1 Corintios 13:7
Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos. 2 Timoteo 2:10
El amor todo lo sufre. Nunca disculpa el mal; sin embargo no rechaza a aquel que lo comete, sino que lo advierte. Ayuda a llevar la carga de los que sufren, siente el dolor de aquellos a quienes ama, y aun está dispuesto a soportar las consecuencias de las faltas de ellos.
El amor todo lo cree. No es cínico. El odio cree lo peor, pero el amor cree lo mejor. Cree que el mal será confesado y perdonado, y que quien lo cometió se arrepentirá y volverá a Dios. Cuando alguien obra mal, el deseo del amor siempre es ayudarle a levantarse.
El amor todo lo espera. Es capaz de ello porque pone su confianza en el Dios vivo, quien hace milagros. Un hermoso ejemplo de tal amor es el de los padres cristianos que siempre tienen la esperanza de que su hijo extraviado se vuelva a Dios. Esperan y oran, porque aman a su hijo.
El amor todo lo soporta. El verbo empleado en griego designa en particular la manera en que una tropa de soldados mantiene una posición vital a toda costa y hasta el final. El amor aguanta por aquellos a quienes ama. Se mantiene firme a pesar de la oposición, sin cansarse de creer o esperar. ¿Dónde halla tal fuerza? En Jesús, quien todo lo soportó: la contradicción, la soledad, el odio, el sufrimiento extremo, el abandono de Dios. Ahora él está junto a Dios, lejos del mal, pero permanece cerca de los que creen en él, quienes a su vez pueden soportarlo todo gracias a la fuerza que viene de él.
(Mañana continuará) Fuente: © Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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