…
la serpiente […] dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho…? (v. 1).
Lectura:
Génesis 3:1-8
La
biblia en un año: Juan 5:1-24
«No
creo que Dios sea bueno», me dijo una amiga que había estado orando durante
años por cuestiones difíciles sin que nada mejorara. Su enojo y amargura ante
el silencio divino crecían. Como la conozco bien, percibía que, en lo profundo
de su ser, creía que Dios era bueno, pero su dolor incesante y la aparente
falta de interés del Señor la hacían dudar. Para ella, era más fácil enojarse
que soportar la tristeza.
Dudar
de la bondad de Dios viene de la época de Adán y Eva (Génesis 3). La serpiente
puso esa idea en la mente de Eva cuando le sugirió sobre el fruto prohibido:
«sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis
como Dios, sabiendo el bien y el mal» (v. 5). La soberbia de Adán y Eva los
llevó a decidir que ellos, no Dios, determinarían qué era lo bueno.
Años
después de la muerte de su hija, James B. Smith descubrió que podía afirmar que
el Señor es bueno, y lo escribió en su libro Un Dios bueno y hermoso: «La
bondad de Dios no es algo que yo decido. Soy un ser humano con entendimiento
limitado». El asombroso comentario de Smith no es ingenuo, sino que surge de
años de procesar su tristeza y buscar el corazón del Señor.
Cuando
estemos desanimados, ayudémonos mutuamente a ver que Dios es bueno.
Señor,
ayúdame a ver tu bondad en las dificultades.
Bueno
es el Señor para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras. —Salmo
145:9
Nuestro
Pan Diario
Nos
cuida siempre
Tú
has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis
pensamientos (v. 2).
Lectura:
Salmo 139:1-18
La
biblia en un año: Juan 4:31-54
El
veterano periodista Scott Pelley nunca emprende un viaje de trabajo sin los
artículos esenciales: radio de onda corta, cámara, maleta indestructible,
computadora portátil, teléfono y baliza localizadora de emergencia que funciona
en cualquier parte. «Extiendes la antena, presionas dos botones y envía una
señal a un satélite conectado a la Administración Nacional Atmosférica y
Oceánica —declara Pelley—, lo cual les dice quién soy y dónde estoy. Según el
país donde estés, envían un equipo de rescate… o no» (AARP The Magazine). En
realidad, nunca ha tenido que usar la baliza, pero jamás viaja sin ella.
Sin
embargo, cuando se trata de nuestra relación con Dios, no necesitamos radios,
teléfonos ni balizas de emergencia. Por más precarias que sean nuestras
circunstancias, el Señor ya sabe quiénes somos y dónde estamos. El salmista
celebró esta verdad, escribiendo: «Señor, tú me has examinado y conocido. […]
todos mis caminos te son conocidos» (Salmo 139:1-3). Dios siempre está al tanto
de nuestras necesidades y nos cuida.
Hoy
podemos decir con confianza: «Si tomare las alas del alba y habitare en el
extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra» (vv. 9-10).
El
Señor sabe quiénes somos, dónde estamos y qué necesitamos. Nos cuida siempre.
Señor,
te alabo porque siempre te ocupas de mí.
El
Señor nos cuida siempre.
Nuestro
Pan Diario
----------------------------------------------------------------------
NOTICIAS CRISTIANAS
EEUU e Israel realizan mayor ejercicio de defensa área
Leer más
Pakistaníes cristianos se oponen a destrucción de sus templos
Leer más
Biblias son contrabandeadas en África a pesar del riesgo
Leer más
Venezolanos marchan y oran por la unidad de la Iglesia
Leer más
No hay comentarios:
Publicar un comentario