Examíname, oh Dios, […] y ve si hay en mí camino de
perversidad… (vv. 23-24).
Lectura: Salmo 139:17-24
La biblia en un año: Salmos 43–45; Hechos 27:27-44
En esta época del año, voy siempre al médico para
hacerme un chequeo físico. Aunque me siento bien y tengo buena salud, sé que
estos chequeos de rutina son importantes porque pueden revelar problemas que,
si no se descubren, pueden convertirse en enfermedades graves. Sé que permitir
que mi médico encuentre y solucione esos problemas puede prolongar mi
bienestar.
Sin duda, el salmista sentía lo mismo en la esfera
espiritual; por eso, oró al Señor: «Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
[…] y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno»
(Salmo 139:23-24). Hizo una pausa para darle al Señor la oportunidad de
examinarlo a pleno y sin condiciones, y, luego, se sometió a sus rectos
caminos, los cuales lo mantendrían espiritualmente saludable.
Por esta razón, aunque te sientas bien contigo
mismo, ¡es hora de que te hagas un chequeo! Solo Dios conoce la verdadera
condición del corazón, y únicamente Él puede perdonarnos, sanarnos y guiarnos
para que tengamos una vida limpia y un futuro productivo.
Señor, tú me conoces mejor que yo mismo. Investiga
en lo profundo de mi corazón para ver si hay algo que te desagrada. Límpiame de
mis caminos erráticos y guíame en tu sendero bueno y recto.
La
obra de Dios en nosotros no termina cuando somos salvos… solo comienza.
Nuestro Pan Diario
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