Por Anne
Cetas
Pero
el Señor le dijo [a Gedeón]: Paz a ti; no tengas temor, no morirás (v. 23).
Leer: Jueces 6:11-16, 36-40
La
Biblia en un año: Isaías 32–33; Colosenses 1
Cleo
tenía diez años cuando fue a pescar por primera vez. Mientras miraba el
recipiente con la carnada, parecía vacilar. Finalmente, le dijo a mi esposo:
«¡Ayúdame, L-L-M-D-M!». Cuando mi esposo le preguntó qué pasaba, Cleo
respondió: «¡L-L-M-D-M! ¡Las lombrices me dan miedo!».
El
miedo también puede paralizar a los adultos. Tal vez Gedeón sintió temor
cuando el ángel del Señor se le acercó mientras él aventaba cebada en secreto,
escondido de los enemigos madianitas (Jueces 6:11). El ángel le dijo que Dios lo
había escogido para que liderara al pueblo en la batalla (vv. 12-14).
¿Qué
contestó Gedeón? «Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi
familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre» (v. 15).
Después de asegurarle que el Señor estaría con él, Gedeón todavía parecía
atemorizado, y pidió señales que le confirmaran que Dios lo utilizaría para
salvar a Israel, como había prometido (vv. 36-40). Dios le concedió sus
pedidos. Los israelitas triunfaron en la batalla y tuvieron paz durante 40
años.
Todos
tenemos miedo a diferentes clases de cosas… desde lombrices hasta batallas. La
historia de Gedeón nos enseña que podemos confiar en que, si Dios nos pide que
hagamos algo, nos dará las fuerzas y el poder para hacerlo.
Señor,
gracias por estar siempre conmigo.
Para
quitar el temor en la vida, pon tu fe en el Dios vivo.
Llamada
de despertador
Por David
C. McCasland
¡Despierta!
Fortalece lo poco que te queda, porque hasta lo que queda está a punto de
morir… (v. 2 NTV).
Leer: Apocalipsis 3:1-6
La
Biblia en un año: Isaías 34–36; Colosenses 2
Durante
los años en que viajaba con frecuencia y me quedaba en una ciudad diferente
cada noche, siempre programaba una llamada de despertador cuando me registraba
en los hoteles. Además de mi propia alarma, necesitaba que un teléfono
tintineante me ayudara a salir de la cama y empezar la mañana.
El
libro de Apocalipsis contiene una llamada a un despertar espiritual en las
cartas que el apóstol Juan les escribió a las siete iglesias de la provincia de
Asia Menor. A la de Sardis, le envió este mensaje del propio Jesús: «Yo conozco
tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, y
afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras
perfectas delante de Dios» (Apocalipsis 3:1-2).
En
medio de la fatiga espiritual, tal vez no nos demos cuenta del letargo que está
invadiendo nuestra relación con Dios. Pero el Señor nos dice: «Acuérdate, pues,
de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete» (v. 3).
Para
muchas personas, dedicar un tiempo todas las mañanas para leer la Biblia y
hablar con el Señor en oración las ayuda a mantenerse espiritualmente alertas.
Pasar tiempo con Jesús y saber lo que nos prepara para todo lo que esté por
delante ese día no es una tarea, sino un gozo.
Señor,
que escuche y responda a tu llamada de despertador cada mañana.
¡Qué
gozo es pasar tiempo con Jesús!
Nuestro
Pan Diario
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