Porque
no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades…
(Hebreos 4:15).
Lectura:
Lucas 8:40-48
La
biblia en un año: Marcos 14:1-26
Una diseñadora
industrial, graduada de una universidad de Singapur, fue desafiada a encontrar
la solución a un problema habitual utilizando solamente objetos comunes y
corrientes. Entonces, creó un chaleco para impedir que las multitudes invadan
el espacio personal al viajar en trenes y autobuses públicos. El chaleco estaba
cubierto de pinchos de plástico, largos y flexibles, que suelen usarse para
evitar que aves y gatos ataquen las plantas.
Jesús
sabía lo que significaba perder el espacio personal en medio de las multitudes
desesperadas por verlo y tocarlo. Una mujer que había padecido de flujo
constante durante doce años y que no encontraba cura, tocó el borde de su
manto. De inmediato, el flujo de sangre cesó (Lucas 8:43-44).
Que
Jesús preguntara quién lo había tocado (v. 45) no es tan extraño como parece,
ya que sintió que había salido poder de Él (v. 46). Aquel toque era diferente a
los que recibía de manera accidental.
Si
bien debemos admitir que a veces deseamos mantener nuestra privacidad, la única
manera de ayudar a un mundo lleno de personas dolidas es permitir que se
acerquen lo suficiente como para que les brindemos un toque del ánimo, consuelo
y gracia que Cristo nos ha dado.
Señor,
al estar en contacto con otros, que te vean a ti.
Nuestro
Pan Diario
Cuidado
personal
…
Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad… (Marcos 6:31).
Lectura:
Éxodo 18:14-24
La
biblia en un año: Marcos 13:21-37
Después
de que operaran a mi esposo del corazón, pasé una noche difícil junto a su cama
en el hospital. A media mañana, recordé que tenía turno en la peluquería, y
dije: «Tengo que cancelarlo», pasando los dedos por mi cabello despeinado.
«Mamá
—respondió mi hija—, lávate la cara y ve».
«No,
no —insistí—. No importa; tengo que estar aquí».
«Yo
me quedo —dijo ella—. Tienes que cuidarte… cui-dar-te. La mejor manera de
ayudar a papá es cuidándote tú».
Moisés
estaba exhausto de ser el único juez sobre los israelitas. Su suegro, Jetro, le
advirtió: «Desfallecerás del todo, […] porque el trabajo es demasiado pesado
para ti; no podrás hacerlo tú solo» (Éxodo 18:18), y le explicó cómo delegar y
compartir la carga.
Aunque
parezca paradójico, es vital que los creyentes se cuiden para tener una vida
saludable (Mateo 22:37-39; Efesios 5:29-30). Sí, debemos amar a Dios primero y
a los demás, pero también necesitamos descansar para renovar nuestro cuerpo y
espíritu. A veces, cuidarse implica permitir que otros nos ayuden a llevar las
cargas.
Jesús
solía apartarse para descansar y orar (Marcos 6:30-32). Si seguimos su ejemplo,
seremos más eficaces en nuestro servicio a los demás.
Señor,
ayúdame a equilibrar mi vida mientras cumplo con mis responsabilidades.
Renuévame hoy.
Nuestro
Pan Diario
El
recordatorio de Abigail
…
aun a sus enemigos hace estar en paz con él (Proverbios 16:7).
Lectura:
1 Samuel 25:14-33
La
biblia en un año: Marcos 13:1-20
David
y sus 400 guerreros buscaban furiosos a Nabal, un hombre rudo y acaudalado que
había rehusado ayudarlos. Si no hubiese sido que David se encontró con Abigail,
la esposa de Nabal, lo habría matado. Ella había reunido suficiente comida para
alimentar a las tropas y fue a encontrarse con ellos, con la esperanza de
evitar un desastre. Respetuosamente, le recordó a David que el sentimiento de
culpa lo perseguiría si no renunciaba a su vengativo plan (1 Samuel 25:31). Él
admitió que la mujer tenía razón y la bendijo por su buen juicio.
David
tenía sus razones para estar enojado (vv. 14-17), pero lo único que lograría
sería pecar. Su primera reacción fue pensar en hundir su espada en el cuerpo de
Nabal, aunque sabía que Dios no aprobaba ni el asesinato ni la venganza (Éxodo
20:13; Levítico 19:18).
Cuando
nos ofenden, es bueno comparar nuestras reacciones con lo que el Señor espera
del comportamiento humano. Quizá tendamos a golpear a los demás con palabras
duras, a aislarnos o a huir de diversas maneras. Sin embargo, responder
bondadosamente nos ayudará a evitar el remordimiento y, más importante aun, a
agradar a Dios. Cuando deseamos honrar al Señor en las relaciones
interpersonales, Él puede hacer que aun nuestros enemigos estén en paz con
nosotros (ver Proverbios 16:7).
Señor,
gracias por tu misericordia hacia mí.
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