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jueves, 2 de diciembre de 2010

La sanidad comienza dentro de usted

“30 El corazón apacible es vida de la carne; Mas la envidia es carcoma de los huesos.” Proverbio 14:30
Lo que está dentro de su corazón se refleja por fuera. Alguna vez fue al médico y este le preguntó: ¿Ha estado usted preocupado últimamente? ¿Ha estado nervioso? porque el cuerpo le da señales de lo que está pasando por dentro. El cuerpo le está diciendo que la bronca o enojo que usted está guardando le está haciendo mal, que la ansiedad le está haciendo mal. No espere a que el cuerpo sufra para hacer lo que debe hacer. No es cuestión de enfermarse, ir a la iglesia para que le oren, recibir sanidad y luego seguir la vida como antes. Debemos cambiar. Debemos aprender a caminar en la salud divina, que no es sólo no estar enfermo es vivir en la plenitud de lo que Dios nos otorgó.
Llene su corazón de la palabra de Dios. Lo que haya en su corazón le traerá bendición al cuerpo.
No importa lo que le haya dicho el médico, no importa si lo mandó a su casa porque la ciencia no tiene más que hacer. La palabra de Dios sí tiene algo para su vida. Reciba la sanidad en este mismo momento, mientras usted está leyendo estas líneas, permita que la palabra de Dios llegue a su corazón. Véase sano, porque esa es su realidad. Véase corriendo, nadando, caminando por su barrio y orando por sus vecinos. Jesús ya se llevó su enfermedad, reciba ahora salud divina en el nombre de Jesús.
Lo que acaba de pasar en su espíritu se manifestará en su cuerpo. No se guíe por los síntomas. Lo importante es lo que ve desde adentro porque la visión que desarrollamos es por la palabra no por las circunstancias.
Si la Palabra está dentro de su espíritu, su cuerpo va a sentir la paz. La conexión de pacto con Dios traerá los ríos de agua viva fluyendo a través de su vida.
No permita que el diablo lo convenza que va a estar así toda la vida. Llene su corazón de lo que dice Dios, perdone, no guarde rencor. Tenga una imagen interior de vida saludable y la vivirá.
Oración: Padre, me veo sano, corriendo y llevando tu palabra de sanidad a otras personas. No guardo rencor y perdono a los que me ofendieron. Gracias por proveerme todo para vivir una vida saludable para poder cumplir tu propósito. En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina.

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