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La maldición de las deudas
El yugo se cortará a causa de la unción profética de la Palabra de Dios: Las deudas traen, entre otros, conflictos matrimoniales. En este texto entendemos cómo el marido al morir dejó a esta mujer con deudas. El mal uso del dinero desencadena dolores, angustias, depresiones, separaciones, enfermedades... El dinero es de Dios, y si se sabe manejar en Dios no tendremos problemas; al tomar un crédito hay que preguntarse para qué se necesita. De la misma manera hay que proceder con las tarjetas de crédito, ya que al no poder cancelarlas en término, genera deudas con intereses. Es aquí donde usted se hace siervo de la deuda, porque no puede controlar lo que debe, y genera egresos mayores que sus ingresos. La deuda es una maldición que Dios no envía, sino que la creamos nosotros mismos. El no obedecer la Palabra produce un desfasaje en nuestra vida. Lo mismo sucede con la vida espiritual. Hay que obedecer el principio de Dios. La mayor parte de la deuda puede ser efecto del pecado, por estar fuera de control. Por esa razón nunca afronte una deuda si no está seguro de poder pagarla. “El extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo. Él te prestará a ti, y tú no le prestarás a él; él será por cabeza, y tú serás por cola” (Deuteronomio 28:43-44). Cuando la iglesia no cumple el rol que debe cumplir, otro, que ni siquiera pertenece al pueblo de Dios, se levantará sobre ella por causa del descontrol. Si no hay producción, no hay ingreso. Si el ingreso es menor que el egreso usted está en problemas, porque el extranjero estará por encima suyo. Y nosotros, los cristianos, estamos para ser cabeza y no cola. El Señor dijo que Él abrirá su tesoro para enviar lluvia a nuestra tierra, y para bendecir toda obra de nuestras manos. Declaró que prestaremos a muchas naciones, y no pediremos prestado. Entonces Jehová nos pondrá por cabeza, y no por cola; y estaremos encima, y no debajo. Pero esto sucedería solamente si obedecemos, y guardamos los mandamientos de Dios (Deuteronomio 28:12-13). A través de nuestras manos bendeciremos toda obra. Ellas producirán para el Reino de Dios sin necesidad de pedir prestado. Es por eso que debemos aprender a manejar el dinero. El diezmo es parte de ese aprendizaje. Él será quien nos multiplicará, y entonces nos sobrará. Es necesario comprender que la esclavitud financiera se convierte en un dios, porque se ingresa a un estado de desesperación, de temor. Cada día trabaja más, dándole entrada a esos espíritus. Sabemos que solamente trabajando se produce; pero no se puede trabajar todo el día, porque de esa manera la deuda se convierte en un pequeño dios. Oración: Padre, declaro que hoy estoy libre de toda maldición de deudas y me determino a obedecer tus principios día a día, para no producir un desfasaje en mi vida. Lo creo, en el nombre de Jesús, Amén.
“Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos” (II Reyes 4:1).
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