Encomienda al Señor tus afanes, y él te
sostendrá (v. 22).
Lectura: Salmo 55:4-23
La Biblia en un año: 2 Corintios 10
L a luz del sol brillaba sobre la piscina frente a
mí. Oí que un instructor le hablaba a un estudiante que había estado en el agua
bastante tiempo. Dijo: «Parece que te estás cansando. Cuando estés agotado
y en agua profunda, usa el flotador».
Ciertas situaciones en la vida nos obligan a
utilizar nuestra energía mental, física o emocional de una manera que no
podemos sostener. David describió una ocasión en que sus enemigos lo amenazaban
y sentía el peso emocional de esa ira. Necesitaba escapar de la angustia que
experimentaba.
Mientras procesaba lo que sentía, descubrió una
forma de hallar descanso de sus atribulados pensamientos: «Encomienda al Señor
tus afanes, y él te sostendrá» (Salmo 55:22). Reconoció que Dios nos sostiene
si nos atrevemos a entregarle nuestros problemas. No tenemos que encargarnos de
cada situación y tratar de orquestar el resultado. ¡Eso es agotador! Dios está
en control de cada aspecto de nuestra vida.
En vez de tratar de hacer todo con nuestros propios
esfuerzos, podemos encontrar descanso en el Señor. A veces, es tan simple como
pedirle que maneje nuestros problemas. Entonces, podemos hacer una pausa,
relajarnos y disfrutar de saber que Él nos sostiene.
Dios, hoy te entrego mis problemas.
Dios es un lugar de descanso seguro.
Un grato olor
Para Dios somos grato olor de Cristo… (v. 15).
Lectura: 2 Corintios 2: 2-17
La Biblia en un año: 2 Corintios 9
Una perfumista dice que puede reconocer ciertas
fragancias y saber quién combinó las esencias. Con solo olfatearlas, puede
decir: «Esta es obra de Jenny».
Al escribir a los seguidores de Cristo en Corinto,
Pablo usó un ejemplo que les habrá recordado a un ejército romano
que quemaba incienso cuando entraba victorioso en una ciudad conquistada
(2 Corintios 2:14). El general iba al frente; luego, sus tropas; y al final, el
ejército derrotado. Para los romanos, el aroma del incienso significaba
victoria; para los prisioneros, muerte.
Pablo dijo que somos para Dios el grato olor de la
victoria de Cristo sobre el pecado. Dios nos ha dado la fragancia de Cristo
mismo para que podamos ser un fragante sacrificio de alabanza. Pero ¿cómo
podemos vivir para difundir esta agradable fragancia a otros? Mostrando
generosidad y amor, y testificando del evangelio para que otros sean salvos.
Además, permitiendo que el Espíritu muestre a través de nosotros su fruto de
amor, gozo y bondad (Gálatas 5:22-23).
¿Nos observan los demás y dicen: «Esta es obra de
Jesús»? ¿Estamos dejando que Él difunda su fragancia a través de nosotros? Él
es el Perfumista Perfecto; la fragancia más exquisita que pueda existir.
¿Reconocen otros la obra de Dios en mi vida? ¿Estoy
difundiendo la fragancia de Cristo? ¿Cómo?
Una vida santa es una fragancia que atrae a
otros hacia Cristo.
Nuestro Pan Diario-----------------------------------------------------------------------------------
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