…
todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará (Mateo 16:25).
Lectura:
1 Reyes 19:19-21
La
biblia en un año: Salmos 107–109; 1 Corintios 4
Cuando
era niña, mi semana favorita en el verano era la que pasaba en un campamento
cristiano de jóvenes. El fin de semana, me sentaba codo a codo con mis amigos,
frente a una enorme fogata. Allí compartíamos lo que habíamos aprendido sobre
Dios y la Biblia, y cantábamos. Una canción que todavía recuerdo hablaba de
decidir seguir a Cristo. El estribillo tenía una frase importante: «no vuelvo
atrás».
Cuando
Eliseo decidió seguir al profeta Elías, llevó a cabo algo increíble que hizo
difícil (en realidad, imposible) que volviera a su antiguo trabajo agrícola.
Después de ir a su casa y hacer un banquete de despedida, «tomó un par de
bueyes y los mató» (1 Reyes 1:21). Quemó sus instrumentos para arar, asó
al fuego la carne recién cortada y dio de comer a todos los presentes, poniendo
fin a su forma de vivir. Después, «se levantó y fue tras Elías, y le servía»
(v. 21).
Consagrarnos
a Dios, quien merece nuestra devoción, suele implicar tener que pagar un
precio. No obstante, nada se compara con lo que ganamos cuando seguimos
adelante con Cristo, quien dijo: «Porque todo el que quiera salvar su vida, la
perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará» (Mateo
16:25).
Padre,
ayúdame a ver si hay algo que deseas que deje para seguirte completamente.
Jesús
busca seguidores a tiempo completo.
Nuestro Pan Diario
¿Quién es mi prójimo?
… Ve, y haz tú lo mismo (v. 37).
Lectura: Lucas 10:30-37
La biblia en un año: Salmos 105–106; 1 Corintios 3
A María le encantaba la reunión grupal a mitad de
semana en la iglesia, donde ella y varios amigos se encontraban para orar,
adorar y debatir temas relacionados con el mensaje de la semana anterior. Ese
día iban a hablar sobre la diferencia entre «ir» a la iglesia y «ser» la
iglesia en un mundo herido. Estaba ansiosa por ver a sus amigos y charlar con
entusiasmo.
Mientras tomaba las llaves, sonó el timbre. «Lamento
molestarte —dijo su vecina—, ¿estás ocupada esta mañana?». María iba a
explicarle que tenía que salir, cuando la vecina agregó: «Tengo que llevar el
auto al taller. Por lo general, vuelvo caminando o en bicicleta, pero me
lastimé la espalda y, por el momento, no puedo hacerlo». María dudó un instante
y, luego, sonriendo, dijo: «No hay problema».
Aunque solo la conocía de vista, mientras la llevaba
a su casa, se enteró de que el esposo padecía de demencia senil, y del tremendo
agotamiento que genera cuidar a alguien así. María la escuchó, se compadeció,
prometió orar por ella y se ofreció a ayudarla en todo lo que pudiera.
Aquella mañana, María no fue a la iglesia a hablar
sobre cómo compartir su fe, pero sí pudo transmitirle un poco del amor de
Cristo a su vecina, la cual estaba atravesando una situación difícil.
Señor, quiero ser tus manos y pies para quien lo
necesite.
La
fe se manifiesta en nuestras acciones.
Nuestro Pan Diario
-----------------------------------------------------------------------
NOTICIAS CRISTIANAS
Cristianos protestan contra Planned Parenthood por muertes de bebés
Leer más
Cristianos arriesgan sus vidas, pero no dejan de asistir a la Iglesia
Leer más
Vladimir Putin dice que “el fin del mundo es inevitable” Leer más
Ateos dicen que 18% de latinos en EEUU cambian de religión por superstición
Leer más
No hay comentarios:
Publicar un comentario