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domingo, 24 de enero de 2016

Ministerio de reconciliación



… siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo… (Romanos 5:10).
La biblia en un año: Mateo 12:24-50
Mientras Martin Luther King Jr. predicaba un domingo por la mañana en 1957, intentaba resistir la tentación de contraatacar a una sociedad sumergida en el racismo.
«¿Cómo puedes amar a tus enemigos? —le preguntó a la congregación—. Comienza por ti mismo. […]. Cuando se presente la oportunidad de derrotarlos, ese es el momento en que no debes hacerlo».
King citó las palabras de Jesús: «Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 5:44-45).
Al pensar en quienes nos dañan, es sabio recordar que nosotros también éramos enemigos de Dios (ver Romanos 5:10). Pero Él «nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación» (2 Corintios 5:18). Ahora tenemos una obligación santa: «nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación» (v. 19). Debemos llevar este mensaje al mundo.
Las tensiones políticas y raciales no son nada nuevo, pero la tarea de la iglesia es evitar las divisiones. No debemos atacar a quienes tienen opiniones diferentes o, incluso, buscan destruirnos. Nuestro «ministerio de la reconciliación» imita el corazón de siervo generoso de Cristo.
En Cristo, todos somos uno.
Nuestro Pan Diario

Querer crecer
… todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia… (v. 13).
Lectura: Hebreos 5:11-14
La biblia en un año: Mateo 11
El axolote es un enigma biológico. En vez de crecer y alcanzar una forma adulta, esta salamandra mexicana en peligro de extinción mantiene el aspecto de un renacuajo durante toda su vida. Escritores y filósofos lo han usado como un símbolo de alguien que tiene miedo de crecer.
En Hebreos 5, vemos que había cristianos que no querían crecer y se contentaban con la «leche» espiritual, aunque esta era para los nuevos en la fe. Quizá por temor a ser perseguidos, no crecían en la clase de fidelidad a Cristo que les permitiría ser lo suficientemente fuertes como para sufrir con Él para beneficio de otros (vv. 7-10). Corrían peligro de perder las actitudes cristianas que ya habían demostrado (6:9-11) y no estaban preparados para el alimento sólido del sacrificio personal (5:14). Por eso, el autor escribió: «Acerca de esto tenemos mucho que decir, aunque no es fácil explicarlo porque ustedes son lentos para entender» (v. 11 rvc).
Los axolotes siguen el patrón natural que su Creador estableció para ellos. Sin embargo, los seguidores de Cristo están diseñados para madurar espiritualmente. Cuando lo hacen, descubren que crecer en Él no solo implica tener paz y gozo, sino animar desinteresadamente a los demás. Honramos al Señor cuando crecemos a su semejanza.
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Señor, quiero profundizar en tu Palabra para crecer.
Nuestro Pan Diario

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