Lectura: Éxodo 12:1-13
… estad siempre preparados para presentar defensa […] de la esperanza que hay en vosotros. —1 Pedro 3:15
Cuando enseño, a veces uso la expresión «cuestionar la autoridad», para captar la atención de mis alumnos. No estoy invitándolos a desafiar mi autoridad, sino que los insto a hacerme preguntas. Algunos expertos en educación dicen que se aprende más cuando los maestros contestan preguntas que cuando imparten información. Por naturaleza, todos damos mayor prioridad a lo que queremos saber que a lo que alguien quiere decirnos.
Desde luego, ambos tipos de enseñanza son aceptables, pero la inducción a formular preguntas es uno de los primeros métodos que aparece en las Escrituras. Incluso antes de que los israelitas salieran de Egipto, el Señor le indicó a Moisés que instituyera una práctica que despertaría interrogantes. La celebración de la Pascua tenía dos propósitos: les recordaría a los adultos la liberación provista por Dios e induciría a los hijos a preguntar sobre el tema (Éxodo 12:26).
«Por qué» quizá sea una pregunta molesta, pero también puede ser una maravillosa oportunidad de dar una razón de nuestra fe (1 Pedro 3:15). En vez de volvernos impacientes cuando los demás hacen preguntas, podemos dar gracias de que tengan una mente y un corazón dispuestos a aprender. Las preguntas nos dan la oportunidad de responder con amor y prudencia, al saber que nuestras palabras pueden tener consecuencias eternas.
—JAL
Las preguntas sinceras pueden generar respuestas que aumenten la fe.
Una palabra del Señor
Lectura: 1 Samuel 3:1-10
… la palabra del Señor escaseaba en aquellos días… —1 Samuel 3:1
El destacado predicador y teólogo Helmut Thielicke (1908-1986) soportó una gran oposición de parte del régimen nazi, en Alemania, durante las décadas de 1930 y 1940. Sin embargo, se mantuvo fiel a la proclamación de la presencia de Dios y el poder de Jesucristo durante un período desconcertante y difícil. El erudito Robert Smith dijo que, cuando Thielicke abordaba problemas y asuntos actuales en sus sermones, «buscaba responder la pregunta: “¿Hay algo que el Señor quiera decir?”».
¿Acaso no es esto lo que cada uno de nosotros está buscando hoy? ¿Qué ha dicho Dios que nos fortalezca y guíe para atravesar las dificultades y las oportunidades que enfrentamos?
En 1 Samuel 3, se describe un período en el que «la palabra del Señor escaseaba en aquellos días» (v. 1). Cuando Dios le habló al joven Samuel, el muchacho pensó erróneamente que estaba llamándolo el anciano sacerdote Elí. Este le dijo que respondiera a la voz de Dios, diciendo: «Habla, Señor, porque tu siervo oye» (v. 9). Samuel escuchó, y llegaron a conocerlo como un hombre que vivía fielmente y sin temor, «porque el Señor se manifestó a Samuel en Silo por la palabra del Señor» (v. 21).
Cuando abramos la Biblia, escuchemos un sermón o nos detengamos a orar, es un maravilloso ejercicio decir: «Señor Jesús, háblame. Estoy listo para escuchar y ansioso de obedecer».
—DCM
Dios habla a través de su Palabra a los que escuchan con el corazón.
NUESTRO PAN DIARIO
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