Inclina, oh Señor, tu
oído, y oye; abre, oh Señor, tus ojos, y mira… (v. 16).
Lectura: 2 Reyes 19:9-20
La biblia en un año: Marcos 9:30-50
Cuando no existían
los teléfonos, los emails ni los celulares, el telegrama era el medio de
comunicación más veloz. Aun así, solo las noticias importantes se enviaban de
ese modo, y, por lo general, eran malas.
Cuando Ezequías era
rey de Judá, era época de guerra en la antigua Israel. Senaquerib, el rey de
Asiria, había invadido y conquistado las ciudades. Entonces, le envió una carta
al rey de Judá, un «telegrama» con malas noticias, donde lo presionaba para que
se rindiera. Ezequías describe aquel momento como un «día de angustia, de
reprensión y de blasfemia» (2 Reyes 19:3).
En tono de burla,
Senaquerib se jactó de sus campañas militares, despreciando al Dios de Israel y
amenazando al pueblo (vv. 11-13). Ante semejante situación, Ezequías hizo algo
inusual con las malas noticias de la carta: «subió a la casa del Señor, y las
extendió […] delante del Señor» (v. 14). Después, oró fervientemente,
reconociendo que Dios podía solucionar la grave situación (vv. 15-19). Y el
Señor intervino poderosamente (vv. 35-36).
El ejemplo de
Ezequías es bueno: cuando nos lleguen malas noticias, extendámoslas
delante del Señor en oración. Él nos dice: «Lo que me pediste […], he oído» (v.
20).
—
Padre, defiéndeme
hoy.
Nuestro Pan Diario
Para su tiempo
En tu mano están mis
tiempos… (Salmo 31:15).
Lectura: Santiago 1:2-4
La biblia en un año: Marcos 9:1-29
Cuando el pastor
sudafricano Andrew Murray visitaba Inglaterra en 1895, empezó a sentir dolores
de una antigua lesión en la espalda. Mientras se recuperaba, su anfitriona le
comentó sobre una mujer que estaba atravesando un gran problema, y quería saber
si él podía aconsejarla. Murray respondió: «Entréguele este papel que he estado
escribiendo para [alentarme a] mí mismo. Quizá le resulte útil». Esto es lo que
escribió:
«En los momentos
difíciles, di:
»Primero: Dios me
trajo aquí. Es por su voluntad que estoy en este aprieto. Descanso en esto.
»Luego: Él me
sostendrá en su amor y me dará gracia para comportarme como su hijo.
»Después: Él
convertirá la prueba en una bendición, enseñándome lecciones. Quiere que
aprenda y que experimente su gracia.
»Por último: A su
tiempo y manera, me sacará de esta situación.
»Estoy aquí: por
designación de Dios, bajo su cuidado, su guía y para su tiempo».
Nuestro deseo es la
solución instantánea, la reparación inmediata, pero algunas cosas requieren
cierto tiempo; solo podemos aceptarlas. Dios nos sostendrá en su amor, y
podemos descansar en su gracia.
Querido Señor, no es
fácil soportar los momentos de enfermedad y sufrimiento. Consuélame y ayúdame a
confiar en ti.
Nuestro Pan Diario
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MEDITAR EN ESTO
Alabanza y Adoración
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Programa sobre como resolver conflictos en el matrimonio.
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