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sábado, 26 de marzo de 2016

Mi espacio personal



Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades… (Hebreos 4:15).
Lectura: Lucas 8:40-48
La biblia en un año: Marcos 14:1-26
Una diseñadora industrial, graduada de una universidad de Singapur, fue desafiada a encontrar la solución a un problema habitual utilizando solamente objetos comunes y corrientes. Entonces, creó un chaleco para impedir que las multitudes invadan el espacio personal al viajar en trenes y autobuses públicos. El chaleco estaba cubierto de pinchos de plástico, largos y flexibles, que suelen usarse para evitar que aves y gatos ataquen las plantas.
Jesús sabía lo que significaba perder el espacio personal en medio de las multitudes desesperadas por verlo y tocarlo. Una mujer que había padecido de flujo constante durante doce años y que no encontraba cura, tocó el borde de su manto. De inmediato, el flujo de sangre cesó (Lucas 8:43-44).
Que Jesús preguntara quién lo había tocado (v. 45) no es tan extraño como parece, ya que sintió que había salido poder de Él (v. 46). Aquel toque era diferente a los que recibía de manera accidental.
Si bien debemos admitir que a veces deseamos mantener nuestra privacidad, la única manera de ayudar a un mundo lleno de personas dolidas es permitir que se acerquen lo suficiente como para que les brindemos un toque del ánimo, consuelo y gracia que Cristo nos ha dado.
— C. P. Hia
Señor, al estar en contacto con otros, que te vean a ti.
Nuestro Pan Diario

Cuidado personal
… Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad… (Marcos 6:31).
Lectura: Éxodo 18:14-24
La biblia en un año: Marcos 13:21-37
Después de que operaran a mi esposo del corazón, pasé una noche difícil junto a su cama en el hospital. A media mañana, recordé que tenía turno en la peluquería, y dije: «Tengo que cancelarlo», pasando los dedos por mi cabello despeinado.
«Mamá —respondió mi hija—, lávate la cara y ve».
«No, no —insistí—. No importa; tengo que estar aquí».
«Yo me quedo —dijo ella—. Tienes que cuidarte… cui-dar-te. La mejor manera de ayudar a papá es cuidándote tú».
Moisés estaba exhausto de ser el único juez sobre los israelitas. Su suegro, Jetro, le advirtió: «Desfallecerás del todo, […] porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo» (Éxodo 18:18), y le explicó cómo delegar y compartir la carga.
Aunque parezca paradójico, es vital que los creyentes se cuiden para tener una vida saludable (Mateo 22:37-39; Efesios 5:29-30). Sí, debemos amar a Dios primero y a los demás, pero también necesitamos descansar para renovar nuestro cuerpo y espíritu. A veces, cuidarse implica permitir que otros nos ayuden a llevar las cargas.
Jesús solía apartarse para descansar y orar (Marcos 6:30-32). Si seguimos su ejemplo, seremos más eficaces en nuestro servicio a los demás.
Señor, ayúdame a equilibrar mi vida mientras cumplo con mis responsabilidades. Renuévame hoy.
Nuestro Pan Diario

El recordatorio de Abigail
… aun a sus enemigos hace estar en paz con él (Proverbios 16:7).
La biblia en un año: Marcos 13:1-20
David y sus 400 guerreros buscaban furiosos a Nabal, un hombre rudo y acaudalado que había rehusado ayudarlos. Si no hubiese sido que David se encontró con Abigail, la esposa de Nabal, lo habría matado. Ella había reunido suficiente comida para alimentar a las tropas y fue a encontrarse con ellos, con la esperanza de evitar un desastre. Respetuosamente, le recordó a David que el sentimiento de culpa lo perseguiría si no renunciaba a su vengativo plan (1 Samuel 25:31). Él admitió que la mujer tenía razón y la bendijo por su buen juicio.
David tenía sus razones para estar enojado (vv. 14-17), pero lo único que lograría sería pecar. Su primera reacción fue pensar en hundir su espada en el cuerpo de Nabal, aunque sabía que Dios no aprobaba ni el asesinato ni la venganza (Éxodo 20:13; Levítico 19:18).
Cuando nos ofenden, es bueno comparar nuestras reacciones con lo que el Señor espera del comportamiento humano. Quizá tendamos a golpear a los demás con palabras duras, a aislarnos o a huir de diversas maneras. Sin embargo, responder bondadosamente nos ayudará a evitar el remordimiento y, más importante aun, a agradar a Dios. Cuando deseamos honrar al Señor en las relaciones interpersonales, Él puede hacer que aun nuestros enemigos estén en paz con nosotros (ver Proverbios 16:7).
Señor, gracias por tu misericordia hacia mí.

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