… vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis
necesidad, antes que vosotros le pidáis (v. 8).
Lectura: Mateo 6:25-34
La Biblia en un año: Romanos 14
Tenía solo cuatro años y estaba acostado junto a mi
padre sobre una alfombra en el suelo durante una calurosa noche de verano. (En
esa época, mi madre tenía su propia habitación porque había tenido un bebé).
Estábamos en el norte de Ghana, donde el clima es mayormente seco. El sudor me
cubría el cuerpo y el calor me secaba la garganta. Tenía tanta sed que desperté
a mi padre. En medio de aquella noche seca, él se levantó y tomó agua
de una jarra para darme de beber. Durante toda mi vida, tal como en
aquella noche, él fue un modelo de padre protector. Siempre me proveía lo que
yo necesitaba.
Quizá algunas personas no tengan una imagen así de
un padre, pero todos tenemos un Padre poderoso que siempre nos acompaña y nunca
nos decepciona. Jesús nos enseñó a orar: «Padre nuestro que estás en los
cielos» (Mateo 6:9). También nos dijo que, cuando enfrentamos necesidades
diarias —alimento, ropa, refugio, protección (v. 31)—, nuestro Padre lo sabe
antes de que le pidamos lo que nos hace falta (v. 8).
Tenemos un Padre que siempre está presente. Cada
vez que las cosas se compliquen, podemos confiar en que Él nunca nos
abandonará. Ha prometido cuidarnos y sabe mejor que nosotros lo que
necesitamos.
Padre, gracias porque conoces mis necesidades antes
de que te las diga y porque nunca me defraudas.
Nuestro Padre celestial amoroso nunca quita sus
ojos de ti.
¿Algo que deba saber?
… subió al monte a orar aparte… (v. 23).
Lectura: Mateo 14:22-36
La biblia en un año: Hechos 18
Una vez, le preguntaron al cantautor David Wilcox
cómo componía sus canciones, y respondió que el proceso incluía tres aspectos:
una habitación tranquila, una hoja en blanco y la pregunta: «¿Hay algo que deba
saber?». Esto me impactó, al considerarlo un abordaje maravilloso para los
seguidores de Jesús cuando buscan cada día el plan de Dios para sus vidas.
Durante su ministerio público, Jesús dedicaba
tiempo para orar a solas. Después de alimentar a 5.000 personas, envió a sus
discípulos al otro lado del mar de Galilea, mientras él despedía a la gente, y
«despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche,
estaba allí solo» (Mateo 14:23).
Si el Señor Jesús veía la necesidad de estar a
solas con el Padre, ¡cuánto más necesitamos nosotros un tiempo diario a solas
para abrir nuestro corazón ante el Señor, reflexionar en su Palabra y
prepararnos para cumplir sus instrucciones!
Una habitación tranquila: un lugar donde podamos
enfocarnos sin distracciones en el Señor.
Una hoja en blanco: una mente receptiva, un papel,
disposición a escuchar.
¿Algo que deba saber?: lo que el Espíritu y la
Palabra de Dios me muestren como guía.
Jesús descendió de aquella colina y supo
exactamente qué hacer para enfrentar una violenta tormenta (vv. 24-27).
Señor, guía hoy mis pasos.
Apartar tiempo para estar con Dios es lo mejor
para cobrar fuerza.
Nuestro Pan Diario
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