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martes, 8 de marzo de 2016

Inclinarse hacia la Luz



Dios […] os llamó de las tinieblas a su luz admirable (v. 9).
Lectura: 1 Pedro 2:4-10
La biblia en un año: Marcos 7:14-37
Un día, recibí un ramo de tulipanes color rosa. Mientras las colocaba en un florero en el centro de la mesa de la cocina, las flores se balanceaban sobre los gruesos tallos. Al día siguiente, noté que apuntaban en otra dirección: en vez de estar derechas, se habían inclinado hacia un costado, bien abiertas y mirando hacia la luz del sol, que asomaba a través de una ventana.
En un sentido, todos fuimos hechos para parecernos a esas flores. Dios nos llamó para que nos volvamos hacia la luz de su amor. Pedro escribe sobre lo maravilloso de ser llamados «de las tinieblas a [la] luz admirable [de Dios]» (1 Pedro 2:9). Antes de conocer al Señor, vivimos en la oscuridad del pecado y de la muerte, que nos impedía acercarnos a Él (Efesios 2:1-7). No obstante, en su misericordia y amor, Dios abrió un camino para que huyéramos de las tinieblas espirituales a través de la muerte y resurrección de su Hijo (Colosenses 1:13-14).
Jesús es la luz del mundo, y todos los que ponen su fe en Él para que les perdone sus pecados recibirán vida eterna. Solo en la medida en que nos volvamos hacia Cristo, reflejaremos cada vez más su gracia y su verdad (Efesios 5:8-9).
Nunca olvidemos inclinarnos hacia la Luz.
Señor, como una flor que busca el sol, abro hoy mi corazón a ti para recibir tu luz.
Nuestro Pan Diario

Sangre vital
… sin derramamiento de sangre no se hace remisión ( v. 22 ).
Lectura: Hebreos 9:19-28
La biblia en un año: Marcos 7:8-13
A Mariana le costaba entender por qué Jesús había tenido que derramar su sangre para proporcionar la salvación. ¿A quién se le ocurriría limpiar algo con sangre? Sin embargo, la Biblia afirma: «Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre…» (Hebreos 9:22). Para Mariana, ¡eso era repugnante!
Entonces, un día, tuvo que ir a un hospital. Una enfermedad genética había alterado su sistema inmunológico y estaba atacándole la sangre. Mientras estaba en la sala de emergencias, pensó: Si pierdo mi sangre, moriré. ¡Pero Jesús derramó su sangre para que yo pueda vivir!
De repente, todo cobró sentido. En medio del dolor, Mariana sintió gozo y paz. Entendió que la sangre es vida, y que era necesaria una vida santa para darnos paz con Dios. Hoy, está viva y agradece al Señor por su salud y por el sacrificio de Cristo.
Hebreos 9 explica el ritual de sangre del Antiguo Testamento (vv. 16-22) y la ofrenda única y suficiente de Jesús que puso fin a los sacrificios animales (vv. 23-26). Al llevar nuestro pecado, Él murió voluntariamente y derramó su sangre para transformarse en nuestro sacrificio. Ahora podemos entrar en la presencia de Dios con confianza. ¿Cómo podremos agradecer a Cristo por sacrificarse por nosotros, por darnos su vida y acceso al Padre?
— 
Señor, gracias por derramar tu sangre por mí.
Nuestro Pan Diario

Madurar
De quien todo el cuerpo […] recibe su crecimiento para ir edificándose en amor ( v. 16 ).
Lectura: Efesios 4:1-16
La biblia en un año: Marcos 7:1-7
Me entretiene ver a mi nieto jugar al T-Ball con sus amigos. Este juego es una versión más suave del béisbol, y los jugadores suelen correr a la base incorrecta o no saben qué hacer con la pelota si la atrapan. Si estuviera mirando un partido de béisbol profesional, estos errores no serían divertidos. Todo es cuestión de madurez.
Está bien que a los deportistas jóvenes les cueste ganar y no sepan exactamente qué hacer. Están practicando y aprendiendo. Entonces, los entrenamos y los guiamos con paciencia hacia la madurez. Después, celebramos su éxito cuando, más adelante, juegan con habilidad como equipo.
Algo similar sucede en la vida de los seguidores de Jesús. Pablo señaló que la iglesia necesita personas «con toda humildad y mansedumbre, [que se soporten] con paciencia los unos a los otros en amor» (Efesios 4:2). Y necesitamos una variedad de «entrenadores» (pastores, maestros, mentores espirituales) que nos ayuden a avanzar hacia la «unidad de la fe», y a la madurez (v. 13).
El objetivo, a medida que escuchamos la enseñanza y disfrutamos juntos en la iglesia, es crecer hasta alcanzar la madurez en Cristo (v. 15). Todos estamos aprendiendo y podemos alentarnos unos a otros en el camino hacia la madurez en Jesús.

Padre, gracias por los que me ayudan a crecer en la fe. Ayúdame a madurar.
Nuestro Pan Diario

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