… [Los de Berea escudriñaban] cada día las Escrituras para ver si estas
cosas eran así (v. 11).
Lectura: Hechos 17:10-13
La biblia en un año: Salmos 129–131; 1 Corintios 11:1-16
«Una araña selvática mortífera ha migrado a nuestro país y está matando
gente», decía el artículo que me enviaron a mí y a la lista de contactos de
email de mi amigo. La historia sonaba creíble; repleta de nombres de
científicos y de situaciones de la vida real. Sin embargo, cuando la verifiqué
en páginas de Internet confiables, descubrí que era mentira; un engaño de la web.
Su autenticidad solo podía ser verificada consultando una fuente confiable.
Un grupo de cristianos del siglo i, que vivían en Macedonia, entendían la
importancia de confirmar lo que oían. Los habitantes de Berea «recibieron la
palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si
estas cosas eran así» (Hechos 17:11). Habían escuchado a Pablo, y quisieron
asegurarse de que lo que él decía estaba de acuerdo con las enseñanzas del
Antiguo Testamento. Tal vez el apóstol les dijo que las Escrituras revelaban
que el Mesías sufriría y moriría por el pecado. Entonces, ellos necesitaban
verificarlo con la fuente acreditada.
Cuando escuchamos ideas espirituales que nos perturban, debemos tener
cuidado. Podemos investigar la Palabra de Dios por nuestra cuenta, escuchar
fuentes dignas de confianza y pedirle al Señor Jesús que nos dé sabiduría.
Señor, ayúdanos a discernir tu Palabra, para buscarte a ti.
La verdad
de Dios resiste toda prueba.
Nuestro Pan Diario
Pasos de bebé
[El Señor] hace
mis pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas (v. 33).
Lectura: Salmo 18:31-36
La biblia en un
año: Salmos 126–128; 1 Corintios 10:19-33
Mi hijita está
aprendiendo a caminar. Tengo que sostenerla, y ella se aferra a mis dedos
porque todavía se siente inestable. Tiene miedo de caerse, pero yo estoy allí
para sostenerla y cuidarla. Mientras camina con mi ayuda, sus ojos destellan
gratitud, felicidad y seguridad. Sin embargo, a veces llora porque no la dejo
ir por lugares peligrosos… no se da cuenta de que estoy protegiéndola.
Como mi pequeña,
nosotros también solemos necesitar a alguien que nos vigile, guíe y sostenga en
nuestro andar espiritual. Y tenemos a ese Alguien: Dios, nuestro Padre. Él
ayuda a sus hijos a aprender a caminar, guía sus pasos, los sostiene de la mano
y los mantiene en el sendero correcto.
El rey David
sabía perfectamente que necesitaba el cuidado de Dios. En el Salmo 18, describe
cómo nos guía y fortalece el Señor cuando estamos perdidos y confundidos (v.
32); mantiene firmes nuestros pies, como los de un ciervo que trepa a lugares
altos, sin resbalarse (v. 33); y, si resbalamos, su mano está allí para
sostenernos (v. 35).
Al margen de que
seamos creyentes nuevos, aprendiendo todavía a caminar en la fe, o que nuestro
andar con Dios ya lleve mucho tiempo, todos necesitamos que su mano nos guíe y
nos mantenga firmes.
—
Querido Padre,
toma mi mano y guíame en el sendero de una vida recta.
Dios me cuida a cada paso del camino.
Nuestro Pan
Diario
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