Y
no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar… (v. 28).
Lectura:
Mateo 10:26-32
La
biblia en un año: Juan 11:1-29
Nacida
en la esclavitud y maltratada de niña, Harriet Tubman (aprox. 1822-1913)
encontró un rayo de esperanza en las historias bíblicas que le narraba su
madre. El relato de la liberación de la esclavitud en Egipto le mostró un Dios
que deseaba que su pueblo fuera libre.
Aunque
logró su libertad, no podía estar contenta al saber que tantas personas seguían
atrapadas y cautivas. Entonces, encabezó más de una decena de misiones de
rescate para liberar a los que continuaban esclavos, sin importarle el peligro.
«Solo puedo morirme una vez», decía.
Harriet
entendía esta verdad: «no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no
pueden matar» (Mateo 10:28). Jesús dijo esto al enviar a sus discípulos en su
primera misión. Sabía que enfrentarían peligros y que no todos los recibirían
con calidez. Entonces, ¿para qué arriesgarlos? La respuesta está en el capítulo
anterior: «al ver las multitudes, [Jesús] tuvo compasión de ellas; porque
estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor (9:36).
Que
esta mujer no pudiera olvidar a los que continuaban esclavos nos muestra un
cuadro de Cristo, quien no se olvidó de nosotros cuando estábamos atrapados en
nuestros pecados. Su ejemplo nos inspira a buscar a los que no tienen
esperanza.
Señor,
ayúdame a hablarles de ti a otros.
Conocer
y servir a Cristo es la libertad verdadera.
Él se
puso en nuestro lugar
Pues
en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que
son tentados (v. 18).
Lectura:
Hebreos 2:10-18
La
biblia en un año: Juan 10:24-42
Para
ayudar a su equipo de arquitectos jóvenes a entender las necesidades de sus
clientes, David Dillard los envía a «pijamadas». Se ponen sus pijamas y pasan
24 horas en un centro para personas de la tercera edad, en las
mismas condiciones que ellos: con audífonos para simular pérdida de
audición, dedos pegados con cintas para limitar la destreza manual y gafas
para representar problemas visuales. Dillars declara: «Lo más
beneficioso es que, cuando envío jóvenes de 27 años, vuelven con
un corazón diez veces más grande. Conocen a las personas y entienden sus
dificultades».
Jesús
vivió 33 años en esta Tierra como un ser humano. Fue hecho como nosotros, «en
todo semejante a sus hermanos» (Hebreos 2:17), para saber cómo se vive con un
cuerpo humano en este mundo. Por eso, entiende las luchas que enfrentamos y se
pone a nuestro lado para comprendernos y alentarnos.
«Pues
en cuanto [Jesús] mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los
que son tentados » (v. 18). El Señor podría haber evitado la cruz, pero obedeció
a su Padre. Con su muerte, destruyó el poder de Satanás y nos libró del temor a
la muerte (vv. 14-15).
En
toda tentación, Jesús camina a nuestro lado para alentarnos, fortalecernos y
darnos esperanza.
Señor,
gracias por «ponerte en nuestro lugar».
Jesús
comprende.
Nuestro
Pan Diario
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