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domingo, 31 de enero de 2016

Antes del teléfono



En mi angustia invoqué al Señor… (v. 6).
Lectura: Salmo 18:1-6
La biblia en un año: Mateo 18:21-35
Como madre de niños pequeños, suelo ser susceptible al pánico. Lo primero que hago es llamar por teléfono a mi mamá y preguntarle qué hacer con la alergia de mi hijo o la repentina tos de mi hija.
Mi madre es un gran recurso, pero leer los Salmos me hace recordar con cuánta frecuencia necesitamos la clase de ayuda que ningún mortal puede brindar. En el Salmo 18, David corría gran peligro. Con miedo, cerca de la muerte y angustiado, clamó al Señor.
Podía decir «te amo, oh Señor» porque entendía que Dios era su fortaleza, roca y libertador (vv. 1-2). El Señor era su escudo, salvación y castillo. Tal vez no comprendamos la alabanza de David porque no hemos experimentado la ayuda de Dios. Quizá buscamos primero el teléfono, antes de pedirle al Señor que nos aconseje y ayude.
Sin duda, Dios coloca personas en nuestra vida que nos ayudan y consuelan. Pero no nos olvidemos de orar, ya que Él nos oye. Cantemos como David: «Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos» (v. 6). Cuando acudimos al Señor, nos unimos al cántico del salmista y nos gozamos porque Dios es nuestra roca, fortaleza y libertador.
La próxima vez, antes de tomar el teléfono, acuérdate de orar.
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Querido Señor, ayúdame a recordar que tú eres mi libertador y que siempre oyes mi clamor.
Nuestro Pan Diario

Lecciones para niños
Instruye al niño en su camino… (v. 6).
La biblia en un año: Mateo 15:1-20
Cuando mi hija contó el problema que tenía en el comedor de la escuela, de inmediato me pregunté cómo podía ayudarla a solucionarlo. Pero luego, se me ocurrió otra cosa: quizá Dios lo había permitido para que ella pudiera verlo actuar y conocerlo mejor. En vez de correr a rescatarla, decidí orar por ella. ¡El problema se solucionó sin que yo hiciera nada!
Esa situación le mostró a mi pequeña que Dios se interesa por ella, escucha sus oraciones y las contesta. La Biblia enseña que es muy importante aprender estas lecciones durante los primeros años de vida. Si «[instruimos] al niño en su camino, […] aun cuando fuere viejo no se apartará de él» (Proverbios 22:6). Cuando enseñamos a los niños a tomar conciencia de la persona de Jesús y su poder, estamos dándoles un lugar al cual volver si se descarrían y un fundamento para crecer espiritualmente durante toda la vida.
Piensa cómo puedes fomentar la fe en un niño. Muéstrale el diseño de Dios en la naturaleza, nárrale una historia sobre cómo te ayudó el Señor o invítalo a darle gracias contigo cuando las cosas salen bien. Dios puede obrar a través de ti para hablar de sus bondades a todas las generaciones.
Dios, muéstrame cómo guiar a los jóvenes a confiar en ti. Levanta creyentes en las generaciones futuras.
Nuestro Pan Diario

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