…
siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo…
(Romanos 5:10).
Lectura:
2 Corintios 5:16-21
La
biblia en un año: Mateo 12:24-50
Mientras
Martin Luther King Jr. predicaba un domingo por la mañana en 1957, intentaba
resistir la tentación de contraatacar a una sociedad sumergida en el racismo.
«¿Cómo
puedes amar a tus enemigos? —le preguntó a la congregación—. Comienza por ti mismo.
[…]. Cuando se presente la oportunidad de derrotarlos, ese es el momento en que
no debes hacerlo».
King
citó las palabras de Jesús: «Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os
maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y
os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos»
(Mateo 5:44-45).
Al
pensar en quienes nos dañan, es sabio recordar que nosotros también éramos
enemigos de Dios (ver Romanos 5:10). Pero Él «nos reconcilió consigo mismo por
Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación» (2 Corintios 5:18). Ahora
tenemos una obligación santa: «nos encargó a nosotros la palabra de la
reconciliación» (v. 19). Debemos llevar este mensaje al mundo.
Las
tensiones políticas y raciales no son nada nuevo, pero la tarea de la iglesia
es evitar las divisiones. No debemos atacar a quienes tienen opiniones
diferentes o, incluso, buscan destruirnos. Nuestro «ministerio de la
reconciliación» imita el corazón de siervo generoso de Cristo.
En
Cristo, todos somos uno.
Nuestro
Pan Diario
Querer
crecer
…
todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia…
(v. 13).
Lectura:
Hebreos 5:11-14
La
biblia en un año: Mateo 11
El
axolote es un enigma biológico. En vez de crecer y alcanzar una forma adulta,
esta salamandra mexicana en peligro de extinción mantiene el aspecto de un
renacuajo durante toda su vida. Escritores y filósofos lo han usado como
un símbolo de alguien que tiene miedo de crecer.
En
Hebreos 5, vemos que había cristianos que no querían crecer y se contentaban
con la «leche» espiritual, aunque esta era para los nuevos en la fe. Quizá por
temor a ser perseguidos, no crecían en la clase de fidelidad a Cristo que les
permitiría ser lo suficientemente fuertes como para sufrir con Él para
beneficio de otros (vv. 7-10). Corrían peligro de perder las actitudes
cristianas que ya habían demostrado (6:9-11) y no estaban preparados para el
alimento sólido del sacrificio personal (5:14). Por eso, el autor escribió:
«Acerca de esto tenemos mucho que decir, aunque no es fácil explicarlo porque
ustedes son lentos para entender» (v. 11 rvc).
Los
axolotes siguen el patrón natural que su Creador estableció para ellos. Sin
embargo, los seguidores de Cristo están diseñados para madurar espiritualmente.
Cuando lo hacen, descubren que crecer en Él no solo implica tener paz y gozo,
sino animar desinteresadamente a los demás. Honramos al Señor cuando crecemos a
su semejanza.
—
Señor,
quiero profundizar en tu Palabra para crecer.
Nuestro
Pan Diario
No hay comentarios:
Publicar un comentario