Como
aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros… (v. 13).
Lectura:
Isaías 66:12-16
La
Biblia en un año: Lucas 1:57-80
Mi
amiga me confió el privilegio de sostener a su preciosa hija de cuatro días de
edad. Poco después de tomarla en mis brazos, la bebé empezó a protestar. La
abracé un poco más, puse suavemente mi mejilla contra su cabeza, y empecé a
hamacarla y a tararearle con delicadeza para calmarla. A pesar de mis denodados
esfuerzos y mis más de quince años de criar hijos, no lo logré. Se ponía cada
vez peor, hasta que volví a colocarla en el hueco arrullador del brazo de su
mamá. La paz la envolvió casi de inmediato; dejó de llorar y su cuerpecito
recién nacido se relajó en la seguridad en la que ya confiaba. Mi amiga sabía
exactamente cómo sostener y palmear a su hijita para aliviar su malestar.
Dios
consuela a sus hijos como lo hace una madre: mostrando ternura, confiabilidad y
diligencia al esforzarse para calmar a su bebé. Cuando estamos cansados o
decepcionados, el Señor nos arrulla cariñosamente en sus brazos. Como nuestro
Padre y Creador, nos conoce íntimamente. Por eso, podemos decir con el profeta:
«¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que
concentran en ti sus pensamientos!» (Isaías 26:3 ntv).
Cuando
los problemas nos agobien, el consuelo está en saber que Él nos protege y lucha
por nosotros, sus hijos, como un padre amoroso.
— kh
Señor,
abrázame fuerte.
El
consuelo de Dios nos calma por completo.
¿Por
qué cosas te conocen?
[Moisés
tuvo] por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los
egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón (v. 26).
Lectura:
Hebreos 11:23-28
La
Biblia en un año: Lucas 1:39-56
En
un antiguo campo de concentración japonés en China, hay una lápida dedicada a
un hombre que murió allí en 1945, que dice: «Eric Liddell nació en Tianjin en
1902, hijo de escoceses. Su carrera alcanzó la cima al ganar la medalla de oro
en la competición de 400 metros en los Juegos Olímpicos de 1924.
Posteriormente, regresó a China a trabajar como maestro en Tianjin […]. Pasó
toda su vida alentando a los jóvenes a hacer todo lo posible para el
mejoramiento de la humanidad».
Para
muchos, el mayor logro de Eric fue en la esfera deportiva, pero también se lo
recuerda por su contribución a la juventud de Tianjin, en China, país en donde
nació y al que amaba. Vivió y sirvió por fe.
¿Por
qué cosas se acordarán de nosotros? Nuestros logros académicos, posición
laboral o éxito financiero quizá nos concedan el reconocimiento de los demás,
pero lo que perdurará después de que hayamos partido es el trabajo silencioso
que hayamos hecho en la vida de otras personas.
Hebreos
11, el capítulo de la fe en la Biblia, recuerda a Moisés como alguien que
prefirió ponerse del lado de los israelitas en vez de disfrutar de los tesoros
de Egipto (v. 26). Guió y sirvió por fe al pueblo de Dios.
Señor,
muéstrame hoy cómo puedo marcar una diferencia en la vida de los demás.
El
éxito verdadero es la fidelidad a Dios.
Nuestro
Pan Diario
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NOTICIAS CRISTIANAS
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