¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno?… (v. 4).
Lectura: Romanos 14:1-12
La Biblia en un año: Lucas 3
Cuando unos alumnos del sudeste de Asia conocieron a
un maestro norteamericano, este aprendió una lección. Después de tomarle a la
clase un examen de elección múltiple, se sorprendió al ver que no habían
contestado muchas preguntas. Mientras les devolvía las hojas corregidas,
sugirió que, la próxima vez, en lugar de dejar el espacio en blanco, eligieran
una respuesta al azar. Sorprendido, uno de los alumnos levantó la mano y
preguntó: «¿Y si, por casualidad, elijo la respuesta correcta? Implicaría que
la sé, pero no es cierto». El alumno y el maestro tenían perspectivas y
prácticas diferentes.
En la época del Nuevo Testamento, los judíos y los
gentiles convertidos a Cristo llegaban con perspectivas tan diferentes como las
de Oriente y Occidente. Poco después, no coincidían en temas como qué días
adorar y qué podía comer o beber un seguidor de Cristo. El apóstol Pablo los
instó a recordar algo importante: nadie está en condiciones de conocer ni
juzgar el corazón de otra persona.
Para mantener la armonía entre los creyentes, Dios nos
exhorta a entender que somos responsables ante Él, y a actuar conforme a su
Palabra y nuestra conciencia. Solo Él está en condiciones de juzgar las
actitudes de nuestro corazón (Romanos 14:4-7).
Señor, que no juzguemos a quienes ven las cosas de
manera diferente.
Sé lento para juzgar a los demás, pero rápido para
juzgarte a ti mismo.
Tú
no
… haz como has dicho. Permanezca, pues, y sea
engrandecido tu nombre para siempre… (vv. 23-24).
Lectura: 1 Crón 17:1-4, 16-25
La Biblia en un año: Lucas 2:25-52
David había hecho los planos. Diseñó el mobiliario,
reunió los materiales, organizó todo (ver 1 Crónicas 28:11-19), pero el primer
templo que se construyó en Jerusalén se conoce como el templo de Salomón, no de
David.
El Señor había dicho: «Tú no» (1 Crónicas 17:4). Había
decidido que Salomón, el hijo de David, construyera el templo. La reacción de
David ante esta negativa fue ejemplar. Se enfocó en lo que Dios haría, no en lo
que él no podría hacer (1 Crónicas 17:16-25). Mantuvo un espíritu de gratitud,
hizo todo lo que pudo y consiguió hombres talentosos para que ayudaran a
Salomón en la construcción (ver 1 Crónicas 22).
Un comentarista bíblico escribió: «Tal vez tengamos
que aceptar que el servicio que anhelamos no es aquello para lo que Dios nos ha
llamado […]. Como David, quizá nos espere algo más grandioso».
David deseaba que el Señor fuera glorificado, no él.
Con fidelidad, hizo todo lo que pudo por el templo de Dios, colocando un
fundamento sólido para aquel que viniera después de él para concluir la obra.
¡Que nosotros, del mismo modo, aceptemos la tarea que el Señor ha elegido para
darnos y que lo sirvamos con un corazón agradecido! Nuestro Dios amoroso está
haciendo algo «más grandioso».
Señor, que nuestras esperanzas y sueños más íntimos
coincidan con los tuyos.
Dios tal vez esconda el propósito de sus caminos, pero
sus caminos siempre tienen sus propósitos.
Su
rostro maravilloso
Buscad al Señor y su poder; buscad su rostro
continuamente (v. 11).
Lectura: 1 Crónicas 16:8-27
La Biblia en un año: Lucas 2:1-24
Mi hijo de cuatro años está llenó de preguntas, y
habla todo el tiempo. Me encanta charlar con él, pero ha desarrollado un
feo hábito de hablarme dándome la espalda. Muchas veces, termino diciendo: «No
te escucho. Por favor, mírame cuando me hablas».
A veces, pienso que Dios quiere decirnos lo mismo; no
porque no pueda oírnos, sino porque tendemos a hablar con Él sin «mirarlo».
Oramos, pero seguimos envueltos en nuestras preguntas y enfocados en nosotros
mismos, olvidándonos de quién es Aquel al que elevamos nuestra oración. Como mi
hijo, hacemos preguntas sin prestar atención a la persona a quien le hablamos.
Muchas de nuestras preocupaciones se resolverían mejor
si recordáramos quién es Dios y lo que Él ha hecho. Si tan solo reenfocamos
nuestra mirada, encontramos consuelo en lo que ya sabemos de su carácter: el
Señor es amoroso, perdonador, soberano y bondadoso.
El salmista estaba convencido de que debíamos buscar
constantemente el rostro de Dios (Salmo 105:4). Cuando David designó líderes
para la adoración y la oración, alentó al pueblo a alabar al Señor por sus
atributos y su fidelidad en el pasado (1 Crónicas 16:8-27).
Al volver nuestra mirada hacia el rostro precioso de
Dios, hallamos fortaleza y consuelo aun en la incertidumbre.
— ap
Señor, que la luz de tu rostro brille sobre nosotros.
Buscar el rostro de Dios puede fortalecer nuestra fe.
Nuestro Pan Diario
-----------------------------------------------------------------------------
NOTICIAS CRISTIANAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario