REFLEXION DE LA SEMANA
Por el Hermano Pablo
Se llamaba Pastor Pérez Gutiérrez. Tenía quince años de edad y vivía en Managua, Nicaragua. Un día recibió un fuerte regaño de su madre. El muchacho se sintió sumamente deprimido. Negros pensamientos invadieron su mente, y lo envolvió una mezcla de resentimiento y despecho junto con la sensación de no valer nada.
Con la voluntad vencida, la mente ofuscada y la razón perdida, el muchacho, que apenas estaba entrando a la vida, vio en su imaginación que se levantaba ante él una tétrica figura. Era la rama de un árbol, con una cuerda amarrada. Pastor Pérez Gutiérrez se dijo a sí mismo que la única solución para su vida era el suicidio, y tomando la fatal determinación, se encaminó al árbol en el patio de su casa. Allí amarró una soga a una de las ramas, y se colgó de ella. Quince años, nada más, y ya la carga de la vida le era demasiado pesada.
El suicidio de un joven nos conmueve hasta lo más profundo. Todo suicidio, toda derrota de un semejante, nos entristece, pero cuando oímos de algún joven que se suicida, sufrimos más. El que tiene toda una vida por delante, con tan brillantes oportunidades como ofrece la vida, y trunca todo en un instante, está despreciando lo más grande que posee: su futuro.
Además, Cristo ofrece vida en abundancia a todo el que sepa echar sus cargas sobre Él. La vida trae de todo —momentos malos y tristes, y días de dicha y alegría—, pero cada ser humano es una vida que Dios ha creado y que ninguno debe cortar antes que Dios lo llame.
El suicidio de un joven es un grave síntoma social. Algo anda muy mal cuando una criatura de quince años arma su brazo contra sí mismo. Eso dice muchísimo acerca de la falta de fe, del descreimiento, de la insensibilidad espiritual y de la furia contenida que existe en el ambiente en que vive ese joven.
Dios nos tiene en este mundo porque Él aquí nos necesita. Es cierto que en esta vida hay momentos de agonía, pero los hay también de profunda paz. Y la vida de cada uno de nosotros tiene, querámoslo o no, una influencia poderosa en otros que nos acompañan en este camino. Ellos dependen de nuestra estabilidad. No les neguemos nuestro brazo de ayuda.
Cristo quiere que pongamos nuestra confianza y nuestra vida entera en sus manos. Si aún no lo hemos hecho, rindámonos hoy mismo a Dios nuestro Creador.
*Tomado de http://www.conciencia.net / Fecha publicación: 3 de febrero de 2012
Nota: Este mensaje publicado, puede verlo en video como si fuera por TV, escucharlo como si fuera por radio, incluso imprimir este mensaje y muchísimos otros más en: www.conciencia.net. También puede ver el video en el siguiente link: http://www.youtube.com/watch?v=hRQHWN6MNvs
Por el Hermano Pablo
Se llamaba Pastor Pérez Gutiérrez. Tenía quince años de edad y vivía en Managua, Nicaragua. Un día recibió un fuerte regaño de su madre. El muchacho se sintió sumamente deprimido. Negros pensamientos invadieron su mente, y lo envolvió una mezcla de resentimiento y despecho junto con la sensación de no valer nada.
Con la voluntad vencida, la mente ofuscada y la razón perdida, el muchacho, que apenas estaba entrando a la vida, vio en su imaginación que se levantaba ante él una tétrica figura. Era la rama de un árbol, con una cuerda amarrada. Pastor Pérez Gutiérrez se dijo a sí mismo que la única solución para su vida era el suicidio, y tomando la fatal determinación, se encaminó al árbol en el patio de su casa. Allí amarró una soga a una de las ramas, y se colgó de ella. Quince años, nada más, y ya la carga de la vida le era demasiado pesada.
El suicidio de un joven nos conmueve hasta lo más profundo. Todo suicidio, toda derrota de un semejante, nos entristece, pero cuando oímos de algún joven que se suicida, sufrimos más. El que tiene toda una vida por delante, con tan brillantes oportunidades como ofrece la vida, y trunca todo en un instante, está despreciando lo más grande que posee: su futuro.
Además, Cristo ofrece vida en abundancia a todo el que sepa echar sus cargas sobre Él. La vida trae de todo —momentos malos y tristes, y días de dicha y alegría—, pero cada ser humano es una vida que Dios ha creado y que ninguno debe cortar antes que Dios lo llame.
El suicidio de un joven es un grave síntoma social. Algo anda muy mal cuando una criatura de quince años arma su brazo contra sí mismo. Eso dice muchísimo acerca de la falta de fe, del descreimiento, de la insensibilidad espiritual y de la furia contenida que existe en el ambiente en que vive ese joven.
Dios nos tiene en este mundo porque Él aquí nos necesita. Es cierto que en esta vida hay momentos de agonía, pero los hay también de profunda paz. Y la vida de cada uno de nosotros tiene, querámoslo o no, una influencia poderosa en otros que nos acompañan en este camino. Ellos dependen de nuestra estabilidad. No les neguemos nuestro brazo de ayuda.
Cristo quiere que pongamos nuestra confianza y nuestra vida entera en sus manos. Si aún no lo hemos hecho, rindámonos hoy mismo a Dios nuestro Creador.
*Tomado de http://www.conciencia.net / Fecha publicación: 3 de febrero de 2012
Nota: Este mensaje publicado, puede verlo en video como si fuera por TV, escucharlo como si fuera por radio, incluso imprimir este mensaje y muchísimos otros más en: www.conciencia.net. También puede ver el video en el siguiente link: http://www.youtube.com/watch?v=hRQHWN6MNvs
COICOM
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La causa del Señor
Lectura: Filipenses 1:12-18
… estoy puesto para la defensa del evangelio. —Filipenses 1:17
Finney, a los 29 años de edad y abogado profesional, estaba preocupado por la salvación de su alma. El 10 de octubre de 1821 se retiró a una zona boscosa cerca de su casa, para orar. Mientras estaba allí, tuvo una profunda experiencia de conversión. Escribió: «El Espíritu Santo […] parecía habermeatravesado, cuerpo y alma […]. En realidad, era como si hubiesen entrado olas de amor líquido».
Al día siguiente, se reunió con un cliente que había acudido a él para que lo representara legalmente. Finney le dijo: «Tengo un llamado del Señor Jesucristo para defender la causa de Dios, y no puedo ocuparme de la suya». Entonces, se retiró del ejercicio profesional y entró en el servicio al Señor. Más tarde, Dios lo utilizaría poderosamente para guiar a otros a Cristo.
El apóstol Pablo también fue llamado a abogar por la causa del Señor. Escribió: «… estoy puesto para la defensa del evangelio» (Filipenses 1:17). La palabra traducida «defensa» se usaba en el mundo antiguo en relación con un abogado que defendía su causa en un tribunal. Todos los creyentes son llamados a comunicar la maravillosa noticia de la gracia salvadora de Dios. «Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos ennombre de Cristo: Reconciliaos con Dios» (2 Corintios 5:20).
¡Qué privilegio que Dios nos utilice para guiar a otros a Cristo!
—HDF
La buena noticia de Cristo es demasiado buena para no darla.
Seis grados de separación
Lectura: Isaías 55:8-11
… mi palabra […] no volverá a mí vacía… —Isaías 55:11
Hace 80 años, el autor húngaro Frigyes Karinthy escribió un cuento corto titulado Cadenas, donde presentaba la idea de que cualquier par de personas en el mundo estaban vinculadas a través de, a lo sumo, cinco conocidos. Actualmente, esta tesis ha resurgido y suele llamársela Seis grados de separación. Porsupuesto, es una teoría aún no comprobada. Pero hay una dinámica que hace que nos relacionemos con otras personas alrededor del planeta: la sabiduría y la providencia de Dios que actúa a través de su Palabra para llevar a cabo la voluntad del Señor.
Hace unos años, recibí una carta de un hombre a quien no conocía, donde me decía que una nota que yo le había mandado a un amigo que vivía cerca de allí lo había animado en un momento de agotamiento y profunda desesperación. Ese amigo al que yo le había enviado la nota, se la mandó a otro amigo, y así sucesivamente, hasta que la recibió el hombre que me escribió.
Puede suceder que una palabra sencilla dada con amor, guiada por la sabiduría de Dios y llevada sobre las alas del Espíritu tenga consecuencias eternas en la vida de alguien.
¿No deberíamos acaso llenarnos de la Palabra de Dios y transmitírsela a otros, orando para que el Señor la utilice para concretar sus propósitos? (Isaías55:1).
—DHR
Como la flor no puede decir qué será de su fragancia, tampoco nosotros anticipar cuál será nuestra influencia.
NUESTRO PAN DIARIO
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La causa del Señor
Lectura: Filipenses 1:12-18
… estoy puesto para la defensa del evangelio. —Filipenses 1:17
Finney, a los 29 años de edad y abogado profesional, estaba preocupado por la salvación de su alma. El 10 de octubre de 1821 se retiró a una zona boscosa cerca de su casa, para orar. Mientras estaba allí, tuvo una profunda experiencia de conversión. Escribió: «El Espíritu Santo […] parecía habermeatravesado, cuerpo y alma […]. En realidad, era como si hubiesen entrado olas de amor líquido».
Al día siguiente, se reunió con un cliente que había acudido a él para que lo representara legalmente. Finney le dijo: «Tengo un llamado del Señor Jesucristo para defender la causa de Dios, y no puedo ocuparme de la suya». Entonces, se retiró del ejercicio profesional y entró en el servicio al Señor. Más tarde, Dios lo utilizaría poderosamente para guiar a otros a Cristo.
El apóstol Pablo también fue llamado a abogar por la causa del Señor. Escribió: «… estoy puesto para la defensa del evangelio» (Filipenses 1:17). La palabra traducida «defensa» se usaba en el mundo antiguo en relación con un abogado que defendía su causa en un tribunal. Todos los creyentes son llamados a comunicar la maravillosa noticia de la gracia salvadora de Dios. «Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos ennombre de Cristo: Reconciliaos con Dios» (2 Corintios 5:20).
¡Qué privilegio que Dios nos utilice para guiar a otros a Cristo!
—HDF
La buena noticia de Cristo es demasiado buena para no darla.
Seis grados de separación
Lectura: Isaías 55:8-11
… mi palabra […] no volverá a mí vacía… —Isaías 55:11
Hace 80 años, el autor húngaro Frigyes Karinthy escribió un cuento corto titulado Cadenas, donde presentaba la idea de que cualquier par de personas en el mundo estaban vinculadas a través de, a lo sumo, cinco conocidos. Actualmente, esta tesis ha resurgido y suele llamársela Seis grados de separación. Porsupuesto, es una teoría aún no comprobada. Pero hay una dinámica que hace que nos relacionemos con otras personas alrededor del planeta: la sabiduría y la providencia de Dios que actúa a través de su Palabra para llevar a cabo la voluntad del Señor.
Hace unos años, recibí una carta de un hombre a quien no conocía, donde me decía que una nota que yo le había mandado a un amigo que vivía cerca de allí lo había animado en un momento de agotamiento y profunda desesperación. Ese amigo al que yo le había enviado la nota, se la mandó a otro amigo, y así sucesivamente, hasta que la recibió el hombre que me escribió.
Puede suceder que una palabra sencilla dada con amor, guiada por la sabiduría de Dios y llevada sobre las alas del Espíritu tenga consecuencias eternas en la vida de alguien.
¿No deberíamos acaso llenarnos de la Palabra de Dios y transmitírsela a otros, orando para que el Señor la utilice para concretar sus propósitos? (Isaías55:1).
—DHR
Como la flor no puede decir qué será de su fragancia, tampoco nosotros anticipar cuál será nuestra influencia.
NUESTRO PAN DIARIO
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Respuestas sobre la familia:
¿Por qué cuidar a los ancianos?
Hay dos recodos fundamentales en la vida: el paso de la infancia a la edad adulta y el paso de la edad adulta a la vejez... La vejez es una realidad concreta, durable, vivida, que plantea problemas prácticos. Cuando hablamos de la vejez, rápidamente llega a nuestra mente la palabra muerte; aunque si bien es cierto, siempre ha existido la muerte, tanto para niños, jóvenes, adultos o ancianos... la muerte no es exclusiva del anciano.. Pero, el punto que quiero no tocar, no es necesariamente la muerte, el punto que me atrae ahora, es el cuidado de nuestros ancianos, el cuidado de nuestros familiares en la etapa senil. Continue leyendo...
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Cita célebre:
La libertad cristiana
“La libertad cristiana incluye el derecho de abstenerse de actividades que son legítimas [que no van directamente en contra de un principio bíblico], si uno está convencido en su propia mente que tal cosa es la voluntad de Dios para uno personalmente. La libertad cristiana no incluye el derecho de insistir en que otros también se abstengan, simplemente porque yo lo hago. Mucho menos incluye el derecho a juzgarlos como sub-espirituales porque su elección personal en un curso de acción es diferente.”Sam Storms
Preguntas de reflexión: ¿Estoy ejerciendo mi libertad cristiana en forma apropiada sin juzgar a mis hermanos? Si mi actitud no es la correcta, ¿qué debo hacer para ponerme a cuentas con Dios en esta área de mi vida?
Para compartir con nosotros tu respuesta, favor de ir a este ENLAC
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Noticias alrededor del mundo
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Extranjeros detenidos en el CIE Madrid podrán recibir asistencia religiosa evangélica Norteamérica / Tecnología:
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Recursos recomendados para el ministerio:
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Interesante sección de Preguntas y Respuestas:
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Dibujos animados con la historia de JonásEnlace.
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