Porque
no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo
siguiendo fábulas artificiosas… (v. 16).
Lectura:
2 Pedro 1:12-21
La
Biblia en un año: Apocalipsis 18
Los
que visitábamos a mi padre hospitalizado nos reíamos a carcajadas: dos viejos
choferes de camiones, un ex cantante de música country, un artesano, dos
mujeres de granjas vecinas y yo.
«…
después, se levantó y me partió una botella en la cabeza», dijo el artesano,
para terminar su historia sobre una pelea en un bar.
Mi padre,
mientras luchaba contra su cáncer e intentaba conseguir un poco de aire para
reírse, dijo para que se cuidaran de lo que contaban: «Randy es pastor». Aunque
se callaron durante unos segundos, estallaron de risa ante la noticia.
Unos
40 minutos después, el artesano aclaró su garganta, miró a mi padre y se puso
serio: «Howard, ahora ya no bebo más ni peleo en bares. Todo eso pasó. Tengo
una nueva razón de vivir. Quiero contarte sobre mi Salvador». Y lo hizo, sin
prestar atención a la sorprendentemente leve reticencia de mi padre.
Nunca
escuché una manera más delicada de presentar el evangelio. Años más tarde, mi
padre también creyó en Jesús.
Fue
el sencillo testimonio de una viejo amigo que vivía una vida sencilla, y eso me
recordó que lo sencillo no es ni ingenuo ni estúpido, sino directo y sin
pretensiones… como Jesús; como la salvación.
Señor,
que pueda ver esas oportunidades en que los corazones están preparados para oír
de ti y les hable de tu amor.
…
id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Mateo 28:19
Puntual
…
cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo… (Gálatas 4:4).
Lectura:
Lucas 2:25-38
La
Biblia en un año: Apocalipsis 17
A
veces, bromeo que voy a escribir un libro titulado Puntual. Quienes me conocen
se sonríen porque saben que suelo llegar tarde. Mi excusa es que mi retraso se
debe al optimismo, no a mi falta de empeño. Con optimismo, me aferro a la
creencia errónea de que «esta vez», como nunca antes, podré terminar más cosas
en menos tiempo. Pero no puedo, y no lo hago; entonces, termino teniendo que
disculparme otra vez por mi impuntualidad.
En
cambio, Dios siempre es puntual. Tal vez pensemos que llega tarde, pero no es
así. La Biblia habla de personas que se impacientaron con el tiempo de Dios.
Los israelitas esperaban y esperaban al Mesías prometido, y algunos se
cansaron. Pero Simeón y Ana no, sino que siguieron día tras día en el templo,
orando y esperando (Lucas 2:25-26, 37). Y su fe fue recompensada, ya que
pudieron ver al niño Jesús cuando María y José lo llevaron al templo para su dedicación
(vv. 27-32, 38).
Cuando
nos desanimamos porque Dios no responde según nuestro calendario, la Navidad
nos recuerda que «cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo,
[…] para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos
la adopción de hijos» (Gálatas 4:4-5). El tiempo de Dios es perfecto siempre, y
vale la pena esperar.
Señor,
ayúdame a tener paciencia.
El
tiempo de Dios es siempre correcto; espera con paciencia que Él actúe.
Gozo
para todos
…
No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el
pueblo (v. 10).
Lectura:
Lucas 2:8-14
La
Biblia en un año: Apocalipsis 16
El
último día de una conferencia de editoriales cristianas en Singapur, 280
participantes de 50 países se reunieron en el jardín del hotel para tomar
una fotografía grupal. Desde el balcón del primer piso, el fotógrafo sacó
varias fotos desde distintos ángulos antes de decir al final: «Terminamos». Una
voz entre la multitud exclamó con alivio: «Bueno… ¡Al mundo paz!». A lo que
otro replicó: «Nació Jesús». Uno tras otro empezó a cantar, hasta que todo el
grupo entonó el conocido villancico. Fue una muestra conmovedora de unidad y
gozo que nunca olvidaré.
En
el relato de Lucas de la historia de la Navidad, un ángel anunció así el
nacimiento de Jesús a un grupo de pastores: «No temáis; porque he aquí os doy
nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la
ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor» (Lucas 2:10-11).
El
gozo no era para pocas personas, sino para todos, «porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito» (Juan 3:16).
Al
compartir con otros el mensaje de Jesús que transforma la vida, nos unimos al
coro mundial, aclamándolo «por tan precioso don, que Dios nos da con gran
amor».
«¡Al
mundo paz, nació Jesús!».
Señor,
que podamos ver a todas las personas como receptores de tu gracia y tu gozo.
La
buena noticia del nacimiento de Jesús es motivo de gozo para todos.
Nuestro
Pan Diario
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