En
mi angustia invoqué al Señor… (v. 6).
Lectura:
Salmo 18:1-6
La
biblia en un año: Mateo 18:21-35
Como
madre de niños pequeños, suelo ser susceptible al pánico. Lo primero que hago
es llamar por teléfono a mi mamá y preguntarle qué hacer con la alergia de mi
hijo o la repentina tos de mi hija.
Mi
madre es un gran recurso, pero leer los Salmos me hace recordar con cuánta
frecuencia necesitamos la clase de ayuda que ningún mortal puede brindar. En el
Salmo 18, David corría gran peligro. Con miedo, cerca de la muerte y
angustiado, clamó al Señor.
Podía
decir «te amo, oh Señor» porque entendía que Dios era su fortaleza, roca y
libertador (vv. 1-2). El Señor era su escudo, salvación y castillo. Tal vez no
comprendamos la alabanza de David porque no hemos experimentado la ayuda de
Dios. Quizá buscamos primero el teléfono, antes de pedirle al Señor que nos
aconseje y ayude.
Sin
duda, Dios coloca personas en nuestra vida que nos ayudan y consuelan. Pero no
nos olvidemos de orar, ya que Él nos oye. Cantemos como David: «Él oyó mi voz
desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos» (v. 6). Cuando
acudimos al Señor, nos unimos al cántico del salmista y nos gozamos porque Dios
es nuestra roca, fortaleza y libertador.
La
próxima vez, antes de tomar el teléfono, acuérdate de orar.
—
Querido
Señor, ayúdame a recordar que tú eres mi libertador y que siempre oyes mi
clamor.
Nuestro
Pan Diario
Lecciones
para niños
Instruye
al niño en su camino… (v. 6).
Lectura:
Proverbios 22:1-16
La
biblia en un año: Mateo 15:1-20
Cuando
mi hija contó el problema que tenía en el comedor de la escuela, de inmediato
me pregunté cómo podía ayudarla a solucionarlo. Pero luego, se me ocurrió
otra cosa: quizá Dios lo había permitido para que ella pudiera verlo
actuar y conocerlo mejor. En vez de correr a rescatarla, decidí orar por ella.
¡El problema se solucionó sin que yo hiciera nada!
Esa
situación le mostró a mi pequeña que Dios se interesa por ella, escucha sus
oraciones y las contesta. La Biblia enseña que es muy importante aprender estas
lecciones durante los primeros años de vida. Si «[instruimos] al niño en su
camino, […] aun cuando fuere viejo no se apartará de él» (Proverbios 22:6).
Cuando enseñamos a los niños a tomar conciencia de la persona de Jesús y su
poder, estamos dándoles un lugar al cual volver si se descarrían y un
fundamento para crecer espiritualmente durante toda la vida.
Piensa
cómo puedes fomentar la fe en un niño. Muéstrale el diseño de Dios en la naturaleza,
nárrale una historia sobre cómo te ayudó el Señor o invítalo a darle gracias
contigo cuando las cosas salen bien. Dios puede obrar a través de ti para
hablar de sus bondades a todas las generaciones.
Dios,
muéstrame cómo guiar a los jóvenes a confiar en ti. Levanta creyentes en las
generaciones futuras.
Nuestro
Pan Diario
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