… os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que
[…] abundéis más y más (v. 1).
Lectura: 1 Tes. 4:1-12
La Biblia en un año: 1 Tesalonicenses 4
A mi hijo le encanta leer. Si lee más libros de los
que se le exigen en la escuela, recibe un certificado como premio. Ese pequeño
estímulo lo motiva a seguir trabajando bien.
Cuando Pablo les escribió a los tesalonicenses, no
los incentivó con premios, sino con palabras de ánimo: «hermanos, os rogamos y
exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros
cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más» (1
Tesalonicenses 4:1). Estos cristianos agradaban a Dios con sus vidas, y Pablo
los alentaba a seguir viviendo cada vez más a la semejanza de Él.
Tal vez, tú y yo estemos haciendo lo mejor que
podemos para conocer, amar y agradar a nuestro Padre. Tomamos las palabras de
Pablo como un incentivo para seguir avanzando en la fe.
Pero hay algo más. ¿A quién podríamos animar hoy
con las palabras de Pablo? ¿Te viene a la mente alguien que sigue
diligentemente al Señor y procura agradarlo? Escríbele una nota o llámalo por
teléfono, y anima a esa persona a seguir firme en su travesía de fe con el
Señor. Lo que digas quizá sea lo que necesite para continuar siguiendo y
sirviendo a Cristo.
Querido Señor, gracias por alentarme por medio de
tu Palabra a seguir viviendo para ti.
Anima hoy a alguien a seguir viviendo para Dios.
Admirador de por vida
… te llamaré, porque tú me respondes (v. 7).
Lectura: Salmo 86:1-13
La Biblia en un año: 1 Tesalonicenses 3
Cade Pope, un niño de doce años, envió por correo
32 cartas manuscritas; una para cada directivo de la Liga Nacional de
Fútbol (NFL) de los Estados Unidos, en la que decía: «A mi familia y a mí nos
encanta el fútbol. Participamos en las competiciones del fútbol de fantasía por
Internet y miramos los partidos todos los fines de semana […]. ¡Estoy listo
para elegir un equipo para alentar por el resto de mi vida!».
El dueño del equipo Carolina Panthers le contestó
con una nota también manuscrita, que empezaba diciendo: «Sería un honor que
nuestro [equipo] sea tu equipo. Te sentirás orgulloso de nosotros». Esa carta
no solo fue personal y afectuosa… fue la única respuesta que recibió. Por
supuesto que Cade se convirtió en un fiel aficionado de los Carolina Panthers.
En el Salmo 86, David habló de su lealtad al único
Dios verdadero: «En el día de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes.
Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses» (vv. 7-8). Nuestra devoción a
Dios se origina en su carácter e interés por nosotros. Él es quien contesta
nuestras oraciones, nos guía por su Espíritu, y nos salva por medio de la
muerte y la resurrección de su Hijo Jesucristo. Por eso, merece nuestra lealtad
para toda la vida.
Señor, quiero ser cada día más fiel a ti.
Solo Dios es digno de nuestra adoración y
devoción.
Nuestro Pan Diario
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