El generoso es Feliz

“1 Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; 2 que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. 3 Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, 4 pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. 5 Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios.” 2 Corintios 8:1-5
Si hay un lugar donde la gente tiene la gracia de dar es en su casa espiritual, en su iglesia. En el pasaje anterior podemos ver a los Corintios. Ellos en la pobreza tuvieron abundancia de generosidad. La generosidad y la gracia para hacerlo es lo fundamental. Yo jamás en la vida vi un amarrete feliz. El generoso es feliz, tenga o no tenga como venga la cosa, es feliz y está bendecido.
Permita que el espíritu de Dios se revele a su vida porque va a tener que hacer algo que antes no hizo, capaz que va a tener que sacrificar más de lo que sacrificó porque tiene que avanzar a un terreno que no había avanzado. No se va a quedar mirando el partido desde afuera y mirando como suceden cosas en la vida de otro. Diciendo voy a esperar que hace Dios en la vida de aquel que es diezmador, hace pactos, da primicias a ver si después doy. La única experiencia que usted puede tener es la propia. Lo que haga usted lo tiene que hacer tomar conciencia de que se está moviendo en fe y está creando una conexión con el dueño y creador de todas las cosas que ha prometido estas bendiciones para su vida. Usted es el receptor de estas bendiciones como administrador sabio de lo que Dios pone en sus manos. Porque el Señor le dice que si en lo poco ha sido fiel, sobre mucho lo va a poner. Él lo colocará en manejos mayores, en dominios más grandes, de autoridad mayor, él lo va a llevar a ese nivel. Porque cuando usted siembra lo hace para Dios. Dios no es deudor de nada, todo lo que haga para Él va a recibir recompensa para la gloria de Dios.
El versículo 4 dice que los Corintios tenían poco, pero le pedían a Pablo que los dejan participar de este privilegio de dar. Ellos pedían por favor que querían dar. Hay gente que cuando en las reuniones llega el momento de dar celebra, se goza, festeja. Pero hay otros que se ponen duros, creyendo que es el pastor quien le saca todo. Si tiene ese concepto no hace falta ni que venga, pero si está creyendo de verdad a Dios y a la palabra de Dios, tiene que tener una apertura mayor para decir: Señor acá está lo que quiero sembrar en tus manos porque yo sé que esto se multiplica. Yo lo he visto miles de veces y lo sigo viendo en chicos y jóvenes. A Dios lo que le interesa primero es usted, no el bolsillo suyo.
Proverbios 3:9-10 dice: “9 Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto.”
El Señor va a multiplicar lo que siembra en sus manos de una manera sobrenatural. Dios tiene un plan maravilloso para su vida, para su futuro, para el futuro de su familia. La palabra del Señor está llena de promesas de bendiciones que vienen de él para aquellos que entienden y obedecen las leyes espirituales de la siembra y la cosecha. Usted le da a Dios pero la bendición viene para su vida.
Recuerde: el generoso es feliz. Porque confía en aquel en quién está poniendo su semilla y sabe que como no miente, hará que esa semilla prospere, crezca y de fruto al ciento por uno. Se multiplicará y tendrá una cosecha sobreabundante. Sea un sembrador generoso. Vendrá la recompensa.
Oración: Padre, soy feliz sembrando en tus manos. Mis manos y mi corazón son generosos y siempre están llenos de semilla para sembrar. Mi cosecha está asegurada. Sé que en su tiempo la veré multiplicada. En el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina