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domingo, 9 de abril de 2017

Un corazón compasivo



Vestíos […] de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia (v. 12).
La Biblia en un año: Jueces 19–21; Lucas 7:31-50
Siete amigos asistimos a un espectáculo en un concurrido parque. Como queríamos sentarnos juntos, intentamos ubicarnos en una misma fila. Pero, mientras lo hacíamos, una mujer se apresuró a sentarse entre nosotros y masculló unas palabras descorteses mientras ella y sus dos acompañantes se metían en el medio.
Cuando tres nos sentamos más atrás, mi esposa, Sue, notó que la mujer estaba con un adulto con discapacidades. Había tratado de mantener su grupo unido para cuidar a su amigo. De repente, nuestra irritación desapareció. Sue dijo: «Imagina lo difícil que debe ser para ella estar en un lugar tan abarrotado». Sí, quizá la mujer respondió de forma descortés. Pero nosotros pudimos responder con compasión.
Dondequiera que vayamos, encontraremos personas que necesitan compasión. Tal vez estas palabras del apóstol Pablo nos ayuden a ver a los demás como personas que necesitan un toque de gracia. «Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia» (Colosenses 3:12). Además, nos insta a soportarnos y perdonarnos unos a otros (v. 13).
Cuando mostramos compasión, señalamos a Aquel que derramó su corazón de gracia y misericordia sobre nosotros.
Tu compasión nunca falla, Padre. Que podamos reflejar tu corazón.
Compasión es entender los problemas de los demás.

Detrás de escena
… fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido (v. 12).
Lectura: Daniel 10:1-14
La Biblia en un año: Jueces 16–18; Lucas 7:1-30
Mi hija le envió un mensaje de texto a una amiga, esperando que le respondiera pronto. Apenas momentos después, empezó a disgustarse y a quejarse molesta por la demora. La irritación dio lugar a la preocupación, y mi hija se preguntó si la falta de respuesta indicaría un problema entre ella y su amiga. Al rato, llegó la respuesta, y mi hija se sintió aliviada. Simplemente, su amiga había estado resolviendo los detalles necesarios para responder.
El profeta Daniel también esperaba con ansias una respuesta. Después de recibir una visión espantosa de una gran guerra, ayunó y buscó a Dios en humilde oración (10:3, 12). Durante tres semanas, no hubo respuesta (vv. 2, 13). Por fin, apareció un ángel y le aseguró que sus oraciones habían sido escuchadas «desde el primer día». Desde entonces, el ángel había estado batallando a favor de esas oraciones. Aunque Daniel no lo sabía, Dios había estado obrando cada día desde su primera oración hasta la llegada del ángel.
Saber que Dios oye nuestras oraciones (Salmo 40:1) puede ponernos ansiosos si su respuesta no llega rápido. Solemos preguntarnos si le importará lo que nos pasa. Sin embargo, la experiencia de Daniel nos recuerda que Dios obra a favor de aquellos que ama, aunque no podamos verlo.
Señor, ayúdame a confiar en tu cuidado por mí aunque no pueda verlo.

Cuando «sí» implica «no»
Al Señor clamé estando en angustia, y él me respondió (Salmo 120:1).
Lectura: Romanos 8:22-28
La Biblia en un año: Jueces 13–15; Lucas 6:27-49
Di gracias a Dios por poder cuidar a mi mamá durante su batalla contra la leucemia. Cuando los medicamentos empezaron a hacer más daño que bien, ella decidió dejar el tratamiento.
«Ya no quiero sufrir más —dijo—. Quiero disfrutar de mis últimos días con mi familia. Dios sabe que estoy lista para irme con Él».
Oré con fervor a nuestro amoroso Padre y poderoso Médico, sabiendo que podía hacer un milagro. Pero, para responder «sí» a mi mamá, Él tendría que decirme «no». Sollozando, me rendí a su voluntad.
Poco después, Jesús recibió a mi mamá en una eternidad libre de dolor.
En este mundo caído, habrá sufrimiento hasta que Cristo vuelva (Romanos 8:22-25). Nuestra naturaleza pecaminosa, nuestra visión limitada y el temor al dolor pueden distorsionar nuestra capacidad para orar. Pero, felizmente, el Espíritu «conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos» (v. 27). Dios obra para bien de aquellos que lo aman (v. 28), incluso cuando su «sí» para alguien implique un desgarrador «no» para nosotros.
Podemos hacer eco del lema de mi mamá: «Dios es bueno. Cualquiera que sea su decisión, estoy en paz». Al estar seguros de la bondad del Señor, podemos confiar en que responderá según su voluntad y para su gloria.
Señor, gracias por trazar nuestros días según tu plan perfecto.
Las respuestas de Dios son más sabias que nuestras oraciones.
Nuestro Pan Diario
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EN ESTO PENSAR
PONTE EN MARCHA!
Por Arnold Enns
“Luego el Señor le dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? ¡Dile al pueblo que se ponga en marcha!” Éxodo 14:15
Confieso que a veces cuando estoy cansado, frustrado o en dudas le pongo freno a todo! No sé si te has sentido alguna vez así que sabiendo lo que tienes que hacer comienzas a cuestionar si en realidad deberías hacerlo?
Moisés había llevado a toda la nación de Israel, a un callejón sin salida en el desierto. La única cosa entre Israel y el ejército perseguidor de Faraón era el Mar Rojo. Finalmente, Faraón había liberado a Moisés y al pueblo, y salieron de Egipto. Pensaron que estaban completamente libre. "Por fin la libertad", dijeron. Pero Dios hizo algo extraño. Dirigió a Moisés a tomar una ruta que conducía al Mar Rojo, en lugar de alrededor del Mar Rojo.
Cuando finalmente llegaron al Mar Rojo, la gente se preguntaba adónde irían desde allí. Las noticias llegaron al campamento: el Faraón había cambiado de opinión, ahora venía tras ellos con su ejército. El pánico se instaló y el pueblo israelita se paralizo y comenzó a gritar y a clamar. El Señor contesto con una orden: “Pónganse en marcha!”
Dios a veces nos lleva a un "Mar Rojo" en nuestra vida. Puede ser un problema de trabajo que no puede ser resuelto. Puede ser un matrimonio que parece estar fallando. Puede ser una enfermedad debilitante. Sea cual sea tu “Mar Rojo”, Dios nos dice una cosa: "Ponte en marcha".
Tal vez dirás "Pero Señor, el Mar Rojo está delante de mí." Sigue moviéndote, no te detengas! Cuando vivimos por vista, actuamos en base a lo que vemos y muchas veces decimos: “Cuando lo vea lo creeré” y Dios dice justo lo contrario: “Cuando lo creas lo veras!”
Dios establece esta etapa de manera dramática en nuestra vida porque Dios actúa en lo dramático. Estando frente a tu “Mar Rojo” no te detengas sino sigue caminando en la dirección que Dios ya te ha indicado, aun cuando no puedas ver todavía el lugar a donde Él te está llevando, solo confía y camina! 
CONCEPTO IMPORTANTE
Nunca experimentaremos el milagro de cruzar el “Mar Rojo” en nuestras vidas si primero no nos movemos. El pánico y el temor generalmente nos quieren paralizar y comenzamos a fijarnos en nuestra debilidad.
Pedro, cuando camino sobre el agua, también se enfrentó a las olas y la tormenta, pero esto no lo detuvo en su deseo de hacer lo imposible y el Señor lo recompenso abundantemente.
Cuando recibas una orden de Dios no te detengas por nada. El “Mar Rojo” se abrirá delante de ti, todo lo que tienes que hacer es “Ponerte en Marcha”!
MOTIVO ORACIÓN
Tal vez en este momento te encuentres frente a un enorme “Mar Rojo” y te has paralizado, no sabes que hacer. Recuerda que “con Cristo todo es posible” y ponte en marcha. 
Mi oración por ti en este día es que puedas avanzar, no te detengas, sigue para adelante, esa montaña se moverá y Dios te dará la victoria.  

Fuente: VTRH

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