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sábado, 18 de marzo de 2017

Una risita en la oscuridad



Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree […] tenga vida eterna (Juan 3:16).
Lectura: Juan 11:17-27
La Biblia en un año: Mr 7:1-13
Un artículo del Washington Post, titulado «Último proyecto de los titanes de la tecnología: Desafío a la muerte», hablaba de los esfuerzos de Peter Thiele y otros magnates tecnológicos por extender la vida indefinidamente. Están dispuestos a gastar millones en ese proyecto.
Llegaron un poco tarde. ¡La muerte ya fue vencida! Jesús declaró: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente» (Juan 11:25-26). Todos los que ponen su fe en Él nunca jamás morirán.
Para ser claros, nuestros cuerpos morirán; y no hay nada que se pueda hacer para cambiar esta realidad. Pero el pensamiento, el razonamiento, el sentimiento y toda la parte inmaterial de nuestro ser —lo que llamamos el «yo»— nunca morirá.
Y esto es lo mejor de todo: ¡es un regalo! Lo único que tienes que hacer es recibir la salvación que ofrece Jesús. C. S. Lewis, reflexionando en esto, lo describe como una especie de «risita en la oscuridad»: una sensación de que la respuesta es algo sumamente sencillo.
Algunos dicen: «Es demasiado sencillo». A lo que yo respondo: «Está bien. Pero si Dios te amaba antes de que nacieras y quiere que vivas con Él para siempre, ¿por qué iba a hacerlo difícil?».
Señor Jesús, perdona mis pecados. Te acepto como mi Salvador.
Cristo reemplazó la puerta oscura de la muerte con el portal radiante de la vida.

Anillo de invisibilidad
Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz… (v. 20).
Lectura: Juan 3:16-21
La Biblia en un año: Marcos 6:30-56
El filósofo griego Platón (aprox. 427-348 a.C.) encontró una manera creativa de revelar el lado oscuro del corazón humano. Relató la historia de un pastor que, inocentemente, descubrió un anillo de oro que habían escondido en lo profundo de la tierra. Un día, un gran terremoto abrió una antigua tumba en la ladera de un monte y dejó el anillo a la vista del pastor. Accidentalmente, también descubrió que aquel anillo tenía la capacidad mágica de hacer que el portador se volviera invisible cuando quisiera. Pensando en la invisibilidad, Platón formuló esta pregunta: Si las personas no tuvieran que preocuparse de ser atrapadas y castigadas, ¿resistirían la tentación de hacer lo malo?
En el Evangelio de Juan, encontramos que Jesús lleva esta idea en el sentido contrario. Allí, como el buen Pastor, el Señor habla de corazones que permanecen escondidos en la oscuridad para ocultar lo que hacen (Juan 3:19-20). No está centrando la atención en nuestro deseo de escondernos a fin de condenarnos, sino para ofrecernos salvación por medio de Él (v. 17). Como el Pastor de nuestros corazones, saca a la luz lo peor de la naturaleza humana, para mostrarnos cuánto nos ama (v. 16).
Dios, en su misericordia, nos invita a salir de la oscuridad y seguir en la luz.
Señor, quiero andar obedientemente en la luz de tu verdad.
La oscuridad del pecado se desvanece cuando se revela la luz de Cristo.

Gracia total
… Jesús le dijo: Ni yo te condeno… (Juan 8:11).
La Biblia en un año: Marcos 4:1-20
La enseñanza de Jesús sobre los ideales absolutos y la gracia total parece contradictoria.
Jesús nunca rebajó el ideal de la perfección. Al joven rico, le dijo: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto» (Mateo 5:48). Y a un experto en la ley, que le preguntó sobre el mandamiento más importante, le explicó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente» (22:37). Nadie ha cumplido perfectamente estos mandamientos.
Sin embargo, el mismo Jesús ofrece tiernamente gracia total. Perdonó a una adúltera, a un ladrón en la cruz, a un discípulo que negó conocerlo y a un hombre llamado Saulo que perseguía a los cristianos. La gracia es absoluta y para todos, y alcanza incluso a aquellos que clavaron a Jesús en la cruz. «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» rogó el Señor mientras agonizaba (Lucas 23:34).
Durante años, me sentía tan indigno al considerar los ideales absolutos de Jesús, que no captaba la idea de la gracia. Sin embargo, cuando entendí este mensaje dual, descubrí que el concepto de la gracia emana a través de la vida y las enseñanzas de Cristo.
La gracia es para todos los que no pueden seguir adelante por sí solos. La gracia es para todos.
Señor, tu gracia me asombra. Quiero hoy disfrutarla.
Jesús cumplió los requisitos perfectos de la ley para que podamos disfrutar de la paz perfecta de su gracia.
Nuestro Pan Diario

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