Por Tim
Gustafson
… en
la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos (v. 1).
Leer: Salmo 57
La
Biblia en un año: Isaías 17–19; Efesios 5:17-33
Marcos
recuerda una ocasión durante su niñez cuando su padre reunió a la familia. El
automóvil se había averiado y, para fin de mes, ya no tendrían más dinero. Su
padre hizo una pausa y oró; luego, les pidió que esperaran la respuesta de
Dios. De maneras sorprendentes, la ayuda llegó: un amigo reparó el coche, hubo
cheques inesperados, apareció comida frente a la puerta. Fue fácil alabar a
Dios, aunque la gratitud de la familia se había forjado en una crisis.
El
Salmo 57 ha sido fuente de inspiración para cánticos de adoración. Cuando David
declaró: «Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios» (v. 11), quizá pensamos que
observaba el magnífico cielo nocturno de Oriente Medio o que cantaba mientras
adoraba en el templo. Sin embargo, temiendo perder la vida, estaba escondido en
una cueva.
También
dijo: «Mi vida está entre leones; […] hombres que vomitan llamas; sus dientes
son lanzas y saetas, y su lengua espada aguda» (v. 4). Su alabanza fue
concebida en la crisis. Aunque el enemigo lo perseguía, escribió estas
asombrosas palabras: «oh Dios, mi corazón está dispuesto; cantaré, y trovaré
salmos» (v. 7).
Si hoy
enfrentamos una crisis, acudamos a Dios por ayuda. Luego, alabémoslo mientras
esperamos confiados en su interés constante por nosotros.
Señor,
gracias por tu incesante bondad y misericordia.
Tu
próxima crisis es una oportunidad de confiar en Dios, que no falla.
Interrupciones
divinas
Por David
C. McCasland
Leer: Lucas 18:35-43
La
Biblia en un año: Isaías 20–22; Efesios 6
Los
expertos coinciden en que las interrupciones absorben una asombrosa cantidad de
tiempo. Ya sea que estemos en el trabajo o en casa, una llamada telefónica o
una visita inesperada pueden desviarnos de lo que consideramos nuestro
propósito principal.
A la
mayoría no nos gustan las interrupciones; en especial, cuando generan
inconvenientes o cambio de planes. Pero Jesús trató de manera muy diferente lo
que parecían ser interrupciones. Vez tras vez, en los Evangelios, vemos cómo
interrumpía sus actividades para ayudar a los necesitados.
Mientras
Jesús iba camino a Jerusalén para ser crucificado, un mendigo ciego, junto al
camino, clamó: « ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!» (Lucas
18:35-38). Algunos le dijeron que se callara, pero él seguía clamando. Jesús se
detuvo y le preguntó: « ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba
la vista. Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado» (vv. 41-42).
Cuando
alguien que realmente necesita ayuda interrumpe tus planes, pídele sabiduría al
Señor para saber cómo responder de forma compasiva. Lo que nosotros llamamos
interrupción podría ser una cita divina que el Señor ha concertado para
ese día.
Señor
Jesús, lléname de sabiduría y compasión para responder como tú lo hiciste ante
los necesitados.
Las
interrupciones pueden ser oportunidades para servir.
Nuestro
Pan Diario
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