Vestíos
[…] de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de
paciencia (v. 12).
Lectura:
Colosenses 3:12-17
La
Biblia en un año: Jueces 19–21; Lucas 7:31-50
Siete
amigos asistimos a un espectáculo en un concurrido parque. Como queríamos
sentarnos juntos, intentamos ubicarnos en una misma fila. Pero, mientras lo
hacíamos, una mujer se apresuró a sentarse entre nosotros y masculló unas
palabras descorteses mientras ella y sus dos acompañantes se metían en el
medio.
Cuando
tres nos sentamos más atrás, mi esposa, Sue, notó que la mujer estaba con
un adulto con discapacidades. Había tratado de mantener su grupo unido para
cuidar a su amigo. De repente, nuestra irritación desapareció. Sue dijo:
«Imagina lo difícil que debe ser para ella estar en un lugar tan abarrotado».
Sí, quizá la mujer respondió de forma descortés. Pero nosotros pudimos
responder con compasión.
Dondequiera
que vayamos, encontraremos personas que necesitan compasión. Tal vez estas
palabras del apóstol Pablo nos ayuden a ver a los demás como personas que
necesitan un toque de gracia. «Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y
amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre,
de paciencia» (Colosenses 3:12). Además, nos insta a soportarnos y perdonarnos
unos a otros (v. 13).
Cuando
mostramos compasión, señalamos a Aquel que derramó su corazón de gracia y
misericordia sobre nosotros.
Tu
compasión nunca falla, Padre. Que podamos reflejar tu corazón.
Compasión
es entender los problemas de los demás.
Detrás
de escena
…
fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido (v. 12).
Lectura:
Daniel 10:1-14
La
Biblia en un año: Jueces 16–18; Lucas 7:1-30
Mi
hija le envió un mensaje de texto a una amiga, esperando que le respondiera
pronto. Apenas momentos después, empezó a disgustarse y a quejarse molesta por
la demora. La irritación dio lugar a la preocupación, y mi hija se preguntó si
la falta de respuesta indicaría un problema entre ella y su amiga. Al rato,
llegó la respuesta, y mi hija se sintió aliviada. Simplemente, su amiga había
estado resolviendo los detalles necesarios para responder.
El
profeta Daniel también esperaba con ansias una respuesta. Después de recibir
una visión espantosa de una gran guerra, ayunó y buscó a Dios en humilde
oración (10:3, 12). Durante tres semanas, no hubo respuesta (vv. 2, 13). Por
fin, apareció un ángel y le aseguró que sus oraciones habían sido escuchadas
«desde el primer día». Desde entonces, el ángel había estado batallando a favor
de esas oraciones. Aunque Daniel no lo sabía, Dios había estado obrando cada
día desde su primera oración hasta la llegada del ángel.
Saber
que Dios oye nuestras oraciones (Salmo 40:1) puede ponernos ansiosos si su
respuesta no llega rápido. Solemos preguntarnos si le importará lo que nos
pasa. Sin embargo, la experiencia de Daniel nos recuerda que Dios obra a favor
de aquellos que ama, aunque no podamos verlo.
Señor,
ayúdame a confiar en tu cuidado por mí aunque no pueda verlo.
Cuando
«sí» implica «no»
Al
Señor clamé estando en angustia, y él me respondió (Salmo 120:1).
Lectura:
Romanos 8:22-28
La
Biblia en un año: Jueces 13–15; Lucas 6:27-49
Di
gracias a Dios por poder cuidar a mi mamá durante su batalla contra la
leucemia. Cuando los medicamentos empezaron a hacer más daño que bien, ella
decidió dejar el tratamiento.
«Ya
no quiero sufrir más —dijo—. Quiero disfrutar de mis últimos días con mi
familia. Dios sabe que estoy lista para irme con Él».
Oré
con fervor a nuestro amoroso Padre y poderoso Médico, sabiendo que podía hacer
un milagro. Pero, para responder «sí» a mi mamá, Él tendría que decirme «no».
Sollozando, me rendí a su voluntad.
Poco
después, Jesús recibió a mi mamá en una eternidad libre de dolor.
En
este mundo caído, habrá sufrimiento hasta que Cristo vuelva (Romanos 8:22-25).
Nuestra naturaleza pecaminosa, nuestra visión limitada y el temor al dolor
pueden distorsionar nuestra capacidad para orar. Pero, felizmente, el
Espíritu «conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos» (v.
27). Dios obra para bien de aquellos que lo aman (v. 28), incluso cuando su
«sí» para alguien implique un desgarrador «no» para nosotros.
Podemos
hacer eco del lema de mi mamá: «Dios es bueno. Cualquiera que sea su decisión,
estoy en paz». Al estar seguros de la bondad del Señor, podemos confiar en que
responderá según su voluntad y para su gloria.
Señor,
gracias por trazar nuestros días según tu plan perfecto.
Las
respuestas de Dios son más sabias que nuestras oraciones.
Nuestro
Pan Diario
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EN ESTO PENSAR
PONTE
EN MARCHA!
Por Arnold Enns
“Luego
el Señor le dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? ¡Dile al pueblo que se ponga
en marcha!” Éxodo 14:15
Confieso
que a veces cuando estoy cansado, frustrado o en dudas le pongo freno a todo!
No sé si te has sentido alguna vez así que sabiendo lo que tienes que hacer
comienzas a cuestionar si en realidad deberías hacerlo?
Moisés
había llevado a toda la nación de Israel, a un callejón sin salida en el
desierto. La única cosa entre Israel y el ejército perseguidor de Faraón era el
Mar Rojo. Finalmente, Faraón había liberado a Moisés y al pueblo, y salieron de
Egipto. Pensaron que estaban completamente libre. "Por fin la
libertad", dijeron. Pero Dios hizo algo extraño. Dirigió a Moisés a tomar
una ruta que conducía al Mar Rojo, en lugar de alrededor del Mar Rojo.
Cuando
finalmente llegaron al Mar Rojo, la gente se preguntaba adónde irían desde
allí. Las noticias llegaron al campamento: el Faraón había cambiado de opinión,
ahora venía tras ellos con su ejército. El pánico se instaló y el pueblo
israelita se paralizo y comenzó a gritar y a clamar. El Señor contesto con una
orden: “Pónganse en marcha!”
Dios
a veces nos lleva a un "Mar Rojo" en nuestra vida. Puede ser un problema
de trabajo que no puede ser resuelto. Puede ser un matrimonio que parece estar
fallando. Puede ser una enfermedad debilitante. Sea cual sea tu “Mar Rojo”,
Dios nos dice una cosa: "Ponte en marcha".
Tal vez dirás "Pero Señor, el Mar Rojo está delante de mí." Sigue moviéndote, no te detengas! Cuando vivimos por vista, actuamos en base a lo que vemos y muchas veces decimos: “Cuando lo vea lo creeré” y Dios dice justo lo contrario: “Cuando lo creas lo veras!”
Tal vez dirás "Pero Señor, el Mar Rojo está delante de mí." Sigue moviéndote, no te detengas! Cuando vivimos por vista, actuamos en base a lo que vemos y muchas veces decimos: “Cuando lo vea lo creeré” y Dios dice justo lo contrario: “Cuando lo creas lo veras!”
Dios
establece esta etapa de manera dramática en nuestra vida porque Dios actúa en
lo dramático. Estando frente a tu “Mar Rojo” no te detengas sino sigue
caminando en la dirección que Dios ya te ha indicado, aun cuando no puedas ver
todavía el lugar a donde Él te está llevando, solo confía y camina!
CONCEPTO IMPORTANTE
Nunca
experimentaremos el milagro de cruzar el “Mar Rojo” en nuestras vidas si
primero no nos movemos. El pánico y el temor generalmente nos quieren paralizar
y comenzamos a fijarnos en nuestra debilidad.
Pedro,
cuando camino sobre el agua, también se enfrentó a las olas y la tormenta, pero
esto no lo detuvo en su deseo de hacer lo imposible y el Señor lo recompenso
abundantemente.
Cuando recibas una orden de Dios no te detengas por nada. El “Mar Rojo” se abrirá delante de ti, todo lo que tienes que hacer es “Ponerte en Marcha”!
Cuando recibas una orden de Dios no te detengas por nada. El “Mar Rojo” se abrirá delante de ti, todo lo que tienes que hacer es “Ponerte en Marcha”!
MOTIVO ORACIÓN
Tal
vez en este momento te encuentres frente a un enorme “Mar Rojo” y te has
paralizado, no sabes que hacer. Recuerda que “con Cristo todo es posible” y
ponte en marcha.
Mi
oración por ti en este día es que puedas avanzar, no te detengas, sigue para
adelante, esa montaña se moverá y Dios te dará la victoria.
Fuente:
VTRH
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