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jueves, 15 de septiembre de 2016

Calificado con gracia



… siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (v. 8).
Lectura: Romanos 5:6-15
La Biblia en un año: 1 Corintios 15:29-58
Los ojos azules de mi hijo brillaban de emoción mientras me mostraba lo que había traído a casa de la escuela. Era una prueba de matemáticas, marcada con una estrella roja y con la calificación máxima. Mientras mirábamos el examen, me dijo que todavía no había respondido tres preguntas cuando la maestra le dijo que ya no había más tiempo. Desconcertada, le pregunté por qué había recibido una puntuación perfecta. Él respondió: «Porque mi maestra me trató con gracia. Me dejó terminar la prueba aunque se había acabado el tiempo».
Cuando mi hijo y yo comentábamos el significado de la gracia, señalé que Dios nos ha dado más de lo que merecemos por medio de Cristo. Por nuestro pecado, merecemos la muerte (Romanos 3:23), pero «siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (5:8). Éramos indignos, pero Jesús —quien era intachable y santo— dio su vida para que pudiéramos escapar del castigo por nuestro pecado y, un día, vivir para siempre en el cielo.
La vida eterna es un regalo de Dios. No es algo que ganamos con nuestro esfuerzo. Somos salvos por la gracia de Dios, por la fe en Cristo (Efesios 2:8-9).
Querido Dios, tu favor inmerecido me he salvado de mi pecado. Gracias por el regalo de tu gracia.
La gracia y la misericordia son bendiciones inmerecidas.

El descanso de las burbujas
… no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven… (v. 18).
La Biblia en un año: 1 Corintios 15:1-28
Un niño nos roció a mi esposo y a mí con burbujas mientras venía corriendo por el paseo marítimo. Fue un momento ameno y divertido en un día difícil. Habíamos ido a visitar a mi cuñado, que estaba hospitalizado, y ayudar a su esposa, que tenía problemas para ir a ver a su médico. Por eso, cuando nos tomábamos un descanso para caminar, nos sentíamos abrumados por las necesidades de nuestros familiares.
Entonces, aparecieron las burbujas. Solo eran burbujas rociadas por un niñito en la brisa del océano, pero que tuvieron un significado especial para mí. Me encantan las burbujas, y tengo en mi oficina una botella que utilizo cada vez que necesito sonreír con ellas. Esas burbujas y el vasto Océano Atlántico me recordaron algo con lo que puedo contar: Dios siempre está cerca. Él es poderoso. Siempre se interesa. Y puede usar aun las experiencias más pequeñas y los momentos más breves para ayudarnos a recordar que su presencia es como un océano de gracia en medio de nuestros momentos difíciles.
Tal vez, un día, nuestros problemas parecerán como burbujas: momentáneos a la luz de la eternidad, «pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas» (2 Corintios 4:18).
¿Qué regalos de gracia te ha dado Dios en un momento difícil?
Jesús ofrece un oasis de gracia en el desierto de las pruebas.
Nuestro Pan Diario

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