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martes, 17 de octubre de 2017

Sol con dos alas

Por Poh Fang Chia
… Dios […] dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas… (v. 5).
Leer: Isaías 38:1-8 
La Biblia en un año: Isaías 37–38; Colosenses 3
Durante cinco años, un sello de arcilla estuvo en un armario en el Instituto de Arqueología de Jerusalén, después de que lo descubrieran al pie del muro de la ciudad antigua. El significado de la inscripción en este objeto de casi 3.000 años de antigüedad recién se develó tras el minucioso escrutinio de un investigador, con un resultado sorprendente. En hebreo antiguo, decía: «Perteneciente a Ezequías, [hijo de] Acaz, rey de Judá».
En el centro del sello, hay un sol con dos alas rodeado de dos imágenes que simbolizan la vida. Los arqueólogos creen que el rey Ezequías comenzó a usar ese sello para representar la protección de Dios después de sanarlo de su enfermedad mortal (Isaías 38:1-8), y darle una señal de su respuesta: «haré volver la sombra por los grados que ha descendido con el sol» (v. 8).
Este descubrimiento arqueológico nos alienta a recordar que los personajes bíblicos, así como nosotros, estaban aprendiendo a clamar por ayuda al Señor, quien siempre escucha. Aunque no siempre nos contesta como queremos o esperamos, podemos confiar en su corazón compasivo y en su poder. Aquel que dirige el movimiento del sol puede guiar nuestras vidas.
Querido Dios, eres grande y poderoso, y aun así, te interesas por mí. Ayúdame a descansar en tu poder y amor, y a buscar siempre tu ayuda.
Clama a Dios; Él quiere escucharte.

El buen Pastor
Por amp
Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará… (v. 11).
Leer: Isaías 40:6-11 
La Biblia en un año: Isaías 39–40; Colosenses 4
Esperaba ansiosa mientras estaba sentada en la habitación del hospital con mi esposo. Estaban operando a nuestro hijo pequeño de la vista, y sentía un hormigueo en el estómago por la preocupación. Traté de orar y pedirle a Dios que me diera su paz. Mientras hojeaba mi Biblia, pensé en Isaías 40, así que busqué el conocido pasaje, preguntándome si descubriría algo nuevo.
Al leer, se me cortó la respiración, ya que las palabras de hace tantos años me recordaron que el Señor, «como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará» (v. 11). En ese preciso instante, se me fue la ansiedad, al darme cuenta de que el Señor nos sostenía, nos guiaba y se ocupaba de nosotros. Esto es exactamente lo que necesitaba, Señor, suspiré en silencio. La paz de Dios me envolvió durante y después de la cirugía (que, gracias a Él, salió bien).
A través del profeta Isaías, el Señor le prometió a su pueblo que sería su pastor y que lo guiaría diariamente y lo consolaría. Nosotros también podemos experimentar su tierno cuidado cuando le contamos sobre nuestras ansiedades y buscamos su amor y su paz. Sabemos que Él es nuestro buen Pastor, que nos lleva en sus brazos y cerca de su corazón.
Señor, gracias por tu paz que sobrepasa todo entendimiento.
El buen Pastor se ocupa de sus ovejas.

Nuestro Pan Diario

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