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miércoles, 8 de febrero de 2012

Grande es tu recompensa

Lectura: Mateo 6:1-6, 16-18
… tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. —Mateo 6:4
Muchas empresas tienen un «programa de puntos» que ofrece premios a los clientes fieles. Puedes canjear esos puntos usando servicios de la compañía, tales como comer en restaurantes locales, alojarte en ciertos hoteles o volar en determinadas aerolíneas. Usar tu dinero de esta manera es unaelección muy razonable.
Dios también tiene un programa de premios. A menudo, Jesús habló de su deseo de recompensarnos por servirlo fielmente. Por ejemplo, cuando somos perseguidos por su causa, nos dice que nos regocijemos, porque nuestro «galardón es grande en los cielos» (Mateo 5:12). En contraposición a la costumbre santurrona de los fariseos de dar, orar y ayunar en público, Jesús nos enseñó que hiciéramos estas cosas en privado, porque nuestro «Padre que ve en lo secreto [nos] recompensará en público» (6:4, 6, 18). Cuando se trata de vivir para Cristo, la fidelidad nunca coloca tu vida en posición deficitaria, independientemente de lo que esto implique.
Pero nosotros no servimos a Cristo por los premios. Cuando Él murió por nosotros en la cruz, hizo muchísimo más de lo que merecemos. La lealtad al Señor es un acto de adoración que expresa nuestro sentido reconocimiento por su amor a nuestro favor. Como retribución, Él se deleita alalentarnos con la certeza de que, al final, sus recompensas superarán ampliamente todo lo que hayamos abandonado para servirlo a Él.
Vive para Jesús… sin importar cuánto cueste hacerlo.
—JMS
Lo que se hace para Cristo en esta vida se recompensará en la venidera.

Porque Él es bueno
Lectura: Salmo 100
Alabad al Señor, porque él es bueno… —Salmo 136:1

Joel y Laura decidieron mudarse del estado de Washington y regresar a su lugar de origen en Michigan. Para llevarse un último recuerdo especial, compraron café en su cafetería favorita y se detuvieron en su librería predilecta. Allí compraron dos adhesivos para poner en el parachoques del automóvil, que tenían la frase favorita dela ciudad de la que se despedían: «Nada como un día en Edmonds».
Después de dos semanas y de 4.800 kilómetros de viaje, llegaron a Michigan. Con hambre y deseosos de celebrar la llegada, se detuvieron y preguntaron dónde había un restaurante. Aunque tuvieron que retroceder algunos kilómetros, encontraron una pintoresca cafetería. Ema, la camarera, emocionada al saber que venían del estado donde ella había nacido, preguntó: «¿De qué ciudad?». «De Edmonds», contestaron ellos. «¡Yo soy de ahí!», exclamó la joven. Joel quiso compartir la alegría con ella, entonces, sacó uno de los dos adhesivos que tenía y se lo dio. Asombrosamente, ¡era de la tienda de la madre de la muchacha! Había pasado de las manos de su mamá a la de ellos, y, después de 4.800 kilómetros, a las de ella.
¿Una mera casualidad? ¿O esas experiencias fueron buenas dádivas preparadas por un Dios bondadoso a quien le encanta alentar a sus criaturas? Proverbios nos dice:«Por el Señor son ordenados los pasos del hombre» (20:24 lbla). En respuesta a esto, bendigamos «su nombre; porque el Señor es bueno» (Salmo 100:4-5).
—AMC
Todo buen regalo viene del Padre.
NUESTRO PAN DIARIO
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Falsa humildad religiosa

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
Filipenses 2:5-8
Cuando usted habla cosas de baja autoestima y condenación sobre usted mismo, está deshonrando las promesas de Dios y la obra redentora de Jesús. Usted dice: eso no tiene valor para hacerme una persona nueva. Eso es falsa humildad religiosa. La verdad está en la Palabra de Dios.
La clave es caminar en el Espíritu y para eso hay que enfocarse en Dios y su Palabra y sacar los ojos de uno mismo. Tiene que recibir las verdades para que las verdades hagan de usted una persona nueva. Porque errores traemos todos. Ya está todo provisto para que viva la vida que debe vivir.
Usted no es un día digno y otro día indigno. Dios lo hizo digno. Los que viven con esa falsa humildad y viven con las cosas todas regulares lo que en realidad no quisieron hacer es aplicar las verdades de Dios en su vida y prefirieron vivir una vida almática y emocional.
Todos tenemos emociones, pero somos gobernados por el espíritu, entonces las emociones pasan a segundo plano y las manejamos nosotros, y no ellas a nosotros. Usted tiene que reinar sobre las emociones y no responder por emociones, tiene que responder por la Palabra, por la guía de Dios. Eso es aplicar el dominio propio también.
Cuando usted reconoce las verdades, lo honra a Dios. Reconoce la verdad acerca de su vida, que es santo y le trae honra a Dios. Porque el que tiene falsa humildad se hace el santo y le cuesta un trabajo bárbaro y mete la pata en algo, porque no tiene fuerza para vencer. Pero usted tiene la fuerza de Dios que lo va cambiando que lo va llevando a niveles de bendición.
Cuando usted reconoce las verdades, lo honra a Dios. Reconoce la verdad acerca de su vida, que es santo y le trae honra a Dios. Porque el que tiene falsa humildad se hace el santo y le cuesta un trabajo bárbaro y mete la pata en algo, porque no tiene fuerza para vencer. Pero usted tiene la fuerza de Dios que lo va cambiando que lo va llevando a niveles de bendición.
De ser el último ciudadano pasa a ser el embajador del reino y en los trabajos empieza a estar arriba y con la sabiduría de Dios va a ir adelante. Ponga las cosas de usted mismo fuera de la mente, no se descalifique porque ve cosas equivocadas.
Ponga las de Dios y cámbielas. No diga más: siempre voy a ser el mismo de sospechar, de desconfiar. Esa confesión hace más fuerte las fortalezas del mal. Usted dignifíquese viéndose en Cristo porque ahí está su fundamento, lo que usted es en Cristo y lo que Cristo tiene para hacer en usted.
Verdadera humildad es ser humilde y agradecido porque Dios lo ama y lo valora. No se confunda, usted es un digno hijo de Dios.
Oración: Padre, gracias por hacerme de tu hijo, sé que soy digno y tengo y puedo todo lo que tú dice en tu Palabra. Ya no me miraré como mira el mundo, me veré reflejado en ti porque soy tu imagen. Lo creo, en el nombre de Jesús, amén.

Aguardando con paciencia

“Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.”Santiago 5:7
Lea atentamente este versículo de Santiago5. Vemos que se menciona al labrador para ayudarnos a entender la actitud correcta que va a traer una manifestación de lo que sembramos.
El labrador espera el precioso fruto de la tierra aguardándolo con paciencia. Toda buena semilla que responde a la Palabra de Dios, va a tener el tiempo de la manifestación, luego de haber sido plantada.
Lo que le quiero transmitir en esta oportunidad es que muchas veces usted tendrá que esperar el tiempo de la cosecha. Toda semilla de la Palabra está destinada a cada uno de sus hijos. Eso es seguro. Todas Sus semillas son para cada hombre de pacto. Pero lo que no sabemos es el tiempo de esa manifestación, cuánto tardará en aparecer. Santiago muestra cómo el labrador siembra su semilla y espera con paciencia que venga la lluvia para que produzca.
Es importante, en primer lugar, que usted que es un labrador y tiene la semilla, la plante, para que luego, cuando venga la lluvia, el precioso fruto aparezca. Tiene que hacer las cosas a la manera de Dios para que Él intervenga. El pueblo de Israel plantaba la semilla y ésta recibía la lluvia temprana, y con esa humedad la semilla se afirmaba. Luego tiene que venir la lluvia tardía que producirá que el fruto aparezca.
Pero durante ese tiempo se debe tener paciencia y la paciencia no es una espera inactiva. El labrador va a cuidar la semilla desde el comienzo para que no aparezcan animales ni plagas que atenten contra ella. Eso es estar con paciencia pero activo. Y mientras tanto, el Espíritu Santo está trabajando y Dios le preparará la lluvia tardía.
Recuerde que toda semilla tiene poder reproductor; todo lo que viene de la Palabra en forma de semilla, tiene ese poder. Entonces usted tiene que desarrollar una mentalidad de acuerdo con lo que Dios ha planeado para que se desarrolle en el terreno del crecimiento. Debe esperar la intervención, la participación de Dios sobre la semilla que ya ha plantado. Todo lo que recibe y le va siendo revelando viene a ser sembrado en su vida para este tiempo. Muévase hacia delante con fe porque estará preparando la atmósfera o el clima para que la lluvia venga. Y mientras espera la manifestación de Dios sobre su vida, tiene que tener esa paciencia para aplicarla con fe y de manera constante. No abandone, aunque al presente no vea los resultados. La cosecha vendrá.
Oración: Padre, hoy aguardo con paciencia y me muevo en fe esperando la lluvia tardía que producirá el fruto. Sé que vendrá a su tiempo. Lo creo y lo recibo en el nombre de Jesús, amén.

CRISTO LA SOLUCIÓN

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