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domingo, 31 de enero de 2016

Libérate



Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago (v. 15).
Lectura: Romanos 7:15-25
La biblia en un año: Mateo 14:22-36
Un hombre de mediana edad se me acercó después de un taller que lideré donde él trabajaba, y preguntó: «He sido creyente casi toda la vida, pero mi manera de actuar me decepciona permanentemente. ¿Por qué parece que sigo haciendo siempre lo que no quiero y nunca hago lo que sé que debo? ¿Dios se está cansando de mí?». Otros dos hombres que estaban cerca también parecían interesados en escuchar la respuesta.
Esta es una lucha habitual que aun el apóstol Pablo experimentaba: «Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago» (Romanos 7:15). Pero hay buenas noticias: No tenemos que seguir en esa trampa del desánimo. Parafraseando lo que Pablo escribe en Romanos 8, la clave es dejar de ocuparnos de la ley y empezar a concentrarnos en Jesús. No podemos solucionar nuestra condición de pecadores con acciones personales. La respuesta no es «esforzarse para cumplir las normas», sino enfocarse en Aquel que nos muestra su misericordia y colaborar con el Espíritu que nos transforma.
Concentrarnos en la ley nos recuerda permanentemente que no podemos ser suficientemente buenos para merecer la gracia de Dios. Cuando llenamos nuestra mente de Cristo, nos parecemos cada vez más a Él.
Señor, ayúdame a depender de tu gracia para que me transformes.
Nuestro Pan Diario
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PENSAD EN ESTO
Dios y Su Palabra permanecen para siempre
17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;  18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” 2 Corintios 4:17-18
Para entender la ley de la confesión y el acuerdo, usted tiene que partir de la idea de que en este mundo nada es permanente ni ideal. Todo cambia todo el tiempo, lo temporal está sujeto a cambio.  Pero hay una sola cosa que no está sujeta a cambio y es Dios y su Palabra que permanece para siempre.
Hace mil años atrás alguien aplicaba la palabra que por sus llagas hemos sido curados y se manifestaba la sanidad.  La Palabra de Dios dice que el Señor es su pastor y nada le faltará, siempre será su fuente de sustento, mantenimiento y progreso para todas las áreas de su vida. En el mundo su fuente de provisión puede cambiar, usted tiene seguridad en la empresa que trabaja y un día esa empresa quiebra y todo su sustento desaparece.  Pero el que confía en Dios puede cambiar todo en esta tierra porque todo es temporal, todo está sujeto a cambios nada es permanente.
A medida que va acumulando palabra de Dios en el buen tesoro, lo va enriqueciendo más, lo va fortaleciendo más y al ir poniendo en práctica esos principios va a ver fluir la unción, el favor y la gracia de Dios. 
Si la palabra de Dios es permanente y todo lo que se ve es temporal y está sujeto a cambio ¿Va a permitir que todo eso aflija su vida cuando es leve y momentáneo? ¿No sería mejor que viva en la Palabra que es permanente y lo lleva a la victoria? Ese informe del médico, está sujeto a cambio. Su problema financiero, está sujeto a cambio.
Usted, como hijo de Dios que vive parado firme en su Palabra está del lado de lo que permanece, está en el reino de Dios con la Palabra de Dios, con Dios a su favor y aunque tenga que pasar por  circunstancias saldrá del otro lado libre, bendecido y sin daño.  Porque las circunstancias son momentáneas.
No se enfoque tanto en esa aflicción que es leve y momentánea.  Las promesas permanecen, está sano, es próspero, va a cumplir con el propósito de Dios. El diablo lo quería destruir pero no lo va a lograr porque va a ir de poder en poder y de victoria en victoria. 
Pablo nos enseña algo en la palabra de 2 Corintios 4, dice que debemos ver el mundo natural y las circunstancias temporales con los ojos espirituales.  Las cosas pasan, las dificultades aparecen, pero hay que mirar con los ojos de la fe, con los ojos espirituales porque adentro suyo hay un buen tesoro, y de su boca salen buenas cosas.  Los ojos físicos mandan un mensaje que atemoriza a veces, pero los ojos espirituales, los de la fe le dicen que hay victoria.  Los ojos espirituales hacen la diferencia, cuando nos enfocamos en las promesas ellas son eternas, no son temporales.
Cuando reconocemos la supremacía de Dios sobre las cosas temporales de este mundo declaramos luz en las tinieblas. Y la luz de Dios es eterna y está en su espíritu, la luz que ilumina su ser interior. No hay nada que el diablo pueda hacer para derrotarlo. No hay nada temporal que esté ahí afuera que lo pueda sacar de este camino de Gloria. Usted tiene una voz que tiene poder creativo, usted abre puertas, edifica y construye. Su liderazgo va a un nuevo nivel.  Usted es la voz de la esperanza, la voz de la bendición, él lo ha elegido y lo ha ungido para que su camino se eleve hacia la gloria de Dios.
Oración: Padre, hoy elijo permanecer del lado de tu Palabra que es eterna. Verá pasar las circunstancias y no me afectarán. Sólo tu Palabra podrá hacer cambios en mi vida porque la aplicaré cada día con fe. En el nombre de Jesús, amén.

Fuente: Cristo la solución, 2016.

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