La revelación en su vida es progresiva, ¡Dios está dispuesto a llevarlo fuera de la cautividad, por el camino de los sueños! Estará reflejando el reino y la gloria de Dios. El Dios que vive dentro de usted es más que una ayuda, su presencia revela gracia y amor.
Las naciones, la gente hablará de usted: “Yo lo conocía, yo sabía cómo él/ella era.” La gente va a hablar de usted, la gente verá a los que tienen problemas como los que usted tuvo y le dirán: “Te recomiendo que hables con él / ella que no sé cómo hizo pero está totalmente diferente.” ¿Cree usted hoy que todo esto puede ocurrir en su vida? Si lo cree diga: ¡Soy libre de la cautividad!
“Los que sembraron con lágrimas con regocijo segarán.” Hay cosas que usted tiene que hacer que le harán soltar lágrimas, pero lo conectarán con el regocijo. Declare: “¡Voy a traer las gavillas, mis manos estarán llenas de la plenitud de Dios!” Dios quiere mostrar su gloria y su esplendor, y lo hará a través de usted. Acá está la clave para salir de la cautividad. Declare: “¡Voy a cosechar con mucho regocijo y mis manos estarán llenas de gavillas!” ¿Cuál es la clave? Que usted esté sembrando.
Mire algo interesante, tiene que sembrar la semilla en acuerdo con la Palabra, aún en medio de la cautividad. No se trata de decirle al Señor: “¿Viste la situación que estoy pasando? ¡No me está alcanzado para el diezmo!” ¿Para qué le va a explicar todo eso si Dios es un Dios que conoce su corazón? En el proceso que tiene con usted quiere sacarlo de la cautividad. Aún en la cautividad tiene que diezmar. Ahí se conocerá su corazón. Hay algo en común entre las lágrimas y el regocijo: ¡su semilla de fe! Y hay algo que puede hacer para cambiar las lágrimas: ¡usar su semilla de fe! Al plantar con lágrimas, cosecharemos el fruto de esa semilla con regocijo. ¡Al dar la semilla, Dios lo sacará de la cautividad con regocijo!
No lo olvide: si quiere ser libre de la cautividad comience dando en medio de ella. Cuando sea libre, cosechará con regocijo y se acordará de su pasado como aguas que pasaron.
Oración: Padre, hoy me declaro libre de toda cautividad. Seré sembrador aún cuando todavía esté en medio de ella porque sé que al salir me espera la bendición de la abundancia. Gracias, en el nombre de Jesús, amén.
Las naciones, la gente hablará de usted: “Yo lo conocía, yo sabía cómo él/ella era.” La gente va a hablar de usted, la gente verá a los que tienen problemas como los que usted tuvo y le dirán: “Te recomiendo que hables con él / ella que no sé cómo hizo pero está totalmente diferente.” ¿Cree usted hoy que todo esto puede ocurrir en su vida? Si lo cree diga: ¡Soy libre de la cautividad!
“Los que sembraron con lágrimas con regocijo segarán.” Hay cosas que usted tiene que hacer que le harán soltar lágrimas, pero lo conectarán con el regocijo. Declare: “¡Voy a traer las gavillas, mis manos estarán llenas de la plenitud de Dios!” Dios quiere mostrar su gloria y su esplendor, y lo hará a través de usted. Acá está la clave para salir de la cautividad. Declare: “¡Voy a cosechar con mucho regocijo y mis manos estarán llenas de gavillas!” ¿Cuál es la clave? Que usted esté sembrando.
Mire algo interesante, tiene que sembrar la semilla en acuerdo con la Palabra, aún en medio de la cautividad. No se trata de decirle al Señor: “¿Viste la situación que estoy pasando? ¡No me está alcanzado para el diezmo!” ¿Para qué le va a explicar todo eso si Dios es un Dios que conoce su corazón? En el proceso que tiene con usted quiere sacarlo de la cautividad. Aún en la cautividad tiene que diezmar. Ahí se conocerá su corazón. Hay algo en común entre las lágrimas y el regocijo: ¡su semilla de fe! Y hay algo que puede hacer para cambiar las lágrimas: ¡usar su semilla de fe! Al plantar con lágrimas, cosecharemos el fruto de esa semilla con regocijo. ¡Al dar la semilla, Dios lo sacará de la cautividad con regocijo!
No lo olvide: si quiere ser libre de la cautividad comience dando en medio de ella. Cuando sea libre, cosechará con regocijo y se acordará de su pasado como aguas que pasaron.
Oración: Padre, hoy me declaro libre de toda cautividad. Seré sembrador aún cuando todavía esté en medio de ella porque sé que al salir me espera la bendición de la abundancia. Gracias, en el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina.
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