorar en la vida. Dios está haciendo algo grande en mí; mientras estás entre paréntesis y eso que pediste no viene, Dios está entrenándote.
Tenés que cultivar un espíritu de agradecimiento. Agradecer no es una actitud solamente, no es "yo agradezco porque alguien hizo algo por mí"; eso es fácil. Tener un espíritu de agradecimiento es algo distinto, es algo que se cultiva, es un espíritu. Hay que cultivar ese espíritu de agradecimiento. ¿Qué es? Agradecer no importa las circunstancias; agradecer aunque todavía no tengo los resultados que quiero tener; eso es cultivar un espíritu de agradecimiento. Dios quiere eso, porque cuando aprendés a agradecer, vos quitás la raíz de amargura de tu vida. Lo que el enemigo quiere hacer en el tiempo de espera es que vos te amargues, niegues tu fe y te des vuelta, y te vayas a buscar a otro que no sea Jesús. Pero si cultivás el espíritu de agradecimiento Dios te pone feliz, porque agradecer es ver a Dios en todas las circunstancias de la vida, es saber que siempre Dios está presente y que algo grande Él está planeando, y dentro de poquito lo vas a recibir en tu vida. Agradecé por lo que tenés y por lo que todavía no vino.
Cultivá un espíritu de agradecimiento mientras esperás el milagro de Dios.
Escuchaba a una mamá que le decía a su nena "no mientas porque Dios se va a enojar con vos". ¡Qué cosa!, cómo le decimos a los chicos cosas de Dios y les hacemos sentir miedo de Dios, en lugar de decirle "no necesitás mentir, porque decir la verdad es maravilloso", y no meterle un Dios malo a una nena. No metas a un Dios malo en el medio; a vos te enseñaron un Dios malo, te enseñaron que Dios no te da eso porque tenés pecado, porque estás mal, porque cometiste un error, porque Él se olvidó de vos, porque no te tiene más en cuenta. Dios me tiene entre paréntesis porque me está entrenando tal vez, o me agarró de la mano y me está dirigiendo por el camino de la bendición y de la victoria. Vamos a empezar a agradecer; levantate a la mañana con una necesidad imperiosa de agradecer por todo, desde lo más pequeño hasta lo más grande, y lo que va a pasar en tu espíritu es único, no te lo vas a olvidar. Porque cuando empezás a agradecer y el agradecimiento fluye, la sanidad y la bendición vienen sobre tu vida.
Dios te está entrenando, va a purificar las motivaciones; Él te va a hacer una mujer perseverante, que no pierde nada, que siempre gana, te va a hacer perseverante hasta obtener lo que querés. Él va a hacer que seas responsable de todo, porque cuando te vea responsable te va a decir "a esta mujer le voy a dar más de lo que me pide", porque te va a dar más abundantemente, más de lo que pedimos o entendemos a aquellas que sabemos ser agradecidas. Sé agradecida, por ese hijo que tal vez esté haciendo macanas, por esa hija que se equivocó, por esa hija que no podés perdonar, por esa mamá que tal vez te maltrató, por ese marido... da gracias.
Fuente: Ministerio Presencia de Dios, Argentina.

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