Y amarás al Señor tu Dios con todo…
(Marcos 12:30).
Lectura: Colosenses 3:1-14
La biblia en un año: Isaías 37–38; Colosenses 3
Para detectar problemas de salud a tiempo,
los médicos recomiendan hacer exámenes físicos de rutina. Lo mismo podemos
hacer con la salud espiritual, preguntándonos algunas cosas relacionadas con el
gran mandamiento (Marcos 12:30) del que habló Jesús:
¿Amo a Dios con todo mi corazón? ¿Qué es
más fuerte: mi deseo de ganancias terrenales o el tesoro que poseo en Cristo?
(Colosenses 3:1). El Señor desea que su paz reine en nuestro corazón.
¿Amo a Dios con toda mi alma? ¿Lo escucho
decirme quién soy? ¿Me alejo de mis deseos egocéntricos (v. 5)? ¿Soy más
compasivo, amable, humilde, bondadoso y paciente (v. 12)?
¿Amo a Dios con toda mi mente? ¿Me
concentro en mi comunión con su Hijo o dejo que mi mente divague (v. 2)? ¿Mis
pensamientos buscan problemas o soluciones; dividen o unen; perdonan o se
vengan (v. 13)?
¿Amo a Dios con toda mi fuerza? ¿Estoy
dispuesto a reconocer mi debilidad para que Dios pueda manifestar su poder en
mí (v. 17)? ¿Dependo de su gracia para ser fuerte en el Espíritu?
A medida que permitamos que «la palabra de
Cristo more en abundancia en [nosotros], en toda sabiduría» (v. 16), Dios nos
equipará para que nos edifiquemos unos a otros y seamos espiritualmente aptos y
útiles para Él.
Padre, no quiero depender de mi esfuerzo
para servirte, sino fortalecerme en ti.
Para una buena condición espiritual,
aliméntate de la Palabra de Dios y ejercita tu fe.
Nuestro Pan
Diario
El amor va
primero
Nosotros le
amamos a [Dios], porque él nos amó primero (v. 19).
Lectura: 1 Juan 4:7-19
La biblia en un
año: Isaías 34–36; Colosenses 2
Una tarde, mi
amiga me mostró una de las tres placas decorativas con las que adornaría la
pared de su sala de estar. «¿Ves? Ya tengo la de Amor —dijo, sosteniendo la que
llevaba esa palabra—. Fe y esperanza vienen después».
Así que, el amor
va primero —pensé—. ¡De inmediato, le siguen la fe y la esperanza!
Sin duda, el
amor está primero, ya que se origina en Dios. En 1 Juan 4:19, se nos recuerda
que «nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero». El amor de Dios,
descrito en 1 Corintios 13, explica una característica del amor verdadero: «El
amor nunca deja de ser» (v. 8).
La fe y la
esperanza son esenciales para el creyente. Al ser justificados por la fe,
«tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo» (Romanos
5:1). Además, en Hebreos 6:19, se describe la esperanza como «un ancla firme y
confiable para el alma».
Un día, no
necesitaremos más fe, porque esta se convertirá en vista; ni tampoco esperanza,
porque se concretará cuando veamos a nuestro Salvador cara a cara. Pero el
amor es eterno, porque el amor es de Dios y Dios es amor (1 Juan 4:7-8). «Y
ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de
ellos es el amor»: es lo primero y lo último (1 Corintios 13:13).
Señor, gracias
por tu amor. Ayúdame a mostrarlo hoy a otros.
Nosotros amamos porque, primero, Dios nos
amó a nosotros.
Nuestro Pan
Diario
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