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lunes, 27 de febrero de 2012

De otra clase

Lectura: Gálatas 3:19-29
Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. —Gálatas 3:28
En la trilogía de la Guerra de las galaxias hay una escena que me recuerda a algunas personas de la iglesia. En un establecimiento de algún rincón remoto de la galaxia, unas criaturas de aspecto grotesco comparten música y comida. Cuando Lucas Skywalker entra con sus dos droides, C3PO y R2D2 (que son más «normales» que los otros), sorprendentemente lo rechazan con un cortante desplante: «¡Aquí no atendemos seres de esa clase!».
Esta extraña escena reproduce la enfermedad contra la que todos luchamos en nuestras relaciones interpersonales aquí en la Tierra. Siempre estamos más cómodos con personas que son como nosotros. Pero piensa dónde estarías si Jesús hubiese sentido lo mismo. Él era divino, perfecto en todo aspecto, lo cual lo hace totalmente diferente a nosotros. No obstante, vino a morar entre nosotros y a morir en nuestro lugar.
Los que seguimos a Cristo deberíamos quitar de nuestro vocabulario la frase «no son de mi clase». Tal como nos recuerda Pablo, en Él «… no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Gálatas 3:28). Así que, aunque los demás tengan actitudes, perspectivas, raza, clase, inclinación política o posición social diferentes, esto no debería condicionar a quiénes les proclamamos el nombre de Jesús con nuestra vida.
¡Busca hoy a alguien que no sea de tu clase y háblale del amor de Cristo!
—JMS
Ama a tu prójimo… ¡aunque no sea de tu clase!
NUESTRO PAN DIARIO

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Léase Marcos 5.21-24, 35-42
Así que mi Dios suplirá todo lo que les falte, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. - Filipenses 4.19 (RVC)
El artículo en el periódico decía que el hombre había muerto, y un pariente afirmó que la tensión de estar desempleado había contribuído a su muerte. Esto me hizo pensar esa mañana fría y nublada. Yo era como el hombre que murió: la misma edad, viviendo en la misma área, cesanteado al mismo tiempo. Sentado en casa, mientras mi esposa y el resto del mundo estaba trabajando, me sentía inútil; como si el mundo se estuviera moviendo sin mí. Comprendí que, en momentos de soledad, depresión, temor y desesperanza, necesito buscar a Dios, confiar que Dios tiene buenos planes para mí.
En el pasaje bíblico de hoy se habla de Jairo, preocupado por su hija moribunda y el mensaje que Jesús le envió: «No temas. Sólo debes creer»(Marcos 5.36). Dios conoce lo que necesito y lo suplirá (Vea Filipenses 4.19). Dios renueva esa promesa, esa esperanza y ese consuelo al comenzar cada día. Mi incertidumbre en el desierto del desempleo puede ser un período de crecimiento espiritual, y la inspiración para una nueva dirección en la vida.
Sr. John Howard Vance (Virginia, EUA)
Pensamiento para el día
Confíe en el poder de Dios en lugar del esfuerzo humano.
Oración
Dios todopoderoso, en tiempos difíciles, danos la fortaleza para volvernos a ti, sabiendo que en ti todo es posible (Mateo 19.26 y Marcos 10.27). Amén.

OREMOS: Por personas enfermas debido a la tensión.

Tomado de http://elaposentoalto.upperroom.org/es/devotionals/2012-02-27  

El Aposento Alto

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