… siendo aún pecadores, Cristo murió por
nosotros (v. 8).
Lectura: Romanos 5:6-15
La Biblia en un año: 1 Corintios 15:29-58
Los ojos azules de mi hijo brillaban de emoción
mientras me mostraba lo que había traído a casa de la escuela. Era una prueba
de matemáticas, marcada con una estrella roja y con la calificación máxima.
Mientras mirábamos el examen, me dijo que todavía no había respondido tres
preguntas cuando la maestra le dijo que ya no había más tiempo. Desconcertada,
le pregunté por qué había recibido una puntuación perfecta. Él respondió:
«Porque mi maestra me trató con gracia. Me dejó terminar la prueba aunque se
había acabado el tiempo».
Cuando mi hijo y yo comentábamos el significado de
la gracia, señalé que Dios nos ha dado más de lo que merecemos por medio de
Cristo. Por nuestro pecado, merecemos la muerte (Romanos 3:23), pero «siendo
aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (5:8). Éramos indignos, pero Jesús
—quien era intachable y santo— dio su vida para que pudiéramos escapar del
castigo por nuestro pecado y, un día, vivir para siempre en el cielo.
La vida eterna es un regalo de Dios. No es algo que
ganamos con nuestro esfuerzo. Somos salvos por la gracia de Dios, por la fe en
Cristo (Efesios 2:8-9).
Querido Dios, tu favor inmerecido me he salvado de
mi pecado. Gracias por el regalo de tu gracia.
La gracia y la misericordia son bendiciones
inmerecidas.
El descanso de las burbujas
… no mirando nosotros las cosas que se ven, sino
las que no se ven… (v. 18).
Lectura: 2 Corintios 4:7-18
La Biblia en un año: 1 Corintios 15:1-28
Un niño nos roció a mi esposo y a mí con burbujas
mientras venía corriendo por el paseo marítimo. Fue un momento ameno y
divertido en un día difícil. Habíamos ido a visitar a mi cuñado, que estaba
hospitalizado, y ayudar a su esposa, que tenía problemas para ir a ver a su
médico. Por eso, cuando nos tomábamos un descanso para caminar, nos sentíamos
abrumados por las necesidades de nuestros familiares.
Entonces, aparecieron las burbujas. Solo eran
burbujas rociadas por un niñito en la brisa del océano, pero que tuvieron un
significado especial para mí. Me encantan las burbujas, y tengo en mi oficina
una botella que utilizo cada vez que necesito sonreír con ellas. Esas burbujas
y el vasto Océano Atlántico me recordaron algo con lo que puedo contar: Dios
siempre está cerca. Él es poderoso. Siempre se interesa. Y puede usar aun las
experiencias más pequeñas y los momentos más breves para ayudarnos a recordar
que su presencia es como un océano de gracia en medio de nuestros momentos
difíciles.
Tal vez, un día, nuestros problemas parecerán como
burbujas: momentáneos a la luz de la eternidad, «pues las cosas que se ven son
temporales, pero las que no se ven son eternas» (2 Corintios 4:18).
¿Qué regalos de gracia te ha dado Dios en un
momento difícil?
Jesús ofrece un oasis de gracia en el desierto
de las pruebas.
Nuestro Pan Diario
No hay comentarios:
Publicar un comentario