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domingo, 23 de abril de 2017

Grato olor



Mas a Dios gracias, el cual […] por medio de nosotros manifiesta […] el olor de su conocimiento.… (v. 14).
La Biblia en un año: 2 Samuel 6–8; Lucas 15:1-10
La escritora Rita Snowden cuenta que, una tarde, sentada afuera de un café en Dover, Inglaterra, mientras disfrutaba una taza de té, sintió un aroma delicioso. Rita le preguntó al mesero de dónde venía, y este respondió que era la gente que pasaba. La mayoría de los pueblerinos trabajaban en una fábrica cercana de perfume. Cuando regresaban a su casa, llevaban a la calle la fragancia que les impregnaba la ropa.
¡Qué hermosa imagen de la vida cristiana! Como dice el apóstol Pablo, somos el grato olor de Cristo, y llevamos su fragancia a todas partes (2 Corintios 2:15). Pablo usa la imagen de un rey que regresa de la batalla emanando el aroma celebrador del incienso por el aire, para declarar su grandeza (v. 14).
Según Pablo, esparcimos el aroma de Cristo de dos maneras. Primero, a través de nuestras palabras; cuando hablamos sobre nuestro hermoso Señor. Segundo, con nuestra vida; al hacer obras de sacrificio como el de Cristo (Efesios 5:1-2). Aunque no todos aprecien la fragancia divina que emanamos, será como una esencia de vida para muchos.
Snowden captó un aroma y quiso conocer su fuente. Cuando seguimos a Jesús, nosotros también quedamos impregnados de su fragancia, y llevamos su aroma a las calles a través de nuestras palabras y obras.
Señor, que podamos llevar y comunicar tu belleza a los demás.
Somos el aroma de Cristo para los demás.

Disfruta de la vista
Alabadle, sol y luna; Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas (v. 3).
Lectura: Salmo 148:1-6
La Biblia en un año: 2 Samuel 3–5; Lucas 14:25-35
Las puestas de sol. Las personas suelen dejar lo que están haciendo para observarlas… les sacan fotos… disfrutan de la hermosa vista.
Hace poco, mi esposa y yo miramos cómo el sol se ponía sobre el Golfo de México. Estábamos rodeados de una multitud que se había reunido en la playa para observar este fenómeno nocturno. Cuando el sol desapareció por completo en el horizonte, todos empezaron a aplaudir.
¿Por qué la gente responde de esa manera? El libro de los Salmos nos ofrece un indicio. El salmista escribió cómo Dios le ordena al sol que alabe a su Creador (Salmo 148:3). Y, dondequiera que los rayos del sol brillan sobre la Tierra, las personas se sienten inspiradas a alabar junto a ellos.
La belleza de la naturaleza habla a nuestra alma como pocas otras cosas. No solo puede hacernos parar en seco y captar nuestra atención, sino que también tiene el poder de hacernos mirar al Creador de esa belleza.
La maravilla de la vasta creación de Dios puede llevarnos a hacer una pausa y recordar lo que es verdaderamente importante. En última instancia, nos recuerda que, detrás de la espectacular entrada y salida del día, hay un Creador que amó de tal manera al mundo que hizo que entrara en él para redimirlo y restaurarlo.
— JRO
Disfruto del mundo que creaste, con su variedad y su color. ¡Me asombras, Señor!
Únete a Dios y deléitate en todo lo que Él ha hecho.
Nuestro Pan Diario

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