…
a su tiempo segaremos, si no desmayamos (v. 9).
Lectura:
Gálatas 6:1-10
La
biblia en un año: Juan 5:25-47
En
su casa nueva, Débora encontró una planta abandonada en un rincón oscuro de la
cocina. Las hojas arrugadas y polvorientas parecían de una orquídea enmohecida,
y se imaginó lo hermosa que luciría la planta cuando brotara de nuevo. Movió la
maceta a un lugar cerca de la ventana, le cortó las hojas y la regó. Compró
fertilizante y lo puso en las raíces. Durante semanas, inspeccionó la planta,
pero los brotes no aparecían. «Le daré un mes más —le dijo a su esposo—. Si no
pasa nada para entonces, la tiro».
Cuando
llegó el día de decidir, no podía creer lo que veía: ¡dos pequeños brotes
estaban asomando entre las hojas! La planta que estuvo a punto de descartar
seguía viva.
A
veces, ¿te desanima tu aparente falta de crecimiento espiritual? Quizá te
descontrolas con frecuencia o disfrutas de ese chisme malicioso que no puedes
evitar contarle a alguien. O tal vez te levantes demasiado tarde como para orar
o leer tu Biblia, aunque habías decidido poner la alarma más temprano.
¿Por
qué no le cuentas a un amigo confiable sobre las áreas de tu vida en las que
deseas crecer espiritualmente, y le pides que ore por ti y te aliente a ser
responsable? Ten paciencia. Crecerás en la medida en que permitas que el
Espíritu Santo obre en ti.
Señor,
dame paciencia conmigo mismo y con los demás.
Cada
pequeño paso de fe es un escalón gigante de crecimiento.
El
pan que satisface
El
pan nuestro de cada día, dánoslo hoy (11:3).
Lectura:
Lucas 10:38–11:4
La
biblia en un año: Juan 6:1-21
Memoricé
el Padrenuestro cuando iba a la escuela primaria. Cada vez que decía la frase
«el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy» (Mateo 6:11), no podía evitar pensar
en el pan que pocas veces teníamos en mi casa. Solo cuando mi padre volvía de
viajar a la ciudad, había pan. Por eso, orar a Dios por pan para todos los días
era muy importante para mí.
¡Qué
interesante me resultó encontrar años después el librito Nuestro Pan Diario!
Sabía que el título venía del Padrenuestro, pero que no podía referirse al pan
de la panadería. Al leerlo con regularidad, descubrí que este «pan», lleno de
pasajes de la Palabra de Dios y de comentarios útiles, era alimento espiritual
para el alma.
Fue
alimento espiritual lo que María prefirió cuando se sentó a los pies de Jesús a
escuchar atentamente sus palabras (Lucas 10:39). Mientras Marta se preocupaba
de la comida material, su hermana dedicó tiempo para estar cerca de su
invitado, el Señor Jesús, y escucharlo. Que nosotros también apartemos tiempo
para esto. Él es el pan de vida (Juan 6:35) y nutre nuestra alma con alimento
espiritual. Él es el pan que satisface.
Señor,
me siento a tus pies porque quiero aprender de ti. Mi corazón está abierto para
escuchar lo que me dices en tu Palabra.
«Yo
soy el pan de vida». —Jesús
Nuestro
Pan Diario
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