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jueves, 9 de marzo de 2017

Se cometieron errores



… ¿Quién tiene oro? Apartadlo. Y me lo dieron, y lo eché en el fuego, y salió este becerro (v. 24).
La Biblia en un año: Marcos 11:19-33
«Se cometieron errores», dijo un gerente mientras se refería a la actividad ilegal en la que se había involucrado su empresa. Parecía afligido, pero les echaba la culpa a otros, sin admitir que él había hecho algo malo.
Algunos «errores» son simplemente errores: conducir en la dirección equivocada, olvidarse de poner la alarma y que la comida se queme, calcular mal el saldo de la cuenta bancaria. Pero, además, hay actos deliberados que van mucho más allá, a los que Dios llama pecado. Cuando Dios le preguntó a Adán y a Eva por qué habían desobedecido, de inmediato, se culparon el uno al otro (Génesis 3:8-13). Aarón negó su responsabilidad cuando el pueblo hizo un becerro de oro para adorar en el desierto. Le explicó a Moisés: «me […] dieron [oro], y lo eché en el fuego, y salió este becerro» (Éxodo 32:24). Como si dijera: «Se cometieron errores».
A veces, es más fácil culpar a otro que admitir nuestros errores. Así de peligroso es también intentar minimizar nuestro pecado, llamándolo «un simple error», y no reconocer su verdadera naturaleza.
Cuando asumimos la responsabilidad, reconociendo nuestro pecado y confesándolo, el Señor «es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1:9). Dios ofrece a sus hijos perdón y restauración.
Señor, enséñame a confesar mis pecados.
El primer paso para recibir el perdón de Dios es admitir que lo necesitamos.

Pintar un retrato
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús (v. 5).
La Biblia en un año: Marcos 11:1-18
La Galería Nacional de Retratos, en Londres, Inglaterra, alberga un tesoro de pinturas de diversas épocas; entre ellas, 166 imágenes de Winston Churchill y 94 de William Shakespeare. En el caso de los retratos más antiguos, quizá nos preguntemos: ¿Eran realmente como se ven?
Por ejemplo, hay ocho cuadros del patriota escocés William Wallace, (aprox. 1270 – 1305) pero es evidente que no tenemos fotos para compararlos. ¿Cómo sabemos si los artistas lo representaron fielmente?
Algo similar podría ocurrir con la semejanza de Jesús. Sin darse cuenta, quienes creen en Cristo están dejando una imagen de Él en los demás. No con pinceles ni óleos, sino con sus actitudes, sus acciones y sus amistades.
¿Estamos pintando un retrato que muestra cómo es el corazón de Dios? Esto le preocupaba al apóstol Pablo; por eso, escribió: «Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús» (Filipenses 2:5). En su deseo de representar fielmente al Señor, exhortó a sus seguidores a reflejar humildad, sacrificio personal y compasión hacia los demás.
Alguien dijo: «Somos el único Jesús que algunas personas verán en toda su vida». Si procedemos «con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a [uno] mismo» (v. 3), mostraremos al mundo el corazón y la actitud de Jesús.
Señor, que mi vida muestre cómo eres.
El sacrificio de Cristo por nosotros nos motiva a sacrificarnos por los demás.
Nuestro Pan Diario
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