Por Poh
Fang Chia
… Dios
[…] dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas… (v. 5).
Leer: Isaías 38:1-8
La
Biblia en un año: Isaías 37–38; Colosenses 3
Durante
cinco años, un sello de arcilla estuvo en un armario en el Instituto de
Arqueología de Jerusalén, después de que lo descubrieran al pie del muro de la
ciudad antigua. El significado de la inscripción en este objeto de casi 3.000
años de antigüedad recién se develó tras el minucioso escrutinio de un
investigador, con un resultado sorprendente. En hebreo antiguo, decía:
«Perteneciente a Ezequías, [hijo de] Acaz, rey de Judá».
En el
centro del sello, hay un sol con dos alas rodeado de dos imágenes que
simbolizan la vida. Los arqueólogos creen que el rey Ezequías comenzó a usar
ese sello para representar la protección de Dios después de sanarlo de su
enfermedad mortal (Isaías 38:1-8), y darle una señal de su respuesta: «haré
volver la sombra por los grados que ha descendido con el sol» (v. 8).
Este
descubrimiento arqueológico nos alienta a recordar que los personajes bíblicos,
así como nosotros, estaban aprendiendo a clamar por ayuda al Señor, quien
siempre escucha. Aunque no siempre nos contesta como queremos o esperamos,
podemos confiar en su corazón compasivo y en su poder. Aquel que dirige el
movimiento del sol puede guiar nuestras vidas.
Querido
Dios, eres grande y poderoso, y aun así, te interesas por mí. Ayúdame a
descansar en tu poder y amor, y a buscar siempre tu ayuda.
Clama
a Dios; Él quiere escucharte.
El
buen Pastor
Por amp
Como
pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los
llevará… (v. 11).
Leer: Isaías 40:6-11
La
Biblia en un año: Isaías 39–40; Colosenses 4
Esperaba
ansiosa mientras estaba sentada en la habitación del hospital con mi esposo.
Estaban operando a nuestro hijo pequeño de la vista, y sentía un hormigueo en
el estómago por la preocupación. Traté de orar y pedirle a Dios que me diera su
paz. Mientras hojeaba mi Biblia, pensé en Isaías 40, así que busqué el
conocido pasaje, preguntándome si descubriría algo nuevo.
Al
leer, se me cortó la respiración, ya que las palabras de hace tantos años me
recordaron que el Señor, «como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará
los corderos, y en su seno los llevará» (v. 11). En ese preciso instante, se me
fue la ansiedad, al darme cuenta de que el Señor nos sostenía, nos
guiaba y se ocupaba de nosotros. Esto es exactamente lo que necesitaba,
Señor, suspiré en silencio. La paz de Dios me envolvió durante y después de la
cirugía (que, gracias a Él, salió bien).
A
través del profeta Isaías, el Señor le prometió a su pueblo que sería su pastor
y que lo guiaría diariamente y lo consolaría. Nosotros también podemos
experimentar su tierno cuidado cuando le contamos sobre nuestras ansiedades y
buscamos su amor y su paz. Sabemos que Él es nuestro buen Pastor, que nos lleva
en sus brazos y cerca de su corazón.
Señor,
gracias por tu paz que sobrepasa todo entendimiento.
El
buen Pastor se ocupa de sus ovejas.
Nuestro
Pan Diario
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