Por Amy
Boucher Pye
Leer: Dt. 32:7-12
La
Biblia en un año: Isaías 23–25; Filipenses 1
La
hija de Beatriz llegó de un viaje al exterior y se sentía mal. Cuando el dolor
se hizo insoportable, ella y su esposo la llevaron a una sala de emergencias.
Los médicos y las enfermeras pusieron manos a la obra, y horas después,
las enfermeras le dijeron a Betty: «¡Va a estar bien! La atenderemos y se
sanará». En ese momento, un sentimiento de paz y amor brotó de su interior. Se
dio cuenta de que, mientras revoloteaba ansiosamente sobre su hija, el Señor es
el padre perfecto que alimenta a sus hijos y los consuela en los momentos
difíciles.
En
Deuteronomio, el Señor le recuerda a su pueblo la forma en que, mientras
peregrinaban por el desierto, se había ocupado de él como un padre amoroso que
revolotea sobre su cría. Nunca los abandonó, sino que fue como un águila que
«extiende sus alas» para reunir a sus hijos y «los lleva sobre sus plumas»
(32:11). Quería que recordaran que, aunque experimentaran dificultades y luchas
en el desierto, no los abandonaría.
Nosotros
también enfrentamos toda clase de desafíos, pero podemos experimentar consuelo
y valor al recordar que nuestro Dios nunca nos abandona. Cuando sintamos que
estamos cayendo, el Señor, como un águila, extenderá sus alas para tomarnos y
darnos su paz.
Padre
celestial, gracias porque tu amor supera todo lo imaginable.
Nuestro
Dios revolotea sobre nosotros con amor.
Si
hubiese sabido…
Por Alyson
Kieda
… Dios
[…] nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de
Jesucristo… (v. 3).
Leer: 1 Pedro 1:3-9
La
Biblia en un año: Isaías 26–27; Filipenses 2
Mientras
conducía al trabajo, escuché una hermosa canción que preguntaba: Si pudieras
volver atrás, sabiendo lo que ahora sabes, ¿qué le dirías a tu yo más joven? Al
escucharla, pensé en los bocadillos de sabiduría y advertencia que podría darle
a la versión más joven y menos sabia de mí. En algún momento de nuestra vida,
la mayoría nos hemos preguntado cómo podríamos haber actuado de otro modo… si
tan solo pudiéramos hacer todo de nuevo.
Pero
la canción también explica que, aunque el remordimiento por el pasado nos
envuelva, todas esas experiencias nos han transformado en lo que somos. No
podemos volver atrás ni cambiar las consecuencias de nuestras decisiones o
nuestro pecado, pero alabemos a Dios porque no tenemos que acarrear las pesadas
cargas y los errores de ese pasado. ¡Jesús ya lo ha hecho! «Bendito el Dios y
Padre […] que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza
viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos» (1 Pedro 1:3).
Si
acudimos a Él con arrepentimiento y fe, nos perdonará. Ese día, somos hechos
nuevos y comenzamos el proceso de transformación espiritual (2 Corintios 5:17).
No importa qué hayamos hecho (o qué no); somos perdonados por lo que Él hizo.
¡En Cristo, somos libres!
Señor,
gracias porque cargaste con mis pesadas cargas del pasado.
Entrégale
al Señor tus cargas pesadas.
Nuestro Pan Diario------------------------------------------------------------------------------------
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