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domingo, 8 de octubre de 2017

Concebido en la crisis



Por Tim Gustafson
… en la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos (v. 1).
Leer: Salmo 57
La Biblia en un año: Isaías 17–19; Efesios 5:17-33
Marcos recuerda una ocasión durante su niñez cuando su padre reunió a la familia. El automóvil se había averiado y, para fin de mes, ya no tendrían más dinero. Su padre hizo una pausa y oró; luego, les pidió que esperaran la respuesta de Dios. De maneras sorprendentes, la ayuda llegó: un amigo reparó el coche, hubo cheques inesperados, apareció comida frente a la puerta. Fue fácil alabar a Dios, aunque la gratitud de la familia se había forjado en una crisis.
El Salmo 57 ha sido fuente de inspiración para cánticos de adoración. Cuando David declaró: «Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios» (v. 11), quizá pensamos que observaba el magnífico cielo nocturno de Oriente Medio o que cantaba mientras adoraba en el templo. Sin embargo, temiendo perder la vida, estaba escondido en una cueva.
También dijo: «Mi vida está entre leones; […] hombres que vomitan llamas; sus dientes son lanzas y saetas, y su lengua espada aguda» (v. 4). Su alabanza fue concebida en la crisis. Aunque el enemigo lo perseguía, escribió estas asombrosas palabras: «oh Dios, mi corazón está dispuesto; cantaré, y trovaré salmos» (v. 7).
Si hoy enfrentamos una crisis, acudamos a Dios por ayuda. Luego, alabémoslo mientras esperamos confiados en su interés constante por nosotros.
Señor, gracias por tu incesante bondad y misericordia.
Tu próxima crisis es una oportunidad de confiar en Dios, que no falla.

Interrupciones divinas
Por David C. McCasland
La Biblia en un año: Isaías 20–22; Efesios 6
Los expertos coinciden en que las interrupciones absorben una asombrosa cantidad de tiempo. Ya sea que estemos en el trabajo o en casa, una llamada telefónica o una visita inesperada pueden desviarnos de lo que consideramos nuestro propósito principal.
A la mayoría no nos gustan las interrupciones; en especial, cuando generan inconvenientes o cambio de planes. Pero Jesús trató de manera muy diferente lo que parecían ser interrupciones. Vez tras vez, en los Evangelios, vemos cómo interrumpía sus actividades para ayudar a los necesitados.
Mientras Jesús iba camino a Jerusalén para ser crucificado, un mendigo ciego, junto al camino, clamó: « ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!» (Lucas 18:35-38). Algunos le dijeron que se callara, pero él seguía clamando. Jesús se detuvo y le preguntó: « ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista. Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado» (vv. 41-42).
Cuando alguien que realmente necesita ayuda interrumpe tus planes, pídele sabiduría al Señor para saber cómo responder de forma compasiva. Lo que nosotros llamamos interrupción podría ser una cita divina que el Señor ha concertado para ese día.
Señor Jesús, lléname de sabiduría y compasión para responder como tú lo hiciste ante los necesitados.
Las interrupciones pueden ser oportunidades para servir.
Nuestro Pan Diario
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