“15 La fiesta de los panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías.” Éxodo 23:15
A los hijos de Israel Dios les pedía más de veinte ofrendas diferentes. Imagínese, estuvieron cuatrocientos años de esclavos, la vida de insuficiencia en la que vivieron y ahora llegó la libertad. Así que lo que haya vivido de experiencias del pasado, no lo traiga a este presente y no lo impulse para su futuro y mucho menos se lo transfiera a sus hijos.
Cuando a veces sus hijos tienen en abundancia no le diga, si te hubiera pasado lo que me pasó a mí que yo no tuve. Alégrese de ser de bendición para los hijos y dígale que ustedes van a tener más de lo que tienen ahora porque Dios será fiel en cumplir su palabra. Hay lugares a donde va a entrar va a repartir y Dios va a fluir a través de su vida.
Todos iban a llevar diferentes ofrendas, las primicias, los pactos son cosas que la palabra de Dios les enseñó. Ellos lo empezaron a aprender porque salieron de la escasez, de la insuficiencia, de la miseria, de la esclavitud y ahora se proyectaban a la tierra prometida. Donde iban a sembrar y a cosechar, iban a experimentar el fruto de Dios en su vida y que Dios los iba a enriquecer mucho. En el tiempo de Salomón llegaron a ver riquezas como en ningún lugar de la tierra. Y salieron de esta posición. No se olvide de donde salió y agradézcale a Dios pero no vuelva atrás. De donde salió, ya salió. Déle gracias a Dios, esté seco, pelado, arruinado. Ahora tiene a Cristo, tiene vida, tiene la palabra, tiene la bendición, tiene la unción, la gracia y ha aprendido a ser un sembrador, ha aprendido a cosechar.
Especialmente en el tiempo de la pascua les decía esto para que ellos honraran a Dios a través de su ofrenda y esa honra liberara siete bendiciones. No es que le pagaban a Dios y le decían no me alcanza para mucho dame cinco. Era la honra de corazón que le daban a Dios de acuerdo a lo que tenían, a la cosecha que Dios les había dado.
Todo lo que hay en su vida, se lo ha dado Dios, todo lo bueno se lo ha dado Dios. De El viene toda dádiva, todo don perfecto, del Padre viene la bendición. Usted abre los ojos por la mañana y dice: gracias porque hoy es un día de gloria, de bendición, estoy vivo, tengo salud, tengo fuerza y es valiente.
Usted tiene que vivir la vida bendecida que Dios le ha otorgado no una vida aferrada al pasado. Porque si vive así eso será lo que transmita, lo que le va a transferir a sus familiares, conocidos, amigos. Y como hijo de Dios, no es justamente eso lo que tiene que soltar sobre otros.
El pueblo de Israel sembraba y cosechaba bendición. Usted siembra y cosecha bendición. Todo va en aumento, en multiplicación. Enseñe eso a sus hijos, cuéntelo a sus amigos y familiares. Todo lo nuevo que Dios ha hecho en su vida, todas las bendiciones y favores que tiene por ser su hijo amado.
El pueblo de Israel había recibido un mandato, celebrar la Pascua, recordar que habían sido liberados de la esclavitud y tenían que presentarse con las manos llenas. Sí, Dios les dice que no se presentaran con las manos vacías y lo contrario a vacías es llenas. De la misma manera usted tiene que presentarse cada vez que viene ante la presencia de Dios porque usted celebra que él lo ha librado de la esclavitud del pecado. Cristo, el Cordero que quitó el pecado del mundo es hoy su Pascua. Celébrelo con una ofrenda generosa como hacía el pueblo de Israel. Para usted también son las siete bendiciones.
Recuerde: No transfiera su pasado. Transfiera las bendiciones de su nueva vida con Cristo. Sea bendecido.
Oración: Padre, gracias por Jesucristo, el Cordero inmolado en mi lugar. Gracias a él hoy tengo libertad y puedo recibir bendiciones en sobreabundancia. Viviré el presente sembrando para mi futuro y dejaré atrás mi pasado. Vivo una vida bendecida. En el nombre de Jesús, amén.
A los hijos de Israel Dios les pedía más de veinte ofrendas diferentes. Imagínese, estuvieron cuatrocientos años de esclavos, la vida de insuficiencia en la que vivieron y ahora llegó la libertad. Así que lo que haya vivido de experiencias del pasado, no lo traiga a este presente y no lo impulse para su futuro y mucho menos se lo transfiera a sus hijos.
Cuando a veces sus hijos tienen en abundancia no le diga, si te hubiera pasado lo que me pasó a mí que yo no tuve. Alégrese de ser de bendición para los hijos y dígale que ustedes van a tener más de lo que tienen ahora porque Dios será fiel en cumplir su palabra. Hay lugares a donde va a entrar va a repartir y Dios va a fluir a través de su vida.
Todos iban a llevar diferentes ofrendas, las primicias, los pactos son cosas que la palabra de Dios les enseñó. Ellos lo empezaron a aprender porque salieron de la escasez, de la insuficiencia, de la miseria, de la esclavitud y ahora se proyectaban a la tierra prometida. Donde iban a sembrar y a cosechar, iban a experimentar el fruto de Dios en su vida y que Dios los iba a enriquecer mucho. En el tiempo de Salomón llegaron a ver riquezas como en ningún lugar de la tierra. Y salieron de esta posición. No se olvide de donde salió y agradézcale a Dios pero no vuelva atrás. De donde salió, ya salió. Déle gracias a Dios, esté seco, pelado, arruinado. Ahora tiene a Cristo, tiene vida, tiene la palabra, tiene la bendición, tiene la unción, la gracia y ha aprendido a ser un sembrador, ha aprendido a cosechar.
Especialmente en el tiempo de la pascua les decía esto para que ellos honraran a Dios a través de su ofrenda y esa honra liberara siete bendiciones. No es que le pagaban a Dios y le decían no me alcanza para mucho dame cinco. Era la honra de corazón que le daban a Dios de acuerdo a lo que tenían, a la cosecha que Dios les había dado.
Todo lo que hay en su vida, se lo ha dado Dios, todo lo bueno se lo ha dado Dios. De El viene toda dádiva, todo don perfecto, del Padre viene la bendición. Usted abre los ojos por la mañana y dice: gracias porque hoy es un día de gloria, de bendición, estoy vivo, tengo salud, tengo fuerza y es valiente.
Usted tiene que vivir la vida bendecida que Dios le ha otorgado no una vida aferrada al pasado. Porque si vive así eso será lo que transmita, lo que le va a transferir a sus familiares, conocidos, amigos. Y como hijo de Dios, no es justamente eso lo que tiene que soltar sobre otros.
El pueblo de Israel sembraba y cosechaba bendición. Usted siembra y cosecha bendición. Todo va en aumento, en multiplicación. Enseñe eso a sus hijos, cuéntelo a sus amigos y familiares. Todo lo nuevo que Dios ha hecho en su vida, todas las bendiciones y favores que tiene por ser su hijo amado.
El pueblo de Israel había recibido un mandato, celebrar la Pascua, recordar que habían sido liberados de la esclavitud y tenían que presentarse con las manos llenas. Sí, Dios les dice que no se presentaran con las manos vacías y lo contrario a vacías es llenas. De la misma manera usted tiene que presentarse cada vez que viene ante la presencia de Dios porque usted celebra que él lo ha librado de la esclavitud del pecado. Cristo, el Cordero que quitó el pecado del mundo es hoy su Pascua. Celébrelo con una ofrenda generosa como hacía el pueblo de Israel. Para usted también son las siete bendiciones.
Recuerde: No transfiera su pasado. Transfiera las bendiciones de su nueva vida con Cristo. Sea bendecido.
Oración: Padre, gracias por Jesucristo, el Cordero inmolado en mi lugar. Gracias a él hoy tengo libertad y puedo recibir bendiciones en sobreabundancia. Viviré el presente sembrando para mi futuro y dejaré atrás mi pasado. Vivo una vida bendecida. En el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina.
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