Porque
partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, […] en todo lugar
vuestra fe en Dios se ha extendido (v. 8).
Lectura:
1 Tes 1:1-10
La
Biblia en un año: Marcos 3
El
proyecto Texto viral de la Universidad Northeastern de Boston está estudiando
cómo se difundía en el siglo xix el material impreso a través de los
periódicos, la red social de esa época. Si un artículo se reimprimía 50 veces o
más, lo consideraban «viral» para la era industrial. Un informe de la revista
Smithsonian señala que un artículo de aquel siglo, que describía que los
seguidores de Jesús habían sido ejecutados por su fe, apareció en, al menos,
110 publicaciones.
Cuando
el apóstol Pablo les escribió a los cristianos en Tesalónica, los felicitó por
su testimonio valiente y gozoso de Jesús: «partiendo de vosotros ha sido
divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que
también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido» (1 Tesalonicenses
1:8). El mensaje del evangelio se viralizó a través de estas personas
cuyas vidas Jesucristo había transformado. A pesar de las dificultades y la
persecución, no podían quedarse callados.
Los
que conocemos al Señor, comunicamos la historia del perdón y la vida eterna en
Cristo a través de nuestros corazones generosos, manos colaboradoras y palabras
sinceras. El evangelio transforma nuestra vida y la de aquellos con quienes nos
relacionamos.
Señor,
ayúdame a dar testimonio de ti a través de mi vida hoy.
No
hay mejor noticia que el evangelio… ¡corre la voz!
Árbol
de río
…
será como el árbol plantado junto a las aguas… (v. 8).
Lectura:
Jeremías 17:5-10
La
Biblia en un año: Marcos 2
Era
un árbol envidiable. Por haber crecido en un terreno junto al río, no tenía que
preocuparse por el pronóstico del tiempo, las tórridas temperaturas ni un
futuro incierto. Nutrido y refrescado por el río, pasaba sus días elevando las
ramas hacia el sol, sosteniendo la tierra con sus raíces, purificando el aire
con sus hojas y brindando sombra a todos los que necesitaban refugiarse del
calor.
A
manera de contraste, el profeta Jeremías se refirió a una retama (Jeremías
17:6). Cuando cesaban las lluvias y el sol estival resecaba la tierra, el
arbusto se marchitaba y no podía dar sombra ni fruto a nadie.
¿Por
qué compara el profeta un árbol floreciente con un arbusto reseco? Quería que
su pueblo recordara lo sucedido desde el rescate milagroso de los campos de
esclavitud en Egipto. Durante 40 años en el desierto, habían vivido como un
árbol plantado junto a un río (2:4-6), pero la prosperidad de la tierra
prometida les había hecho olvidar su propia historia, y depender de sí mismos y
de dioses fabricados por ellos (vv. 7-8); al punto de querer volver a Egipto
(42:14).
Por
eso, a través de Jeremías, Dios exhortó con amor a los olvidadizos israelitas,
y también nos exhorta a nosotros a confiar en Él y ser como el árbol… no como
la retama.
Señor,
ayúdame a recordar tus bendiciones del pasado.
Recordemos
en los buenos tiempos lo que aprendimos durante los días difíciles.
El
genio de la basura
…
una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo (v. 25).
Lectura:
Juan 9:1-11
La
Biblia en un año: Mateo 27:51-66
Noah
Purifoy empezó como artista de «recolección» con tres toneladas de escombros de
los vandalismos de 1965 en una zona de Los Ángeles, Estados Unidos. Desde
ruedas de bicicletas rotas y bolas de boliche hasta llantas desechadas y
televisores dañados —cosas ya inservibles—, él y un colega crearon esculturas
que transmitían un enérgico mensaje sobre cómo la sociedad moderna «descarta» a
las personas. Un periodista se refirió a Purifoy como «el genio de la basura».
En
la época de Jesús, muchos consideraban que quienes tenían enfermedades y
problemas físicos eran pecadores a quien Dios estaba castigando. Entonces, los
evitaban e ignoraban. Pero, cuando Jesús y sus discípulos se encontraron con un
hombre que había nacido ciego, el Señor explicó que su estado no se debía al
pecado, sino que era una ocasión para ver el poder de Dios: «Entre tanto que
estoy en el mundo, luz soy del mundo» (Juan 9:5). El ciego siguió las
indicaciones de Jesús y pudo ver.
Cuando
las autoridades religiosas le preguntaron, él simplemente contestó: «una cosa
sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo» (v. 25).
Jesús
sigue siendo el gran «genio de la basura» del mundo. El pecado nos dañó a
todos, pero Él toma nuestras vidas rotas y crea una nueva.
Señor,
te agradezco por tu gracia asombrosa.
Jesús
es el restaurador de la vida.
Nuestro
Pan Diario
No hay comentarios:
Publicar un comentario