… Yo
soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre… (v. 35).
Lectura: Juan 6:30-40
La biblia
en un año: Job 30–31; Hechos 13:26-52
Cuando
Jesús vivió en este mundo, invitaba a la gente a ir a Él, y hoy sigue haciendo
lo mismo (Juan 6:35). Pero ¿qué tienen Él y su Padre celestial que nosotros
necesitemos?
Salvación.
Jesús es el único camino para obtener el perdón de pecado y la promesa del
cielo: «para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna» (Juan 3:15).
Propósito.
Debemos seguir a Jesús con todo el corazón, alma, mente y fuerzas: «Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame»
(Marcos 8:34).
Consuelo.
En la prueba o la tristeza, el «Dios de toda consolación, […] nos consuela en
todas nuestras tribulaciones» (2 Corintios 1:3-4).
Sabiduría.
Necesitamos una sabiduría superior a la nuestra para tomar decisiones: «si
alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, […] y le será dada
(Santiago 1:5).
Fuerza.
Cuando estemos cansados, «El Señor dará fuerza a su pueblo» (Salmo 29:11 LBLA).
Vida
abundante. La vida plena se encuentra en una relación personal con Jesús: «yo
he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Juan
10:10).
Jesús
afirmó: «al que a mí viene, no le echo fuera» (Juan 6:37). ¡Vengan!
¿Cómo
puedo acercarme más a Dios hoy?
Jesús nos invita a ir a Él para tener vida.
Nuestro
Pan Diario
Miren
las franjas
…
cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos del Señor… (v. 39).
Lectura: Números 15:37-41
La biblia
en un año: Nehemías 12–13; Hechos 4:23-37
El
escritor Chaim Potok comenzó su novela Los elegidos describiendo un juego de
béisbol entre dos equipos judíos en Nueva York. Reuven Malter, el protagonista,
nota que el uniforme de los jugadores del otro equipo tiene un accesorio
singular: cuatro franjas largas que sobresalen por debajo de la camiseta.
Reuven reconoce que son una señal de obediencia estricta a las leyes de Dios en
el Antiguo Testamento.
La
historia de esas franjas, conocidas como tzitzit, empezó con un mensaje de
parte de Dios. A través de Moisés, el Señor le dijo a su pueblo que hiciera
unas franjas con hebras de hilo azul y que las cosieran a los extremos de la
parte superior de la vestimenta (Números 15:38), y explicó: «para que cuando lo
veáis os acordéis de todos los mandamientos del Señor, para ponerlos por obra»
(v. 39).
El «ayuda
memoria» de Dios para los antiguos israelitas tiene hoy un paralelo: podemos
mirar a Cristo, quien de manera permanente cumplió la ley en nuestro lugar y
obedeció a su Padre (Juan 8:29). Después de haber aceptado su obra a nuestro
favor, nos vestimos «del Señor Jesucristo, y no [proveemos] para los deseos de
la carne» (Romanos 13:14). Mantener los ojos puestos en el Hijo de Dios nos
ayuda a honrar a nuestro Padre celestial.
Si
Cristo es el centro de tu vida, siempre te enfocarás en Él.
Nuestro
Pan Diario
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NOTICIAS CRISTIANAS
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