Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo
[…] el cual nos consuela… (vv.
3-4).
Lectura: 2 Corintios 1:3-11
La biblia en un año: Salmo 116–118; 1 Corintios 7:1-19
Cuando a mi hermana Carole le diagnosticaron cáncer
de mama, toda la familia se preocupó. Las cirugías y los tratamientos nos hicieron
temer por su bienestar, lo cual nos llevó a orar por ella. Durante los meses
siguientes, fue sincera al ponernos al tanto de los desafíos, pero todos nos
alegramos cuando llegó el informe de que los tratamientos habían tenido éxito.
¡Estaba recuperándose!
Menos de un año más tarde, mi hermana Linda enfrentó
la misma lucha. De inmediato, Carole estuvo a su lado para ayudarla a entender
qué esperar y cómo prepararse para lo que vendría. Su propia experiencia la
había equipado para acompañar a Linda en su prueba.
Esto es lo que Pablo nos dice que debemos hacer en
2 Corintios 1:3-4: «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos
consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros
consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación
con que nosotros somos consolados por Dios».
Gracias al Señor que Él no desaprovecha nada.
Nuestras luchas no solo nos dan la oportunidad de experimentar su consuelo,
sino que también nos abren la puerta para compartir ese consuelo con otras
personas que sufren.
¿Cómo puedo alentar hoy a alguien que sufre?
La
presencia de Dios nos consuela; nuestra presencia consuela a otros.
Nuestro Pan Diario
Desconectarse
… Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y
descansad un poco… (v. 31).
Lectura: Mr. 6:30-31, 45-47
La biblia en un año: Salmos 113–115; 1 Corintios 6
Cuando nuestros hijos eran jóvenes, fuimos a visitar
a mis abuelos. Donde ellos vivían, el televisor no tenía muy buena recepción,
pero, para ellos, no era una cuestión muy importante. Después de ver a mi hijo
manipulando el aparato durante un tiempo, me preguntó frustrado: «¿Qué se hace
cuando se ve un solo canal y no te gusta lo que están transmitiendo?».
«Lo apagas», dije con una sonrisa, lo cual no fue
exactamente el consejo que él esperaba. Tampoco es la respuesta que se
espera hoy; en especial, con tantos artefactos que nos entretienen, informan y
distraen.
A veces, necesitamos apagar todo y descansar la
mente un rato. Simplemente, nos hace falta «desenchufarnos». Jesús solía
apartarse durante un tiempo; en especial, cuando quería dedicarse a orar (Mateo
14:13). También instaba a los discípulos a hacer lo mismo, aunque fuera solo un
rato (Marcos 6:31). Esta clase de soledad y de tiempo para reflexionar es
beneficioso para todos. Es entonces cuando podemos acercarnos a Dios.
Sigue la sabiduría y el ejemplo de Cristo: apártate
y descansa un poco. Será bueno para tu cuerpo, mente y espíritu.
Señor, ayúdame a buscar aquellas cosas que provienen
de ti, de lo alto. Quiero desconectarme de todo lo que me distrae y acercarme a
ti.
Bajar
el volumen de la vida te permite escuchar atentamente a Dios.
Nuestro Pan Diario
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