“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.” Efesios 2:19 y 20
Dios nos ha dado el modelo de familia y paternidad espiritual a través de la Palabra de Dios, con el Padre, Hijo y Espíritu Santo. Tenemos que agradecerle a Dios que siempre nos da la oportunidad de poder hablarle a otros de la Palabra de Dios, edificándolos y formándolos con la bendición de su Palabra. Los que reciben a Cristo como su Señor pasan a ser hijos también de esta familia bendecida gracias a que usted va creciendo y madurando en las cosas de Dios, y trasmite a otras personas la Palabra de Dios, la bendición espiritual y las oraciones de fe. Ya está en una cadena de bendición que lo que recibe trasmite con un espíritu de fe. Como lo dice la escritura: esta es la familia de la fe.
Fíjese entonces que al congregarnos nos estimulamos unos a otros en el amor y en las buenas obras. También vamos trasmitiendo esas buenas cosas de Dios en las vidas de otras personas. Nosotros tenemos que darle gracias a Dios que siempre nos va a ir colocando gente y tenemos que honrar y bendecir a esas personas.
Usted que está bajo autoridad sabe que se trasmite la honra hacia Dios, la Palabra de Dios, el llamado y los planes y proyectos lo tiene que hacer hacia aquellas personas que Dios nos pone a nuestro alrededor. Dios quiere amar a la gente a través de su vida. Le ha dado autoridad espiritual con el propósito de trasmitir el amor, la fe, la protección, el cuidado y la bendición. La gente que escuchamos a diario que se sanan y se liberan, son personas que están recibiendo los beneficios de sus oraciones de acuerdo, de sus confesiones de fe, de sus declaraciones de la Palabra de Dios.
Usted está plantado dentro de la familia más bendita de la tierra. Dios le ha dado sabiduría para trasmitirla, amor para manifestarlo, una fe para encaminarlo hacia su destino de grandeza.Hoy Dios lo está levantando para que acepte la bendición de Dios de desarrollar algo nuevo en el Señor y de alcanzar liderazgo para manifestar cosas creativas a través de su vida. Recuerde que toda la palabra que usted habla tiene poder creativo, ese poder sana bendice, libera y que tiene que ser una persona sembradora de paz, alegría, bendición y victoria. No olvide que está dentro de una familia de fe para ser de bendición. Dios nos mostró el modelo de familia que quiere que formemos. Una familia que ama, que bendice, que tiene paz, unidad y prospera.Forme parte de esa familia y traiga a otros a formar parte de ella. Esa es su misión.
Oración: Padre, sé que formo parte de una familia muy bendecida. Hoy me determino a trasmitir todo aquello de recibo de ti, mi Padre amado. Quiero ser de bendición. En el nombre de Jesús, amén.
Fuente: Cristo la solución, Argentina
Soy bueno
Lectura: Mateo 19:16-26
[Jesús] le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. […] guarda los mandamientos. —Mateo 19:17
Cuando alguien nos comenta sobre algún logro personal, es común responder: ¡Qué bueno! Cuando contestamos así, podría pensarse que uno se está refiriendo o a lo beneficioso del hecho en sí o al carácter de la persona con quien hablamos. He respondido de este modo más veces de las que puedo enumerar, pero, últimamente, la frase ha empezado a molestarme. La razón es que, nos demos cuenta o no, estamos expresando algo específico cuando usamos la palabra bueno.
Una vez, Jesús se encontró con un joven rico que lo llamó «Maestro bueno» (Mateo 19:16). El muchacho tenía razón, porque Jesús es ambas cosas: bueno (completamente perfecto) y el Maestro. Es el único que puede declarar que posee verdaderamente estos atributos. Sin embargo, el Señor desafió al hombre a que pensara en lo que estaba diciendo al usar el término bueno. «Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos» (v. 17). Jesús quería que entendiera que lo que estaba afirmando debía tomarse en serio. A Jesús puede llamárselo «bueno» porque Él es Dios.
La próxima vez que alguien te comente sobre algún logro, está bien que le digas: ¡Qué bueno!, pero recuerda que el único que tiene esa cualidad es Jesucristo. —WEC
Dios es grande y bueno; sin Él, nosotros no somos ninguna de las dos cosas.
Caricatura de Dios
Lectura: Éxodo 34:1-9
El Señor, […] grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable… —Números 14:18
Los caricaturistas instalan sus atriles en lugares públicos y dibujan a personas que están dispuestas a pagar un precio módico por una imagen humorística que los refleje. Esos dibujos nos divierten porque exageran uno o más de nuestros rasgos físicos de una manera reconocible, pero cómica.
Por el contrario, las caricaturas de Dios no son divertidas. Exagerar uno de sus atributos presenta una imagen distorsionada que la gente descarta de inmediato. Como en el caso de una caricatura, una visión deformada del Señor no se toma en serio. Aquellos que solo lo ven como un juez enojado y exigente son fácilmente seducidos por alguien que enfatiza la misericordia. Los que ven a Dios como un abuelo bondadoso rechazarán esa imagen cuando necesiten que se haga justicia. Quienes lo ven como un concepto intelectual más que como un ser viviente y amoroso, con el tiempo, encuentran otras ideas más atractivas. Aquellos que lo ven como un amigo íntimo suelen abandonarlo cuando hallan amigos humanos con más afinidades.
Dios se autodefine como misericordioso y bondadoso, pero también justo para castigar al culpable (Éxodo 34:6-7). Al poner nuestra fe en acción, debemos evitar retratar a Dios usando solamente los atributos que nosotros preferimos. Debemos adorar al Señor por todas sus facetas, no solo por aquellas que nos gustan. —JALEl
Dios en quien confiamos es todopoderoso, misericordioso, sabio y justo.
NUESTRO PAN DIARIO
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