“27Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían.” Daniel 3: 27
Hoy lo invito a compartir una historia en la Biblia para que vea que los buenos también pasan por situaciones que no son las mejores. Pero la clave está en que los que tienen un buen tesoro, saben que de ahí van a salir y van a tener victoria.
Vaya conmigo al libro de Daniel capítulo 3: hay tres jóvenes hebreos que fueron capturados y llevados a Babilonia sirviendo al rey Nabucodonosor. Un día, el rey decidió hacer una estatua de oro de su propia persona y decretó que la gente tenía que inclinarse y adorarla. Pero estos tres jóvenes hebreos habían guardado en el corazón el buen tesoro de la Palabra de Dios. Fueron preparados en su corazón para ser gente victoriosa, exitosa que representaban a Dios en la tierra. Porque la nueva creación tiene que recibir una nueva educación que es la educación espiritual. Usted nunca llega al tope, siempre hay mucho para aprender.
Es la Palabra de Dios que viene a iluminarlo y hacerlo ver lo que no se ve con los ojos naturales, hacerlo ver lo que Dios quiere mostrar y a donde quiere llevarlo. Por eso nunca tiene que permitir que su vida sea controlada por el temor, porque los ojos de la fe le hacen ver la salida, la victoria, la provisión. Los ojos de la fe nunca le hacen ver la derrota, sino que le hacen ver que Dios siempre está presente, que Dios le abre puerta y le ha hecho a su alrededor una muralla de ángeles y ha puesto su mano sobre su vida para que nada lo detenga.
Fíjese que la historia de Daniel dice que como los tres hombres hebreos se negaron a dorar la estatua el rey, fueron echados atados en un horno que había sido calentado a tal punto que los que simplemente se acercaron para echar a estos hombres murieron sofocados.
Observe esto ahora, las leyes espirituales gobiernan las leyes naturales. Sadrac, Mesac y Abed-nego conocían algo que sus enemigos no conocían. Por más que estaban en el reino y con el rey más poderoso de la tierra, había algo que el resto de la gente no conocía.
Usted no tiene que permitir que la gente sea influyente sobre usted con principios de la Palabra y con conceptos espirituales. Porque usted conoce cosas por ser creyente que el resto no conoce, sabe que va a salir en victoria sobre cualquier circunstancia porque Dios está con usted. Ellos no tuvieron temor, si hubiese sido así hubieran adorado la estatua y listo, sanos y salvos. Pero ellos estaban fuertes en la fe y sabían que con Dios siempre saldrían en victoria. No tuvieron temor y confiaron en que Dios iba a hacer algo. El resultado fue que salieron ilesos del horno de fuego. No había rastro del horno de fuego en todo su cuerpo.
¿Se dio cuenta? Si hubieran temido, seguramente no hubieran recibido las bendiciones de Dios. Pero por serles fiel recibieron su recompensa. No sólo el rey reconoció a Dios como el más grande sino que fíjese lo que dice el versículo 30:
“Entonces el rey engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia.” Dios nunca falla. Créalo, confíe en él y él hará.
Oración: Padre, gracias por enseñarme que no debo temer sino fortalecerme en la fe de tu Palabra para obtener la victoria que siempre viene cuando camino de tu mano. Confiaré en ti porque sé que nunca fallas. Lo creo, en el nombre de Jesús, amén.
Hoy lo invito a compartir una historia en la Biblia para que vea que los buenos también pasan por situaciones que no son las mejores. Pero la clave está en que los que tienen un buen tesoro, saben que de ahí van a salir y van a tener victoria.
Vaya conmigo al libro de Daniel capítulo 3: hay tres jóvenes hebreos que fueron capturados y llevados a Babilonia sirviendo al rey Nabucodonosor. Un día, el rey decidió hacer una estatua de oro de su propia persona y decretó que la gente tenía que inclinarse y adorarla. Pero estos tres jóvenes hebreos habían guardado en el corazón el buen tesoro de la Palabra de Dios. Fueron preparados en su corazón para ser gente victoriosa, exitosa que representaban a Dios en la tierra. Porque la nueva creación tiene que recibir una nueva educación que es la educación espiritual. Usted nunca llega al tope, siempre hay mucho para aprender.
Es la Palabra de Dios que viene a iluminarlo y hacerlo ver lo que no se ve con los ojos naturales, hacerlo ver lo que Dios quiere mostrar y a donde quiere llevarlo. Por eso nunca tiene que permitir que su vida sea controlada por el temor, porque los ojos de la fe le hacen ver la salida, la victoria, la provisión. Los ojos de la fe nunca le hacen ver la derrota, sino que le hacen ver que Dios siempre está presente, que Dios le abre puerta y le ha hecho a su alrededor una muralla de ángeles y ha puesto su mano sobre su vida para que nada lo detenga.
Fíjese que la historia de Daniel dice que como los tres hombres hebreos se negaron a dorar la estatua el rey, fueron echados atados en un horno que había sido calentado a tal punto que los que simplemente se acercaron para echar a estos hombres murieron sofocados.
Observe esto ahora, las leyes espirituales gobiernan las leyes naturales. Sadrac, Mesac y Abed-nego conocían algo que sus enemigos no conocían. Por más que estaban en el reino y con el rey más poderoso de la tierra, había algo que el resto de la gente no conocía.
Usted no tiene que permitir que la gente sea influyente sobre usted con principios de la Palabra y con conceptos espirituales. Porque usted conoce cosas por ser creyente que el resto no conoce, sabe que va a salir en victoria sobre cualquier circunstancia porque Dios está con usted. Ellos no tuvieron temor, si hubiese sido así hubieran adorado la estatua y listo, sanos y salvos. Pero ellos estaban fuertes en la fe y sabían que con Dios siempre saldrían en victoria. No tuvieron temor y confiaron en que Dios iba a hacer algo. El resultado fue que salieron ilesos del horno de fuego. No había rastro del horno de fuego en todo su cuerpo.
¿Se dio cuenta? Si hubieran temido, seguramente no hubieran recibido las bendiciones de Dios. Pero por serles fiel recibieron su recompensa. No sólo el rey reconoció a Dios como el más grande sino que fíjese lo que dice el versículo 30:
“Entonces el rey engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia.” Dios nunca falla. Créalo, confíe en él y él hará.
Oración: Padre, gracias por enseñarme que no debo temer sino fortalecerme en la fe de tu Palabra para obtener la victoria que siempre viene cuando camino de tu mano. Confiaré en ti porque sé que nunca fallas. Lo creo, en el nombre de Jesús, amén.
Por Rev. Juan O. Crudo. Argentina
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