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sábado, 13 de febrero de 2010

No se deje intimidar por los gigantes

“Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo. 5Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce. 6Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros. 7El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él.” 1 Samuel 17:4-7
El gigante Goliat frente a los filisteos intimidaba a todo el pueblo. Fíjese que los versículos anteriores lo describen físicamente y también cuentan cómo era su armadura. Pero no bastaba todo eso para intimidar al pueblo sino que encima dice que tenía un escudero que iba delante de él, por las dudas nomás ¿Qué actitud tomaría frente a un gigante como este? Piénselo nomás.
La Biblia cuenta que el ejército que tenía que enfrentarse a ese gigante era, nada más y nada menos, que la gente que representaba a Dios en la tierra. ¿Pero sabe cuál fue su actitud frente al gigante? Versículo 24 de 1 Samuel 17: “Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor.” ¿Era esa la actitud correcta para el pueblo de Dios? Por supuesto que no. Lo mismo pasa con usted y yo. En este tiempo no hay otra cosa posible que ver al pueblo de Dios trayendo la manifestación de Dios a la tierra. Llevamos al Espíritu Santo dentro todo lugar donde vamos. Eso es el poder mismo de Dios dentro de nosotros. No somos ganadores solamente adentro de las cuatro paredes del templo. Sabemos que nos acompaña un ejército de ángeles para traer gloria sobre la tierra y las cosas que emprendamos serán prosperadas porque somos la iglesia del Dios viviente. La Biblia dice que nada prevalecerá contra la iglesia del Señor.
Somos herederos de su bendición. Entonces vemos que la actitud es todo. Hay momentos para dar el paso de fe, el paso de coraje. El coraje es fundamental. Usted puede tener habilidades y recursos pero si no tiene coraje, de nada sirve. Todo el ejército tenía lo mismo que David pero el que venció fue David. Cuando usted escucha que es imposible cambiar algo, no escuche más de ahí en adelante, escuche lo que dice Dios y avance con su actitud de coraje. Puede recibir profecías y palabras de ciencia pero si no tiene una actitud, se lleva todo eso a la tumba porque no tuvo la actitud de cambiar en todo lo que recibió como palabra profética. David veía que todo el pueblo estaba con miedo y que hasta Saúl estaba escondido. Pero él tomó otra actitud. Se posicionó como un verdadero hijo de Dios, integrante del gran ejército del Todopoderoso.
¿Hay algún gigante en su vida? Puede ser una deuda, una mala relación, un problema de salud. ¿Qué actitud ha tenido hasta este momento frente a ese gigante? ¿Qué actitud tomará de ahora en adelante? Todos conocemos cómo termino la historia de David: salió victorioso porque derribó al gigante. Tomó la actitud correcta, la de un hijo de Dios. ¿Cómo piensa que saldrá usted si toma la actitud correcta? Victorioso. ¡Vencedor! Ya no se deje intimidar por los gigantes.
Oración: Padre, hoy conocí que tengo la victoria asegurada por ser parte de tu pueblo. La tomaré y ya no me dejaré intimidar por los gigantes de la vida, sino que pelearé y sé que venceré. Lo creo, en el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo, pastor del Ministerio Cristo la solución, Argentina.

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