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lunes, 24 de mayo de 2010

Verdaderamente libres

“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” Juan 8:36
A medida que vamos renovando nuestra mente con la verdad, vamos dejando que Dios se manifieste en todas las formas que desee en nuestra vida. De manera que todo lo que usted vaya sembrando en otras personas le estará dando oportunidad para confiar en el plan de Dios. Cuando leemos y meditamos en la Palabra de Dios estamos haciendo participar a Dios en nuestras vidas. En el pasado no nos podíamos imaginar que podíamos perdonar o amar como lo hacemos ahora. Cristo se va revelando en su vida y Él dijo: “Si el hijo os libertare serán verdaderamente libres.” Es decir que hay una forma falsa de ser libres, que es la religión, una forma en que las personas creen que son libres pero no lo son. Cristo, la Palabra, es quien nos da una gloriosa libertad. La verdadera libertad. Por eso lo invito hoy a que comience a darle más participación a Cristo en sus vidas. Verá que comenzará a manifestar cosas importantes en esta tierra, manifestará la gloria de Dios. Usted no será necio ni negligente porque está lleno de la naturaleza y la mente de Cristo.
Declare: “Soy semejante a Cristo y voy a andar en esta tierra como él anduvo. Si el hijo ya me hizo libre, caminaré verdaderamente libre.”
Usted tiene que entender que Dios mandó a su hijo a la tierra para traerle la revelación de su Palabra. Jesús mismo era la Palabra de Dios hecha carne. La Palabra dice que es el Verbo. Observe Juan 1:1 y 2.
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.”
Mire ahora el versículo14: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
Espero que le quede claro. Jesús es el hijo de Dios, es el Verbo que en el principio estaba con Dios y que luego fue hecho carne. Luego murió y resucitó y hoy está sentado a la diestra del Padre.
Cuando Cristo murió y resucitó lo hizo libre de toda maldición, de la muerte, de la enfermedad y de todo lo que se le ocurra.
Usted ya no tiene que vivir esclavo de nada, porque ya fue hecho libre. Usted ya está sano, ya está bendecido, ya está libre de toda deuda, ya es libre del temor. Comience a declararlo ahora mismo para que pueda verlo hecho realidad en su vida. Recuerde que la Palabra tiene poder y usted es el encargado de soltarlo a través de su boca.
Oración: Padre, hoy me declaro verdaderamente libre. Ya no viviré más en esclavitud de nada que no me deje servirte. Soy libre, soy libre, soy libre. Lo creo y lo recibo. En el nombre de Jesús, amén. Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina. Pastor del Ministerio Cristo la solución

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