Entonces
les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron… (v. 31).
Lectura:
Lucas 24:13-35
La
biblia en un año: Lucas 4:31-44
El
artista italiano Miguel Ángel era conocido por su temperamento exaltado y su
técnica heterodoxa. Usaba obreros comunes y corrientes como modelos para sus
santos, y lograba que quienes miraban sus cuadros se sintieran parte de la
escena. La Cena en Emaús muestra a un posadero de pie entre Jesús y sus dos
seguidores. Estos estaban sentados a la mesa cuando reconocieron que el Señor
resucitado era quien estaba con ellos (Lucas 24:31). Uno de ellos va a ponerse
de pie, mientras que la mano abierta del otro expresa su asombro.
Lucas,
quien registra estos sucesos en su Evangelio, relata que los dos hombres
volvieron de inmediato a Jerusalén, donde se encontraron con los once
discípulos y otras personas, que decían: «Ha resucitado el Señor
verdaderamente, y ha aparecido a Simón. Entonces ellos contaban las cosas que
les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el
pan» (vv. 33-35).
Oswald
Chambers escribió: «Jesús viene pocas veces cuando lo esperamos; suele aparecer
cuando menos lo pensamos y siempre en las situaciones más ilógicas. La
única manera en que un siervo puede permanecer fiel a Dios es estar listo
para las visitas por sorpresa del Señor».
Dondequiera
que estemos hoy, Jesús puede manifestarse de manera sorprendente.
Señor,
abre mis ojos para verte hoy obrando.
Nuestro
Pan Diario
Historias de una
cabaña
…
estando ya presente Cristo […] por el […] tabernáculo, no hecho de
manos… (v. 11).
Lectura:
Hebreos 9:11-15
La
biblia en un año: Lucas 1:57-80
La
antigua cabaña de troncos era digna de una tapa de revista. Pero la estructura
era solo la mitad del tesoro. En el interior, tenía las paredes adornadas con
recuerdos de familia, y sobre la mesa había una canasta para huevos hecha a
mano y una lámpara de aceite. De la puerta delantera, colgaba un desgastado
sombrero de paja. El dueño dijo orgulloso: «Detrás de cada cosa, hay una
historia».
Cuando
Dios le dio las instrucciones a Moisés para construir el tabernáculo, también
había una «historia» detrás de cada detalle (Éxodo 25–27). Tenía una sola
entrada, tal como hay un solo camino para llegar a Dios (ver Hechos 4:12). Así
como un grueso velo separaba a las personas de la presencia del Señor en el
Lugar Santísimo, el pecado nos separa de Dios. El sumo sacerdote era un tipo
del gran Sacerdote que vendría: Jesucristo. La sangre de los holocaustos
prefiguraba el sacrificio perfecto de Cristo, quien «entró una vez para siempre
en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención» (Hebreos 9:12).
Todo
esto narraba la historia de Cristo y de su obra a nuestro favor. Todo lo hizo
para que «los llamados reciban la promesa de la herencia eterna» (v. 15).
Jesús nos invita a ser parte de su historia.
¿Qué
parte de la historia de Cristo tiene un significado especial para ti?
Nuestro
Pan Diario
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MEDITAR EN ESTO
Experimenta
el abrazo del padre
Tal
vez tuviste un padre amoroso y tierno que se preocupaba por tu vida y tu
futuro, o quizás creciste en medio de una atmósfera de insultos y peleas y
nunca te sentiste aceptado ni protegido. ¿Necesitas una “sobredosis” de gestos
y palabras cariñosas de la gente para sentirte bien? Si tu respuesta es “sí”,
esto indica el dolor de tu alma.
Cuando
David derrotó a Goliat, el rey preguntó al general del ejército: “¿Quién es el
papá de este muchacho?”, 1º Samuel 17:55 (PDT). El jovencito había matado al
gigante y conquistado la victoria para toda la nación; el pueblo estaba
eufórico y la gente vitoreaba su nombre y lo único que parece interesarle al
rey es quién era su padre. Como nadie podía dar respuesta a su inquietud, el
rey tuvo que preguntarle personalmente: “Muchacho, ¿quién es tu papá?”,
versículo 58. Y la respuesta de David revela honra: “David le contestó: —Soy
hijo de tu siervo Isaí, de Belén”. ¡Qué orgulloso se sentía David por ser hijo
de Isaí!
Es
probable que si la relación con tu padre no fue buena, tu voz no se escuche con
claridad. Si sufriste abandono, abuso o maltrato quizás no puedas decir con
orgullo quién es tu padre. Si no sentiste el cariño y el cuidado amable de un
padre bondadoso necesitas experimentar por primera vez un padre diferente. No
te preocupes. Todavía hay esperanzas. No es demasiado tarde. Hoy mismo
comenzarás a experimentar la restauración. Dios cerrará esas heridas y
comenzarás a vivir tu vida como alguna vez la soñaste. La paz llegará, la
alegría se extenderá y vivirás en abundancia. Dios cortará el circuito de dolor
y te traerá libertad. Basta ya de estar amargado. Basta de culpar a otros.
Basta ya de preguntarte el porqué y, basta ya de dudar de Dios. No trates de entender
lo que sucedió. El rechazo que experimentaste en el pasado ya no te daña. Las
maldiciones sobre tu vida quedan sin efecto. Los mandatos familiares de
destrucción se anulan. Los sentimientos de inseguridad se van. El temor a no
ser querido o, el miedo a no formar una familia mejor de la que tuviste se
disipan en el poderoso nombre de Jesús. No eres un fracaso. No hay nada malo en
ti. Tu autoestima mejorará. Tus capacidades crecerán y tus talentos se
desarrollarán. Tus sueños se cumplirán.
Fuente:
Placeresperfectos, 2016.
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